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Como expresara el propio presidente Luis Abinader en su momento, en el pais no hay vacas sagradas y el procurador Camacho proclama que “ya no hay intocables”. En pocas palabras, quiere decir que cualquiera que haga lo mal hecho, que viola la ley o la Constitucion puede caer preso. Cierto que ni el referente de un presidente en prisión había servido de escarmiento, pero ahora -con los “ramos” que han caído y con un Ministerio Público pidiendo cuentas que antes no pedía, parece que va operando un cambio y que las cosas van en serio. De ahí que, como la ley debe entrar por casa, extraña mucho -y mueve a naturales sospechas y temores- el pedido que hiciera vía carta al Congreso el ministro de Defensa, general Carlos Diaz Morfa, de incluir en el zarandeado Código Penal en discusión restablecer tribunales militares para juzgar casos de orden” disciplinario” cometidos por uniformados (¿).
Con ese “caramelo”, por demás innecesario porque ya existe en los reglamentos internos de los cuerpos armados, se volvería a un pasado felizmente superado, y en el peor momento. Precisamente, cuando el jefe del Ejecutivo baja una línea de transparencia en el manejo de fondos públicos, y se destapa una cadena de casos escandalosos en áreas del estamento militar, cuyo gasto se tenia como un secreto guardado, que nunca se auditaba, aunque se supiera de muchos generales ricos y de que en determinados momentos la cantidad, calidad y las condiciones de uniformes, botas y alimentos para guardias y policías tuvieran ausentes o dejaran mucho que desear.
El pedido, y peor el que se complazca, es un gancho y un” ruido” en el Código que torpedea la aprobación de la pieza y podría derivar en una acción de inconstitucionalidad. Y mueve a muchas preguntas: ¿qué guardias y policías se juzguen entre ellos y las cosas se queden en familia? ¿Cuál es el miedo? ¿Se pensaría en el pasado - en los presos por desviar hasta dinero destinado a inteligencia y seguridad -o acaso se actúa en previsión de presente y de futuro? ¿Es idea del general Diaz Morfa o qué “mano maestra” estaría detrás de algo con lo que el afable y maso oficial se juega la faja? Por demás, y como las Fuerzas Armadas no son deliberantes: ¿solicitó permiso el ministro para hacer su pedido al Congreso? Y, en definitiva, como hay un” ruido” y un gran riesgo por el medio con el tema, cabe entonces al presidente Abinader, que es el comandante en jefe de los uniformados y el líder del PRM, poner las cosas en el punto y lugar que indican el momento, la prudencia y el fortalecimiento institucional, pilares de su éxito personal.
Por Luis Encarnación Pimentel ;-
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