El notable crecimiento del doctor Leonel Fernández y las
posibilidades amplias de volver a la Presidencia, comienza a preocupar y
a despertar la alarma de intereses mezquinos -no necesariamente
políticos-, que afilan sus lanzas y retoman una vieja línea de críticas
cargadas de prejuicios o de infundados, pretendiendo cerrarle el paso
solo apostando al descredito.
Se ha dicho y
escrito ya que: “desacredita quien puede”, y en política, como en los
medios y en distintos sectores sociales del pais, hay mucha gente
descalificada y amargada, que hace tiempo entró de vacaciones con la
prudencia, la verdad y los valores humanos.
Por eso
no les es difícil “apandillarse” o atacar a modo de “jauría”, como
vuelve a ocurrir con Fernández al verle que gana terreno, a cualquier
sector o figura importante que no forme parte de su clientela o causa
particular del momento.
El Leonel tres veces
presidente, y a quien su mentor el profesor Bosch definiera como “una
minita de oro” y el doctor Peña Gómez como “su peledeísta preferido”, no
es dado a responder ataques, por arteros o gratuitos que estos sean,
dejando que las cosas las aclaren el tiempo o las circunstancias.
Mientras
tanto, hay daños que -producto de la ingratitud o desinformación de
antiguos amigos o colaboradores a quienes incluso promoviera y llevara a
posiciones estelares en sus mandatos- son gratuitos y están ahí, con
posibilidad de atrapar incautos.
Por eso, hay
verdades históricas que -para evidenciar la raíz de algunas amarguras u
odios extremos por creencias o datos errados – deben ser traídos a
colación.
El comunicador
Del
montón, hay dos ejemplos emblemáticos: el de un hombre de viejas
batallas en la comunicación, de cuyo caso tuvo datos de primera mano el
amigo Ramón Nuñez Ramírez, y el de un economista, historiador y
exembajador del que Ramón y nosotros sabemos el origen del “truño” que
mantuvo por gran tiempo con el doctor Fernández.
El
primero, del que el único pecado de Leonel para con él fue el haberlo
llevado a una posición clave en Palacio, en un reiterado odio extremo,
cuasi patológico, lo último que le atribuye al exgobernante es una
“peligrosa ambición sin límites, que habiendo sido presidente tres
veces, quiere volver 28 años después de haberlo sido por primera vez”.
¿Origen
una herida que no cicatriza y de la que echa culpa a la persona
equivocada? Veamos: Como el hombre manejaba información privilegiada,
conocía temprano la agenda del presidente y, por un momento, quien hacía
de poder detrás del trono sospechó que la compartía con algunos amigos
empresarios, que llegaron a estar presentes en algunos actos donde
estaría el jefe del Estado(?).A partir de ahí, se tomaron precauciones
con la agenda, pero el hombre sintió que se le aislaba, que las cosas no
eran como al inicio, por lo que se disgustó y dejó el limpio.
Desde
ese momento, Leonel ha sido su blanco de ataques, críticas y de odios.
En otras palabras, fue a quien le cargó el muerto, pese a que ese
expediente –escríbalo, que lo dijo el autor, cuando le ofreció el cargo a
Huchi Lora, que lo rechazó quien lo manejó exclusivamente fue Danilo
Medina, entonces muy influyente secretario de la presidencia o especie
de primer ministro, quien desde allí comenzó bien temprano a apilar
brazas para su fogón personal (¿).
El economista
En
el caso del economista y demás cosas, incluso gobernador, la verdad de
todo el tamaño es que esperaba ir como miembro de la Junta Monetaria,
pero –escríbalo también, que es dato de primera mano- cuando el
presidente Fernández lo sugirió al gobernador Valdez, este dio muestra
de desgano, por las razones que fueren. Y el gobernante, respetuoso del
accionar del Banco Central y su efectiva cabeza, dejó las cosas así,
olvidando dar la satisfacción que estilaba en muchos casos, y lo cual me
consta.
La persona de referencia desconocía que,
aunque no se dio, Leonel, hizo la diligencia. El resultado fue que el
hombre se lo anoto a su cuenta y se lo fue cobrando en el tiempo con
comentarios y porcentajes en algunas encuestas de las que era
responsable.
Por cierto, que el viejo sabor amargo
parece ya haberse ido borrando. Y que bueno. Por lo demás, para los que
preguntan qué cosa nueva pudiera hacer alguien que gobernó tres
periodos, y que tiene todo un legado, y el propio Fernández dijo en una
oportunidad que quería volver para “adecentar la actividad política”.
Nosotros, particularmente, creemos que el ahora presidente de la Fuerza del Pueblo busca volver al poder con el reto de superarse así mismo; para reivindicarse de algunos “travesuras” que manejaron otros en sus gobiernos y se le pegaron a él, pero especialmente para proponerse hacer un gobierno para la historia y retirarse con broche de oro. De ser así, tiene sentido buscar un cuarto periodo como inquilino del Palacio Nacional.
Por Luis Encarnación Pimentel ;-
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