Ya los miembros de la embajada y las misiones consulares fueron evacuados. Esto mismo procede con los demás compatriotas que están allá en un momento de riesgos máximos.
El estado de inseguridad, bastante agudo desde antes del asesinato del presidente Jovenel Moïse, tiende a profundizarse y a confirmar que allí nadie tiene su cabeza segura.
La evidencia de civiles armados en las calles es un indicador de que, con el vacío de poder creado por el asesinato y una rara dupla que se disputa el premierato, nadie tiene la llave para imponer orden y control.
Para nadie es un secreto que, al igual que Somalia, la vecina nación es hoy un mosaico de territorios controlados por pandillas y sicarios del narcotráfico que, como en toda lucha de poder, se enfrentan y matan entre sí.
En una situación de alta peligrosidad, Se impone que el gobierno dominicano realice un operativo de seguridad para facilitar la evacuación de los compatriotas, preferentemente por vía aérea.
En esto no podemos perder tiempo.
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