Guerra avisada... LAS AMENAZAS DE NORCOREA - RDvisión Noticiosa

Breaking

Siguenos en nuestras Redes Sociales

Sígueme en YouTube Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram Sígueme en WhatsApp  Sígueme en Twitter

Post Top Ad

Responsive Ads Here

domingo, abril 07, 2013

Guerra avisada... LAS AMENAZAS DE NORCOREA

“Perro que ladra no muerde”, dice un refrán cinco veces más viejo que Kim Jong-Un, el vociferante joven gobernante de Corea del Norte que ha declarado a su país en estado de guerra y prometido borrar del mapa a sus vecinos del Sur y, de paso, trasladar el Armagedón nuclear hasta territorio continental norteamericano.
Como todo en política, tales desafueros verbales tienen como blanco su situación interna. En gran medida porque contrario a su padre, Kim Jong-Il, fallecido súbitamente en diciembre de 2011, se desconocen aún sus credenciales de hombre fuerte, de líder militar indiscutible en un país donde casi todos los generales más que le duplican sus escasos 30 años.
En una réplica como la de Trujillo con su hijo Ramfis, Jong Ilóautodenominado Querido Líderópasó por encima a sus dos hijos mayores y designó al inexperto Jong-Un general del Ejército Popular y vicepresidente de la Comisión Militar Central. Algo así como “Jefe de Estado Mayor de Aire, Mar y Tierra”, lo que era Ramfis.
La Corea de la dinastía Kim es una antigualla, la única dictadura comunista abiertamente militar y uno de cuyos principios ideológicos es “el Ejército primero”. Kim-Yong es un muchachón regordete, casado con una bella modelo que de repente ha desaparecido del escenario público. El camino de las bravuconadas le parece el más expedito para legitimarse en el poder o, al menos, librarse del tutelaje de la estructura militar que heredó de su padre.
 Las maniobras militares llevadas a cabo por Estados Unidos y Corea del Sur, con la colaboración de Japón, han sido la excusa para que el joven dictador repique los tambores de guerra, alarmando a un mundo sumergido en graves dificultades financieras inmunes a cuantas recetas han decretado los bancos centrales y los cerebros más encumbrados del mundo de la Economía.
Un paria internacional
Como país, Corea del Norte ha devenido un paria del resto del mundo, bajo sanciones de Naciones Unidas y a flote gracias a la generosidad internacional y al apoyo indiscutible de China, interesada como ninguna otra nación en que haya estabilidad y paz en uno de los costados de su extensa geografía.
En la década de los años ’70, cuando estaban de moda los viajes subrepticios a los países del socialismo real, un periodista dominicano que estuvo en Pionyang regresó asombrado diciendo que los coreanos del Norte todavía ignoraban que el hombre había viajado a la luna. Así sigue siendo el cerco de silencio y represión que ha mantenido a ese pobre país asiático alejado de los fenómenos sociales e ignorando los avances más significativos del siglo pasado y de los primeros 13 años del siglo XXI.
No se permiten allí los teléfonos móviles y los únicos medios de comunicación pertenecen al Estado; viajar está terminantemente prohibido y aquellos que osan cruzar la frontera hacia China y son atrapados corren el riesgo de ser fusilados o de enfrentar duras penas carcelarias. El año pasado las agencias internacionales de espionaje presentaron fotografías satelitales de enormes campos de concentración donde, según estadísticas razonables, hay al menos 200 mil prisioneros.
Miles de norcoreanos mueren literalmente de hambre cada año. En buena medida, la retórica belicista de Jong-Un sirve como presión para recibir ayuda humanitaria, sobre todo de sus vecinos del Sur, cortada la península en dos por la frontera más militarizada del mundo y donde aún permanecen acantonados varios miles de soldados norteamericanos luego de la cruenta guerra de 1956, en la que un batallón completo de puertorriqueños fue diezmado, carne de cañón caribeña en un conflicto más distante aún de nuestra realidad que Irak o Vietnam.
Nada nuevo bajo el sol
Las amenazas de Corea del Norte no son nuevas. Es la continuación de una política de agresiones verbales que estrenó Jong-Il mientras introducía a su país por la puerta trasera del club nuclear: Sin embargo, hay serias dudas de la capacidad coreana para sostener una guerra nuclear más allá de su frontera meridional.
Sus pruebas con cohetes transcontinentales han sido un total fracaso. Y aún si esos proyectiles tuviesen la capacidad de alcanzar las costas norteamericanas, se duda que Corea del Norte cuente con la tecnología para armarlos con cabezas nucleares.
Esa foto de Jong-Il rodeado de sus generalotes mientras examina un mapa de los Estados Unidos con los blancos escogidos, no pasa de ser una propaganda para consumo interno o para llevar inquietud a la población norteamericana a fin de que la presión aparte a los Estados Unidos de su participación en los conflictos de esa región asiática.
Las maniobras militares que han desatado la rabia de los norcoreanos tienen una sola meta: ratificar el compromiso norteamericano con sus aliados Corea del Sur y Japón. Podría tener, además, un carácter disuasivo frente a China, enfrentada a Japón, Vietnam, Filipinas y Malasia  por reclamos territoriales insulares.
Amagar y no dar
En una edición digital reciente de Foreign Policy, el analista John Hudson probaba de manera contundente cuán acostumbrados están los líderes norcoreanos a la política de amagar y no dar. Detallaba 21 amenazas formuladas en el pasado reciente, la mayoría de las cuales, decía, habrían servido de mucho en un espectáculo cómico, como aquella declaración de que “nuestros ciudadanos entonan un himno que llama a borrar a los imperialistas del mapa”. O esta otra: “Estamos preparados para una guerra total”.
Una de las primeras medidas en esta andanada palabrera fue cortar las línwas telefónicas de las escasas cinco que comunicaban las dos Corea. Apenas queda contacto telefónico para dar seguimiento a los vuelos comerciales. Una de las líneas telefónicas sirve para intercambiar detalles sobre Kaesong, un parque industrial diez kilómetros al norte de la zona desmilitarizada y que es administrado conjuntamente por los dos países.
Ahí trabajan unos 100 mil norcoreanos y, pese a todas las amenazas, se les ha permitido acudir diariamente a sus puestos de trabajo. La razón es simple: esa zona le representa beneficios por más de tres millardos de dólares al régimen de Piongyang.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Post Bottom Ad

Responsive Ads Here

Pages