Quizá y sin quizá la falta de información permite que se infiera que el gobierno reunió a puertas cerradas importantes figuras de su estructura política para debatir los eventos que están en la caldera y labrar una posición coherente.
Se comprende que el presidente Luis Abinader quisiera bajar líneas en circuito cerrado ya que se sabe que en el gobierno se han desatados escándalos de corrupción algunos propios otros heredados y se han externado fricciones entre integrantes del propio gobierno que han empañado la actual administración y que se siguen manifestando a todos los niveles.
El gobierno tiene por delante un rosario de tareas y lugar relevante ocupa la manoseada reforma tributaria. Este proyecto se escurre como agua helada entre el cuerpo administrativo gubernamental. Les da teriquitos. Hay necesidad de buscar ingresos para el Estado, pero se teme las consecuencias como la violenta reacción de los colombianos por eso evaluarían su pertinencia.
Subyace en la memoria política nacional la poblada del Abril de Jorge Blanco, cuando una reforma financiera dio razones a la oposición del PRD y desató la ira popular con cientos de muertos a manos de tropas combinadas. El gobierno sabe que las fuerzas de Danilo Medina tienen dinero suficiente para financiar la alteración al orden público y acciones de sabotaje.
Las movilizaciones serían respuesta a la persecución de los vinculados a la corrupción entre los cuales hay varios militares.
Es posible pensar que el gobierno también adoptara una posición de partido ante la reacción que pudiera desatar el apresamiento de sonoros miembros del pasado gobierno. En las redes sociales se barajan nombres como mazo de cartas en mano de gitanos.
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