EL GUIÓN.- Los oponentes de Leonel
Fernández que se desplazan por la estrecha avenida de la sociedad civil
están contraviniendo las leyes de la democracia. Se hicieron a la idea,
desde antes de abandonar el poder, de que manejaría a su antojo los
poderes públicos, y ahora, ante determinados resultados, se dedican a
descalificar a los incumbentes. El último objetivo es la fiscal del
Distrito Nacional Yeni Berenice Reynoso, pero antes habían hecho lo
mismo con el Procurador General Francisco Domínguez Brito, y con el
presidente de la Suprema Corte de Justicia Mariano Germ‡n, y con el
presidente del Tribunal Superior Electoral Mariano Rodríguez, y que no
habrán dicho del presidente de la Junta Central Electoral Roberto
Rosario.
El guión es bueno, pero la película mala, y difícilmente pueda
ganar un premio en Cannes. La realidad se impone, y no es verdad que con
juicios apresurados o interesados van a afectar moralmente a los
titulares de las instancias m‡s importantes del país. La que permite eso
que llaman institucionalidad, y que mucha gente tiene en la boca, pero
poca entiende, o asimila...
UNA BAJEZA.-La situación es
grave porque las descalificaciones operan en un ambiente de bajeza
moral. Como el hackeo ahora es norma de vida pública, todas las
personalidades están expuestas. De la fiscal del Distrito Nacional se
descubrió que cursaba una maestría en una universidad extranjera, y que
era vía Funglode. Entonces se dijeron dos cosas, igualmente malas, y
falsas: la primera, que era becaria de esa institución, creando las
condiciones para acusarla de conflicto de intereses; y la segunda, que
archivó el sometimiento de Guillermo Moreno a Leonel Fernández en pago a
ese favor, ya recibido. También se dijo que no podía actuar de otro
modo, ya que fue nombrada en el cargo por el anterior Procurador
Radhames Jiménez, que era y sigue siendo un hombre cercano al ex
presidente. Se impone la pregunta. Si se sabía que era becaria de
Funglode y que debía a Jiménez su designación como fiscal de la Capital
¿ por qué se llevó por ante su despacho el sometimiento al ex
mandatario, si era fácil advertir que no progresaría ?...
EL AGRAVIO.-La idea evidente fue comprobar a posteriori lo que se planteó a priori:
que Leonel Fernández cuenta con la buena disposición de los encargados
de los poderes públicos, que está blindado ante la justicia, y que no
hay nada que lo toque o afecte en esa jurisdicción. Sin embargo, eso no
fue suficiente. Hubo que desdorar la imagen pública de la fiscal Yeni
Berenice Reynoso, desflorarla en la calle y presentarla como
representante de intereses particulares. En este caso, políticos. La
verdad, no obstante, era otra. Ella paga su maestría y no le debe favor a
Funglode, ni a su presidente, ahora sujeto a persecución; y tampoco fue
nombrada ñ en su actual cargo -- por capricho del entonces Procurador
RadhamËs Jiménez. Lo ganó a pulso en un concurso, venciendo a otros
profesionales calificados. No tiene pecados que la avergüencen, y sí
hay que reconocer que fue víctima de un agravio cobarde. A una mujer, a
una joven, a una profesional, con méritos establecidos. Cuando se mira
atrás, y viendo que Guillermo Moreno llevó su instancia otra
jurisdicción, hay que preguntarse qué ganó con zaherir a la fiscal...
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Orlando Gil |
LA NOBLEZA.-La observación es importante, pues que se sepa, ni Guillermo Moreno ni
ninguno de los sectores que buscan llevar a la justicia a Leonel
Fernández, se han excusado, ni retirado la ofensa, y muchos menos pedido
perdón a la fiscal Yeni Berenice Reynoso. Han actuado como quien defeca
en los montes, que no se limpia. Si se hace un poco de memoria, se
recordará que a principio de Moreno andar en estos trotes, se filtró, a
manera de descalificación, que uno de sus hijos trabajaba en el gobierno
de Fernández. Como lo hizo el propio querellante, o su esposa Aura
Celeste Fernández. Se quería señalar a la familia como malagradecida. El
embajador en Washington Aníbal de Castro, que era su superior, salió al
ruedo y reconoció que el joven era apropiado a las funciones que
desempeñaba y cumplía con su trabajo. No era una botella, en otras
palabras. Fue un gesto noble, de altura, al que no estaba obligado.
Moreno, en contraposición, sabe ser insolente, pero no humilde para
reconocer su falta y subsanarla. Su papel de justiciero le da derechos a
dañar reputaciones, y sobre todo de mujeres...
Orlando Gil orlandogil@claro.net.do
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