Capítulos olvidados del pasado del PRD que desembocaron en la actual crisis divisionista - RDvisión Noticiosa

Breaking

Siguenos en nuestras Redes Sociales

Sígueme en YouTube Sígueme en Facebook Sígueme en Instagram Sígueme en WhatsApp  Sígueme en Twitter

Post Top Ad

Responsive Ads Here

viernes, febrero 15, 2013

Capítulos olvidados del pasado del PRD que desembocaron en la actual crisis divisionista

Por: Emilio Herasme Peña
La mayoría, por no decir la totalidad de los dirigentes del PRD pertenecientes a la segunda línea, que empezaron a sobresalir luego de la renuncia del profesor Juan Bosch, no supieron aprovechar la pujanza alcanzada por su partido a partir de 1974, tal como lo lograron los del primer nivel: Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Jacobo Majluta y José Francisco Peña Gómez.  
De ahí que el presente enfoque se centre principalmente en lo sucedido  luego de eso con dirigentes como Hatuey Decamps, primero, y años después con Rafael –Fello- Suberví Bonilla, Milagros Ortiz Bosch y Ramón Alburquerque, básicamente, quienes tras la muerte de Peña Gómez formaron sus respectivas tendencias, buscando así su nominación presidencial  entre 1998 y el 2008.
Es de suponerse que sus fallos o incapacidades al respecto se debieron a  dos factores esenciales: su búsqueda por resolver para siempre sus problemas económicos personales y familiares;  o que ninguno de ellos se dedicó con el ahínco requerido a procurar un liderazgo interno fuerte, al no emplearse a fondo en las bases perredeístas para conquistar una simpatía mayoritaria; o talvez a causa de otros factores.
El caso Hatuey  
Hatuey Decamps
Pero el caso más notorio es el de Decamps, quién fue el secretario general del PRD durante doce años consecutivos entre el 1986 y 1998, a lo cual se agregaba su historial como dirigente estudiantil exitoso en la UASD, en los años 60 y 70, y el de fundador, también exitoso, de la tendencia jorgeblanquista, de la que fue su segunda figura importante.
 A ambas cosas se agregaba su excelente desempeño como el eficiente y activo sustituto de Peña Gómez en ocasión de la enfermad terminal sufrida por éste y que lo obligó en 1994 a viajar al extranjero en busca de curación, hasta su regreso para las elecciones de 1996, y luego de ahí viajar de nuevo al exterior, hasta  su retorno definitivo en 1997, falleciendo meses después.
 Sin embargo, Hipólito Mejía lo derrotó en la convención para la candidatura presidencial en 1999, pero ocupando a partir de entonces la presidencia del PRD, teniendo a su favor el hecho de que los dirigentes pepehachistas que pasaron a ocupar altos cargos en el gobierno de aquel, jamás se asomaron por la casa nacional del partido, dejando a Decamps como “el único dueño de la cancha”.
Jorge Blanco la aprovechó
Peña,Jorge Blanco,Guzman y Majluta.
 Una situación como esa fue aprovechada por Jorge Blanco y el propio Decamps, cuando a partir de la histórica novena  convención de 1977, aquel quedó como presidente del PRD, y gracias a ello logró que se aprobara la “fórmula de los 13”, propuesta por José Ovalle, la cual facilitó el triunfo de su tendencia en la convención de 1981, con miras a las elecciones nacionales de 1982.
 En consecuencia Decamps no fue capaz de repetir, “por H o por R”, aquella historia en su beneficio, ya que Mejía fue el ganador en el 99, lo que para muchos que desconocen las interioridades del PRD, eso no debió ocurrir porque Hatuey “estaba pintado en la pared” para ser el candidato presidencial perredeísta después de que Peña Gómez lo fuera.
Protector de Vargas
 Por añadidura, apenas cuatro años después, Decamps dejaba las filas del partido de toda su vida y al que ayudó a fundar siendo un niño, debido a su férrea posición antirreeleccionista  dentro del perredeísmo, formando de paso tienda aparte, lo que le dejó el camino abierto a su otrora protegido desde las tertulias de “María Castaña”, Miguel Vargas Maldonado, para que ocupara su espacio en el PRD.
Decamps había hecho nombrar a Vargas Maldonado director de la CAASD durante el gobierno de Jorge Blanco; y  adicionalmente, en 1997, lo apoyó en la búsqueda de la síndicatura de la capital; y no es de dudar que utilizara su influencia inicial en el gobierno instalado en el 2000 para que fuera designado en la envidiable secretaría de Obras Pública.
Desde esta posición que desempeñó durante cuatro años, Vargas empezó a sonar por doquier como un eventual presidenciable del PRD, y fue de ahí que consiguió encabezar, sin oposición interna, la boleta de su partido en los comicios presidenciales del 2008. 
Fello Suberví
 El caso de Fello Suberví
 Desde su exitosa gestión como secretario de Turismo entre 1982 y 1986, Fello Suberví Bonilla empezó  labrarse un  liderazgo propio en el PRD, y fue por ello que Peña Gómez lo apoyó para que fuera el síndico capitaleño entre 1986 y 1990, (cosa que logró), y luego a diputado y de nuevo síndico de la capital a partir de 1994.       
 Con esos antecedentes, su buena estrella política brillaba con luz propia, proyectándose como un futuro aspirante presidencial del PRD bajo los mejores auspicios, pero se quedó “en la gatera” cuando Mejía ganó la convención de l999, aunque en la ocasión fue apoyado por éste para la secretaría general perredeísta.
Debido a que pasó los cuatro años del gobierno de Mejía entre la secretaría de Interior y la de Turismo, eso le hizo olvidar a Fello Suberví sus obligaciones partidistas, y por ese motivo sufrió la misma suerte de los demás precandidatos enfrentados al entonces presidente de la república cuando éste buscaba su reelección en el 2004. 
Los otros casos
Otros dos casos similares o muy parecidos falta enfocar y analizar, que son los de Milagros Ortiz Bosch y Ramón Alburquerque, quienes también se colocaron, en determinados momentos, en excelentes posiciones para convertirse en candidatos presidenciales del PRD, pero no supieron aprovechar sus óptimas oportunidades.
 La mejor oportunidad le llegó a Ortiz Bosch cuando pactó con Mejía y, gracias a ello, fue electa en el 2000 vicepresidenta de la República, y teniendo a su favor los antecedentes de haber sido elegida por dos períodos consecutivos, senadora por la más importante plaza electoral del país, como lo es el Distrito Nacional, cuando aún no se había creado la provincia de Santo Domingo.
Emilio Herasme Peña
En el caso de Alburquerque su mejor oportunidad  empezó a partir del momento en que escaló a la presidencia del Senado de la República, un envidiable peldaño para convertirse en un potencial candidato presidencial, tomando en cuenta, sobre todo, las dos experiencias favorables de Jorge Blanco, senador de 1978 a 1982, y de Jacobo Majluta, senador de 1982 a 1986, ambos por el PRD. Pero será en la próxima entrega cuando ambos casos los trataremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Post Bottom Ad

Responsive Ads Here

Pages