En su discurso Luis Abinader subió puntos porque escuchó la voz del pueblo y les hizo una finta a medidas desagradables por ser propuestas en tiempo irreal y tocar zonas sensibles del bolsillo popular.
Pero además de callar a los que inconscientemente hacían juego al PLD, Abinader pasó a la ofensiva enfilando sus cañones al bunker danilista llamado Cámara de Cuentas. Ese grupo nombrado ahí para ocultar los malos manejos del gobierno deshonra un organismo de gran utilidad para los necesarios controles que reclama la transparencia.
Al poner sus oídos en la voz popular y buscar salidas que no irriten, Abinader se aleja más del estilo de Danilo, de imponer y no dar explicaciones. El cambio es refrescante.
Otro tema que Abinader tiene por delante es darle coherencia a su administración. suponemos que antes de formar gobierno el PRM tenía líneas definidas en muchas áreas. Tener voz propia no es contradecir la línea del gobierno en temas sensibles. El que se suma a un equipo tiene que seguir la estrategia que se elija. Los choques recientes mandan dan la idea que andan manga por hombros.
Si Abinader dijo que no pondría impuestos sus compañeros debían recordárselo y no abrirle fuego para coincidir con el danilismo que está ávido de protagonismo para desviar el reclamo popular para que se aclaren los manejos financieros de ese gobierno.
El presidente también debe enmendar la plana a los funcionarios que cancelan personas preparadas para colocar amigos y familiares o compañeros del PRM sin preparación para los puestos. Eso levanta una opinión distorsionada, un polvo innecesario que empaña la imagen que se va labrando Abinader.
El viraje que le dio al timón gubernamental le pone un cubo de hielo a los impuestos y si la economía se normaliza para mitad del año próximo como vaticina, no sería necesario imponer nuevos tributos. Abinader dio un palo al hocico danilista.
Por Alfredo Freites;-
No hay comentarios:
Publicar un comentario