Por el Dr. Misael Pérez Montero.
País
Vasco-España;-El hemisferio en el que
estamos inmersos denominado ó llamado occidente, Europa Occidental y América, siempre
se ha caracterizado, salvo raras excepciones, por tener ó disponer de un sistema
judicial muy frágil y fácil de vulnerar debido a que la justicia siempre ha
sido y es administrada por hombres y mujeres quizás muy calificado/as en
términos jurídicos pero poco preparado/as en términos morales y éticos y nuestra
nación, República Dominicana, como país occidentalita no está exenta de esa
macabra realidad.
En cuanto a la
preparación teórica jurídica me consta que los administradores de
nuestro sistema judicial como son los jueces, fiscales y policías, indudablemente
exhiben y disponen de una gran preparación académica. ¿Pero podríamos decir lo
mismo en relación a lo que verdaderamente deberían tener, una base moral y
ética?
¡Pues no! Porque sin duda alguna esta última parte deja mucho
que desear, ya sea por el modelo político y/o jurídico de la nación donde se
encuentren ejerciendo ó desempeñando sus funciones, por ejemplo dentro de las
monarquías (modelo jurídico obsoleto y pragmático) ó el sistema capitalista
(calificado de modelo jurídico comercial y burocrático), o por convicción
propia de ser más comerciantes que justicieros.
El método utilizado por nuestros jueces, fiscales y policías
sigue siendo el mismo empleado desde la fundación de nuestra amada República,
la corrupción, la extorsión, y el macuteo judicial ó policial. Con todas estas
debilidades y carencia del que es objeto nuestro sistema judicial aun así habría
que reconocer que a partir de los años noventa (1990) hemos logrado en menor o
mayor proporción ciertas mejorías en comparación a tiempos pasados. Gracias a
los cambios socio-políticos que nuestra
sociedad como estado moderno ha logrado a través presión social. Obligando así a estos por lo menos a tapar ó
guardar las apariencias.
No estaría de más y sería bueno señalizar a los protagonistas
de esta historia de que estos pequeños síntomas de mejoría que presenta nuestro
sistema judicial, gracias al buen lavado de cara que sus administradores han
sabido darle, era todo cuanto nuestra sociedad deseaba y/o necesita pues no.
Señores no olviden que estas son petaca minuta en comparación a las exigencias
que las nuevas generaciones traerán consigo.
Me apena decirlo pero es la cruda y dura realidad nuestro
país habrá surgido como estado independiente, gracias al esfuerzo de un
conjunto de hombres y mujeres que amaban y soñaban con crear una patria justa y
con este nace también su sistema judicial, ahora bien, ¿Este ultimo cumple para
con los fines que fue creado? Por desgracia no, ya que se quedó estancado, esclavo
y a merced de sus administradores (Jueces, Fiscales, Policías) capaces de
venderles el alma al Diablo por dinero.
Digo todo esto porque si mi memoria no me engaña y mis
recuerdos siguen siendo los mismos de un infante curioso, capaz de desvelarse
leyendo un periódico, ha mediado de los años ochenta (80), era y es un secreto
a voces de que nuestros tribunales judiciales
eran y son disfuncionales y que dentro de ellos, a través de sus
administradores (jueces y fiscales), se pueden comprar sentencias vía telefónicas,
es decir, cuando un imputado es llevado a juicio, si es de clase media ó rica,
ya este sabe la sentencia o veredicto que recibirá.
Todo esto consiste en un conjunto de apadrinamiento
político, para con los fiscales y un trueque comercial (dinero a cambio de
libertad) para con los jueces como si se
tratase de la comercialización de un producto en uno que otro mercado. Esta
paradoja comercial de la que fuere, es, y posiblemente siga siendo víctima
nuestro sistema judicial consiste en tres perdamos ó escalones difíciles de
escalar para un ciudadano de a pie:
1º Primer escalón:
Una vez que el “imputado o acusado” es
conducido a la dotación policial correspondiente se intenta sobornar a los
policías a través de sus grandes jerarcas. Pero si por mala suerte el
expediente de tal o cual ciudadano no lograba resolverse en los cuarteles
policiales, debido a la envergadura del caso, entonces es remitido a los tribunales de
justicia. A este tipo de soborno tienen acceso todas las clases sociales de
nuestro país.
2º Segundo escalón:
Una vez el expediente era recibido en
los juzgados “el imputado o acusado” tenía que gestionar, a través de un
familiar amigo o conocido, una llamada
que baya desde cualquier despacho del palacio presidencial al fiscal que llevaba
el caso como parte acusatoria o defensora del estado, ya que no es un secreto
para nadie que estos (los fiscales) influyen un 60% en la condena o libertad de
un acusado. Convirtiéndose esta llamada en una segunda posibilidad para lograr
la libertad deseada. A este tipo de privilegio solo tiene acceso la clase
media-alta y rica.
3º Tercer y último escalón:
En caso de que el Juez y el
Fiscal no sean amigos ó compañeros de partido entonces el “imputado o acusado”
tendrá que tener un buen apellido y tener los bolsillos llenos para negociar y
llegar a un buen acuerdo comercial con el juez encargado de juzgarte y
sentenciarte de tal forma que pueda ser descargado de todas las culpas y delitos.
La forma más descarada usada por estos se llama “Descargo
por faltas de pruebas”. “De ahí el refrán de que en nuestro país se venden y se
compran sentencias por teléfono”. Por tanto estos son los tres métodos,
anteriormente señalados, para conseguir la tan deseada libertad, de lo
contrario, se pierden el expediente y te vas a la cárcel de la vitoria, najayo
ó cualquier otra solo con el billete de ida.
Sin duda alguna nuestros ministros de justicia, mas por
temor que por amor al deber cumplido, los únicos expedientes que investigan y escudriñan detenidamente son aquellos que tienen que ver con asuntos políticos
y aquellos expedientes que relacionan directa o indirectamente a la Embajada
Norteamericana, como son los casos de extradición por drogas u otros asuntos.
Esto se debe a la magnitud y la complejidad que estos casos envuelven.
Dr. Misael Pérez Montero. |
En mi opinión nuestro sistema judicial obligatoriamente puede
y debe mejorar, pero es con la clara y sinceras intenciones de aquellos que la
administran jueces, fiscales y policías, ya que nuestra sociedad exige y demanda
de una justicia plural. Necesitamos de administradores de la justicia cuya moral
y ética sea incuestionable, firme e intachable. Sé que es difícil pero más
difícil ha sido construir esta gran nación llamada Dominicana.
¿Al parecer nuestros Jueces, Fiscales y Policías han
interpretado al dedillo la lectura de los Diálogos de Platón? ¡Que dice! “La
justicia es divina y emana del cielo, por tanto, es un concepto abstracto y corresponde
a Dios impartirla, en la tierra solo se imparte Ley y esta como concepto
concreto es aplicable al hombre”. ¡De ahí lo del trueque comercial en nuestro
sistema judicial (trueque significa comercio y este a su vez es un bien
material)!
Dr. Misael Pérez Montero.
Periodista, Politólogo, Dirigente Barrial y Presidente del
P.L.D en País Vasco.
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