SEUL (Reuters);-Corea del Sur y
Estados Unidos estaban en alerta máxima el jueves ante un posible
lanzamiento de misiles de Corea del Norte, en un momento en el que el
estado comunista dirige su atención a conmemorar su dinastía gobernante y
parece rebajar el tono a su retórica de una guerra inminente.
A pesar de las amenazas de que atacará las bases de Estados
Unidos y de Corea del Sur en respuesta a actos hostiles, Corea del Norte
comenzó a acoger un flujo de visitantes para las celebraciones de
cumpleaños del lunes de su fundador, Kim Il-sung.
Corea del Norte ha colocado hasta cinco misiles de mediano
alcance en su costa este, de acuerdo con las evaluaciones de defensa
realizadas por Washington y Seúl, posiblemente en preparación para un
lanzamiento de prueba que demuestre su capacidad de alcanzar las bases
estadounidenses en Guam.
"Hay señales de que Corea del Norte podría disparar misiles
Musudan en el corto plazo", dijo una fuente de inteligencia no
identificado en Seúl, según informó la agencia de noticias Yonhap.
Los misiles Musudan son cohetes de mediano alcance que tienen el
potencial de alcanzar las bases estadounidenses en Guam, aunque no se
sabe si han sido probados.
"Pero Corea del Norte ha estado moviendo repetidamente sus
misiles dentro y fuera de un cobertizo, lo que necesita una estrecha
vigilancia", agregó.
La mayoría de los observadores dicen que Pyongyang no tiene
intención de iniciar un conflicto que podría traer su propia
destrucción, pero advierten sobre los riesgos de un error de cálculo en
la península coreana altamente militarizada.
No parecía haber ninguna señal de pánico en Seúl, capital de
Corea del Sur, y los mercados financieros parecían hacer caso omiso a
los riesgos de conflicto, registrando las acciones un tercer día
consecutivo de ganancias.
Taiwán pareció convertirse en el primer país que advertía a sus
ciudadanos sobre no viajar a Corea del Sur después de una advertencia de
Pyongyang de que los extranjeros deberían irse, pero los hoteles
estaban reportando un buen negocio.
Pyongyang emitió una declaración que parecía estar teñida de
pesar por el cierre de la zona industrial conjunta de Kaesong, que fue
cerrada cuando ordenó esta semana a sus trabajadores que la abandonaran,
calificando la iniciativa entre ambos países como "el pináculo del amor
sin límites del General Kim Jong-il por su pueblo y hermanos".
La declaración difundida por la agencia oficial KCNA culpó a la
presidenta surcoreana, Park Geun-hye, de llevar el proyecto industrial,
que le genera importantes ingresos, "al borde del cierre".
Kim Jong-il, hijo de Kim Il-sung, gobernó Corea del Norte hasta
su muerte en diciembre de 2011. Fue sucedido por Kim Jong-un, el tercero
de su línea que lidera uno de los países más pobres y más militarizados
del mundo.
Desde que asumió el cargo, el gobernante de 30 años de edad ha
llevado a cabo de dos lanzamientos de cohetes de largo alcance y una
prueba de armas nucleares. La prueba nuclear en febrero provocó
sanciones de la ONU que Pyongyang denominó un acto hostil y un preludio
de una invasión.
Desde hace más de un mes, Pyongyang ha emitido una serie de
amenazas casi a diario contra Estados Unidos y Corea del Sur,
advirtiendo recientemente a los extranjeros de que abandonen Corea del
Sur debido a la inminencia de una guerra "termonuclear".
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