En los últimos veinte años la estabilidad macro económica de la
República Dominicana ha dependido, en gran modo, del precio de la prima
del dólar y la protección del valor del peso dominicano. A finales del
año 2002 el economista Andy Dauhajre, en ese entonces asesor económico
del presidente Hipólito Mejía, le aconsejó a este dejar “deslizar” la
prima del dólar, bajo el entendido de que sería provechoso para la
economía dominicana y de que favorecería al turismo y al sector de zonas
francas.
La decisión del Gobierno de Hipólito de dejar deslizar la prima de
dólar a finales del 2002 fue uno de sus grandes errores, pues generó un
clima de desconfianza generalizado y un lógico aumento de la demanda de
compra de dólares por parte de personas que tenían sus ahorros en pesos y
muchos otros que tenían deudas en dólares que vieron con gran
preocupación la política del deslizamiento de la divisa extranjera. No
es mi interés en este artículo describir el desastre que ocurrió
después.
Cuando Leonel Fernadez vuelve al poder en el año 2004, encuentra un
dólar a más de un 52 por uno y antes de juramentarse el 16 de Agosto se
había situado a 30 por uno, todo cómo señal de que el clima de confianza
retornaría. Durante todos los ocho años posteriores, el Presidente
Fernández desoyó los consejos de devaluación de la moneda y apoyó al
gobernador del Banco Central Hector Valdez en una política de
estabilidad cambiaría que fue vital para el retorno de las inversiones y
el clima de negocios del país; entregando el poder en el 2012 a Danilo
Medina con una prima a una tasa de 38 por uno. El Presidente Danilo
Medina, guiado por consejos del mismo economista Dauhajre y
otros funcionarios de su entorno, luce que ha cometido el mismo error
del Presidente Hipólito Mejía en 2002, dando luz verde a un peligroso
deslizamiento de la prima del dólar, que sobrepasó el viernes pasado el
58 por uno y que, si no se toman las medidas por parte del gobierno,
seguirá su alocada carrera alcista, evaporando el poder adquisitivo de
los bolsillos de la mayoría del pueblo dominicano que percibe un
promedio por debajo de los quince mil pesos mensuales.
Si bien es cierto que podría alegarse que el colapso temporal del
turismo y la reducción de remesas tiene que ver con esta alza
vertiginosa del dólar, no es menos cierto que el país ha visto reducir
en miles de millones de dólares el pago de la factura petrolera, por lo
que no tendrá que salir a buscar al mercada dichos dólares, lo que
debería compensar los problemas surgidos en esta materia con la pandemia
del covid-19.
El peligroso deslizamiento de la prima del dólar se está produciendo
en los días finales del gobierno del Presidente Medina, a quien hoy a
penas le quedan ochenta y ocho días en el Palacio Nacional. Todo esto
dentro de una nebulosa incertidumbre de las elecciones del 5 de julio y
sus resultados, lo que tiende a agravar el natural nerviosismo de los
actores económicos acerca de qué va a ocurrir realmente en la República
Dominicana. Concluyo reiterando que la magnitud de esta crisis de salud,
económica y social, así como el peligro de lo que implica la acelerada
devaluación del peso dominicano obliga a un gran esfuerzo de unidad
nacional que promueva el presidente saliente con los principales
candidatos presidenciales, el liderazgo político, social y económico del
país, lo que debió lograrse desde el principio de este estado de
emergencia en el vivimos.
Por Vinicio A. Castillo Semán ;-
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