“David Collado hace lo que le digan Danilo Medina y Juan Vicini”,
disparó el furibundo danilista, silenciando a empresarios y periodistas
que comentaban la actualidad en un reciente encuentro navideño, antes de
que el alcalde capitaleño declinara repostularse.
Pensé que se trataba de un tremendismo de alguien que coloca al
presidente Medina por encima de todos los políticos dominicanos y que
reduce a Collado a un mero instrumento empresarial y político.
Sin embargo, al correr los días y reflexionando sobre la conspiración
municipal en el Distrito Nacional en 2016, que sacó a Roberto Salcedo
de la alcaldía, y que algunos altos cargos del PLD calificaron de
“traición” (todavía se está a la espera de las sanciones), y una serie
de hechos recientes, me surgen algunas preguntas sobre la situación del
joven político: ¿carece David de independencia para tomar decisiones
trascendentales que definan su vida pública? ¿Él es un “proyecto”
empresarial de una persona, un grupo o grupos de poder? ¿Es un diseño
empresarial con apoyo político o viceversa? ¿Este tándem piensa en el
individuo o solo en el beneficio que se puede lograr al manejar
aplastantes recursos en potencial a su imagen bonachona? A David se le
nota huidizo y dubitativo a la hora de las importantes decisiones .
En 2016 no sabía qué hacer faltando semanas para las elecciones, y para el actual proceso despertó expectativas acerca de una extemporánea candidatura presidencial, pese a que “su” partido, el PRM, había escogido mediante primaria a Luis Abinader, de quien Collado se mantuvo apartado en su bien valorada gestión municipal, apoyándose fundamentalmente en un sector empresarial y en los seguidores de Hipólito Mejía.
En 2016 no sabía qué hacer faltando semanas para las elecciones, y para el actual proceso despertó expectativas acerca de una extemporánea candidatura presidencial, pese a que “su” partido, el PRM, había escogido mediante primaria a Luis Abinader, de quien Collado se mantuvo apartado en su bien valorada gestión municipal, apoyándose fundamentalmente en un sector empresarial y en los seguidores de Hipólito Mejía.
Hay versiones de que el invento no ha muerto y que algunos
empresarios podrían anunciar la postulación presidencial de David,
utilizando una plataforma partidaria creada hace poco con estímulo de
esos mismos inversionistas. (El viernes último Julio Martínez Pozo dio
como un hecho la postulación en Sol de la Mañana) El proyecto contaría
con el apoyo de Medina, porque es evidente que David no repetiría el
“milagro” alcanzado hace 4 años para la alcaldía, pero dividiría más el
voto opositor, provocando grave daño a la cohesión e imagen del PRM,
cuyo candidato presidencial está puntero en las encuestas.
Serían cuatro grandes candidaturas, que en una eventual segunda
vuelta podría generarle algunos beneficios al oficialismo, porque a
nivel propagandístico ya no serían dos (Luis y Leonel) contra uno
(Gonzalo Castillo), sino dos contra dos, al sumarse Collado a la causa
danilista.
Antes en la capital, serían trasegados votos del PLD, que tiene de
candidato a alcalde, en el Distrito Nacional, a Domingo Contreras, en
favor de Carolina Mejía, postulada por el PRM, e hija del expresidente
Hipólito Mejía, quien se empeña en presentarse públicamente cercano a
Medina.
El autor intelectual sería el mismo que en 2016, pero el ejecutante
material de aquella ocasión podría ser la víctima en febrero.
Cuidado que el demonio está en los detalles...
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