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lunes, octubre 21, 2019

V铆deo (馃摻): Discurso de Leonel Fern谩ndez sobre el PLD y su salida de esa organizaci贸n

Discurso completo del expresidente de la rep煤blica Dr. Leonel Fernandez sobre la situacion del PLD y los motivos que provocaron su renuncia a esa organizacion politica. 
Pueblo Dominicano:

Durante mi 煤ltima intervenci贸n televisada promet铆 hacer referencia a la situaci贸n por la que en estos momentos atraviesa el Partido de la Liberaci贸n Dominicana (PLD).
Hoy lo hago con gran pesar; y esto as铆, en raz贸n de que durante los 煤ltimos 46 a帽os, el Partido de la Liberaci贸n Dominicana, el partido fundado por Juan Bosch, ha sido mi hogar pol铆tico.
Inici茅 mi participaci贸n en la pol铆tica a trav茅s del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), donde estuve organizado en un Comit茅 de Base, de la Zona B, en Villa Consuelo. Al mismo tiempo, en la Universidad Aut贸noma de Santo Domingo (UASD), donde ingres茅 en 1971, pasando a ser miembro del Frente Universitario Socialista Democr谩tico (FUSD), ap茅ndice estudiantil del partido blanco.
Pero tan pronto se produjo la ruptura del PRD, en noviembre de 1973, pas茅 inmediatamente a formar parte del PLD, as铆 como de su n煤cleo universitario, la Fuerza Estudiantil de Liberaci贸n (FEL).
Eran los d铆as de consignas como las de ¨Ser pelede铆sta es ser un soldado, valiente, consciente y disciplinado¨, de la creaci贸n de la Ciudad de la Alegr铆a, en la universidad, y de la realizaci贸n del Congreso Salvador Allende.
A decir verdad, cuando miro hacia atr谩s, reconozco que el PLD ha sido clave en mi vida. Ah铆 empec茅 como miembro de un C铆rculo de Estudios. Luego, como miembro de un Comit茅 de Base. Posteriormente, como activista en la L铆nea Noroeste; y despu茅s de 12 a帽os de militancia, como miembro del Comit茅 Central.
Escrib铆a para el peri贸dico Vanguardia del Pueblo, donde era responsable de su secci贸n internacional. Durante varios a帽os fui director de la revista Pol铆tica: Teor铆a y Acci贸n.
En adici贸n, llegu茅 a desempe帽ar los cargos de Secretario de Prensa y Secretario de Asuntos Internacionales. Toda esa experiencia ha sido recogida en mis libros, A帽os de Formaci贸n y A帽os de Avance.
En el PLD pude conocer y tratar a personas maravillosas, de vida pulcra y esp铆ritu patri贸tico. Establec铆 relaciones con seres humildes, con l铆deres sindicales, con campesinos, profesionales, comerciantes, m煤sicos, poetas, pintores.
En fin, tuve el inmenso placer de desarrollar v铆nculos con personas 铆ntegras, sensibles, laboriosas, impulsadas tan s贸lo por el 煤nico deseo de ser parte de un hermoso proceso de transformaci贸n econ贸mica, social y pol铆tica en la Rep煤blica Dominicana.
Naturalmente, la gran suerte de mi vida fue haber tenido el honor y privilegio de establecer unos lazos afectivos, de trabajo y amistad, con uno de los m谩s destacados pensadores y l铆deres pol铆ticos de la 茅poca contempor谩nea, no s贸lo de nuestro pa铆s, sino de Am茅rica Latina y el mundo: el profesor Juan Bosch.
Esa relaci贸n me transform贸 para siempre. A trav茅s de sus escritos aprend铆 a conocer sus ideas y comprender el mundo. Le铆a con avidez sus textos y quedaba tan impactado que hasta me aprend铆a de memoria p谩rrafos enteros de sus libros, como, por ejemplo, Crisis de la Democracia de Am茅rica en la Rep煤blica Dominica; Dictadura con Respaldo Popular; y El Pentagonismo, Sustituto del Imperialismo.
Pero compartir con 茅l. Escuchar sus an谩lisis y comentarios sobre diversos temas. O铆r sus recomendaciones. Asimilar sus ense帽anzas. Esa fue la gran experiencia que no s贸lo me brind贸 una orientaci贸n, sino que le proporcion贸 sentido y significado a mi existencia.
En las elecciones de 1994 fui candidato a la Vicepresidencia en la boleta electoral que por 煤ltima vez llev贸 al Maestro Juan Bosch como aspirante a la Presidencia de la Rep煤blica.
M谩s r谩pido de lo previsto, dos a帽os m谩s tarde, en 1996, ostentando la representaci贸n del Partido de la Liberaci贸n Dominicana, sub铆a, por vez primera, las escalinatas del Palacio Nacional. Lo hac铆a con orgullo, con ilusi贸n, porque comprend铆a que nuestra generaci贸n hab铆a encontrado la gran oportunidad hist贸rica para introducir cambios trascendentales en la vida nacional.
As铆 lo hicimos. Ese primer gobierno del PLD, de 1996 al 2000, fue para muchos un gobierno ejemplar. Constituy贸 un nuevo cap铆tulo en la historia nacional. No s贸lo simboliz贸 un cambio generacional en la vida pol铆tica del pa铆s, sino una transformaci贸n sustancial en la calidad de los servicios, la modernizaci贸n y el progreso del pueblo dominicano.
En algunos sectores siempre se ha levantado la pregunta del por qu茅 si presuntamente ese gobierno fue tan bueno, no resultamos victoriosos, en las elecciones presidenciales del a帽o 2000.
A eso tambi茅n respond铆, en su momento, diciendo: ¨Los que no saben por qu茅 perdimos es porque nunca entendieron por qu茅 ganamos¨.
Con eso quer铆a hacer referencia al hecho de que nuestro triunfo en las urnas en el 1996 no se debi贸 a que como organizaci贸n pol铆tica tuvi茅semos una base electoral propia, sino a la circunstancia de que en la primera ronda electoral tuvimos una migraci贸n de voto reformista a nuestro favor; y en la segunda vuelta, el pleno respaldo del doctor Joaqu铆n Balaguer y del Partido Reformista Social Cristiano.
En la construcci贸n de una base social propia de apoyo electoral, el PLD alcanz贸 su cl铆max en el 1986, cuando conquistamos el 18 por ciento de los votos. Cuatro a帽os despu茅s, en 1990, cuando hasta ese momento obtuvimos nuestro mayor 铆ndice de desempe帽o electoral, alcanzamos cerca del 35 por ciento del respaldo popular.
Pero ese 35 por ciento no era enteramente nuestro. Hab铆a un segmento importante de ese n煤cleo de electores que hab铆a migrado del PRD hacia nuestra organizaci贸n, con la intenci贸n de procurar un triunfo sobre el Partido Reformista Social Cristiano.
En las elecciones siguientes, de 1994, sufrimos el 煤nico descenso electoral, luego de que en 1978, cuando s贸lo conquistamos el 1 por ciento de la votaci贸n, empezamos a crecer en cada proceso electoral siguiente, alcanzando el 9 por ciento en 1982; el 18 por ciento en 1986; y a cerca del 35 por ciento, en 1990, como acabamos de decir.
La gran conversi贸n del PLD en la principal organizaci贸n pol铆tica del pa铆s, luego de que el profesor Bosch plantara su semilla, empez贸, realmente, a tener lugar en ese gobierno de 1996-2000.
En las elecciones presidenciales del a帽o 2000 logramos alcanzar el 25 por ciento de los votos. Hasta entonces, en toda la historia del PLD, nunca hab铆amos conquistado tal nivel de votaci贸n contando con nuestra propia base social de apoyo.
Para el 2002, a pesar del llamado ¨cicl贸n batatero¨, que le proporcion贸 al PRD el dominio de las c谩maras legislativas y un gran n煤mero de alcaldes, lo cierto es que ese partido, en tan s贸lo dos a帽os, descendi贸 de un 49 por ciento de las votaciones a un 42 por ciento, mientras el PLD ascendi贸 de un 25 por ciento, como acabamos de indicar, a un 33 por ciento de apoyo de los electores.
As铆 pues, para el 2002, ya el partido morado representaba el 33 por ciento del electorado nacional. Dos a帽os despu茅s, en 2004, con motivo de la devaluaci贸n del peso dominicano, la hiperinflaci贸n y el colapso del sistema financiero, generados durante el gobierno del PRD, retornamos al poder, con casi el 58 por ciento de los votos, bajo la consigna que repercuti贸 por todos los confines de la Rep煤blica, de: ¡E´P谩 Fuera Que Van!
A partir de ese momento, el Partido de la Liberaci贸n Dominicana se transform贸 en la m谩s exitosa organizaci贸n pol铆tica de la historia nacional. Desde entonces ha cosechado seis triunfos electorales consecutivos, por encima del 50 por ciento, en los niveles congresuales, municipales y presidenciales, por encima del 50 por ciento.
Si a eso se a帽ade la primera victoria de 1996, entonces ser铆an siete, de las nueve elecciones que se han celebrado en el pa铆s durante los 煤ltimos 23 a帽os.
Como me correspondi贸 el honor de encabezar el primer triunfo del 1996, y desde el 2002 hasta la fecha, he sido Presidente del PLD, esto es, desde hace 17 a帽os, puedo afirmar, sin caer en ning煤n acto de inmodestia, que he estado en el coraz贸n o en el centro de, por lo menos, seis de esas siete victorias.
Distinguidos Televidentes:
A pesar de que dentro del PLD, como en cualquier organizaci贸n pol铆tica, siempre abundan los conflictos, los que actualmente afloran dentro de las filas del partido morado, nada tienen que ver, por lo menos de mi parte, con un tema de ego铆smo o lucha de poder, como a veces err贸neamente se afirma a trav茅s de los medios de comunicaci贸n.
Tienen que ver, m谩s bien, con lo que considero son problemas de valores, principios, actitudes y comportamientos en la vida pol铆tica; y el primero de esos valores y principios se refiere, a su vez, a la Constituci贸n de la Rep煤blica.
Durante mi primer per铆odo de gobierno, el doctor Joaqu铆n Balaguer, pensando de buena fe en el futuro del pa铆s, me propuso, formalmente, la realizaci贸n de una reforma a nuestra Carta Magna, con la finalidad de presentarme a una reelecci贸n presidencial en el a帽o 2000, para un segundo per铆odo consecutivo.
Agradec铆 en los mejores t茅rminos esa propuesta por parte de esa leyenda de la pol铆tica nacional que es el doctor Balaguer, pero opt茅 por declinarla, indic谩ndole al viejo l铆der que en la historia de los pueblos de Am茅rica Latina y de la Rep煤blica Dominicana, cada vez que un hecho as铆 ocurre, genera fuertes tensiones pol铆ticas, dando origen a gobiernos dictatoriales.
As铆 pues, en lugar de proceder a una modificaci贸n de la Constituci贸n, lo que hice fue lo que ten铆a que hacer como buen pelede铆sta: apoyar, sin reservas, con toda mi fuerza, al entonces candidato presidencial de nuestro partido y actual Presidente de la Rep煤blica.
No tuvimos 茅xito, como hemos referido, pero fue por la circunstancia de no haber podido reproducir los factores que permitieron el acceso al poder en el 1996.
Ahora bien, en esos comicios del a帽o 2000, los resultados finales fueron 49.8 por ciento en favor del candidato del PRD; y 24.7 por ciento en respaldo del candidato del PLD. Eso significaba, desde el punto de vista legal, que ten铆a que realizarse una segunda ronda electoral.
Eso as铆, en raz贸n de que para ser proclamado como ganador, el candidato del PRD requer铆a alcanzar el 50 por ciento m谩s uno de los votos. No los hab铆a conquistado, pero de hecho hab铆a ganado, pues en la percepci贸n p煤blica ya se vislumbraba como tal.
En ese contexto, nuestro candidato que, insisto, s贸lo hab铆a capturado cerca del 25 por ciento del electorado, presionaba a la direcci贸n del partido para que se formara una comisi贸n del Comit茅 Pol铆tico a los fines de visitar al doctor Balaguer en procura de conquistar su apoyo para una segunda ronda electoral.
El anciano caudillo reformista, viendo la realidad del cuadro que se presentaba, desestim贸 la propuesta. No hubo segunda vuelta; y el candidato del partido del jacho fue, finalmente, proclamado como ganador.
Lo que cabe observar aqu铆, sin embargo, como caracter铆stica, es la obstinaci贸n frente a lo imposible del entonces candidato y hoy Presidente de la Rep煤blica. Fue la primera vez que puso en evidencia ese rasgo conductual, de no comprender los l铆mites de las cosas, sino considerar que, por mera voluntad, todo es posible.
Para el 2004, resultaba incontrovertible que yo ser铆a el candidato, no s贸lo del PLD, sino del pa铆s, para terciar en los comicios presidenciales de ese a帽o, que ganamos en forma arrolladora. Al fin y al cabo, era el 煤nico referente viviente con experiencia para gerenciar el Estado, que entonces se encontraba sumergido en una grave situaci贸n de crisis.
En el 2007, el actual presidente renunci贸 a su cargo de Secretario de Estado de la Presidencia para intentar obtener la candidatura presidencial por el PLD. Todas las encuestas de aquella 茅poca me presentaban como virtual ganador en las primarias del partido. Ninguna indicaba lo contrario.
Era natural que as铆 fuese. Despu茅s de nuestro retorno al poder, la crisis econ贸mica y social heredada del anterior gobierno cedi贸, y aunque luch谩bamos con el impacto de la crisis financiera global y la del alza de los precios del petr贸leo y de los alimentos, precisamente, en el 2007, todo indicaba que ten铆a la reelecci贸n asegurada.
Adem谩s, en esa ocasi贸n no ten铆a ning煤n impedimento constitucional. Mi antecesor la hab铆a modificado para su propio provecho pol铆tico. As铆, en esas condiciones, lo que normalmente se estila en el mundo democr谩tico es que el gobernante de turno no es desafiado por ning煤n otro miembro de su partido, dej谩ndole el paso libre hacia un segundo mandato consecutivo.
No ocurri贸 as铆 en el caso nuestro. El exsecretario de la Presidencia nos desafi贸 en la lucha por la nominaci贸n presidencial del PLD para las elecciones del 2008. De nuevo volvi贸 a obstinarse y empecinarse con lo que resultaba una quimera imposible de alcanzar.
Sucedi贸, por consiguiente, lo que ten铆a que suceder: ganamos esas primarias de nuestro partido con un 70 por ciento a nuestro favor. El actual presidente, sin embargo, nunca reconoci贸 nuestra victoria. Nunca nos felicit贸.
Al rev茅s, dijo que le hab铆a vencido el Estado. No particip贸 en la campa帽a electoral. Nunca se integr贸, y el d铆a de las votaciones, por si hubiese dudas, exhibi贸 p煤blicamente su voto para evidenciar que lo hab铆a hecho por su partido, el de la Liberaci贸n Dominicana.
Supongamos ahora que hubiese ocurrido lo contrario. Que el ex titular de la Secretar铆a de la Presidencia hubiese vencido en la contienda. En ese caso es evidente que habr铆a humillado al Presidente de la Rep煤blica, quien, entonces, no habr铆a estado en condiciones de promover su candidatura al solio presidencial.
De esa manera, por supuesto, nuestro candidato habr铆a perdido. Pero la obstinaci贸n frente a lo imposible ofusc贸 la claridad de pensamiento, conduci茅ndolo a una derrota inmerecida, la cual pudo haberse evitado.
Algunos de los que hoy levantan sus voces, de manera soberbia y altisonante, dejaron entonces abandonado a su l铆der actual. Se aferraron complacientemente al nuevo gobierno y dejaron que el candidato derrotado emprendiera solo su traves铆a por el desierto.
Pasado ese proceso, el hoy presidente se incorpor贸 de manera normal a los trabajos del Comit茅 Pol铆tico. Hay quienes me han se帽alado que cualquier otro adversario distinto a m铆, luego de lo acontecido, habr铆a procurado eliminarlo como competidor, tal como se predica en el cl谩sico texto de Robert Greene, Las 48 Leyes del Poder.
Sin embargo, no es mi caso. No est谩 en mi naturaleza ser as铆. Para hacerlo tendr铆a entonces que renunciar a mi propia condici贸n humana.
En las elecciones congresuales y municipales del 2010, el Partido de la Liberaci贸n Dominicana lleg贸 a la cima de su gloria. Obtuvo 31 senadores, decenas de diputados y una gran cantidad de alcaldes.
La mayor铆a de esos legisladores electos me visitaron a Palacio, para indicarme que estaban a mi disposici贸n para realizar una reforma a la Constituci贸n que me permitiese un tercer per铆odo consecutivo. Se recogieron dos millones de firmas para persuadirme de la necesidad de continuar al mando. Se realiz贸 una gran concentraci贸n en el Palacio de los Deportes, a tales fines.
En mi intervenci贸n, sin embargo, dej茅 claro, sin titubeo alguno, que endosaba esos dos millones de firmas al Partido, debido a que la Constituci贸n de la Rep煤blica me imped铆a una nueva reelecci贸n.
Se aproximaban las nuevas elecciones presidenciales del 2012. El actual Presidente de la Rep煤blica no marcaba bien en las encuestas. La Primera Dama, Margarita, por el contrario, se encontraba en una posici贸n de preferencia.
En una de las decisiones m谩s dif铆ciles de mi vida, le solicit茅, sin embargo, que abandonase su leg铆timo derecho a aspirar por la candidatura presidencial, dej谩ndole as铆, al Presidente el camino despejado para la obtenci贸n de su candidatura a la primera magistratura del Estado.
Si en aquel momento hubiese intentado imponer a la Primera Dama como candidata, sab铆a lo que ocurrir铆a. El partido se habr铆a dividido; habr铆amos perdido las elecciones; y yo habr铆a sido el responsable hist贸rico de esa derrota.
Luego, con 30 puntos por debajo en las encuestas frente a su antiguo rival del PRD en los comicios del 2000, le ayudamos, con gran dedicaci贸n y empe帽o, para que viera cristalizar su sue帽o de ver la banda tricolor colocada sobre su pecho.
Todo eso se hizo a cambio de nada. Nunca se solicit贸 un Ministerio, una Embajada o un Consulado. Nada. Se hizo porque as铆 nos formamos los pelede铆stas aut茅nticos.
Al Presidente, en su hora de penumbra, no se le empuj贸 hacia el abismo. En los momentos en que, por razones de m茅ritos, le correspond铆a la oportunidad, hicimos hasta lo indecible. En circunstancias en que su candidatura a煤n no concitaba suficiente respaldo, le servimos de apoyo.
Esa ha sido siempre nuestra forma de pensar y proceder. Creo en valores y principios. Creo en el respeto a la Constituci贸n, en la preservaci贸n de la democracia, como sistema pol铆tico y en la consolidaci贸n de un Estado fundado en los criterios de legalidad y legitimidad.
Pero, de igual manera, me inclino frente al sentido del honor, de la dignidad, del decoro, del respeto, de la decencia, de la cortes铆a, de la amistad, del m茅rito y, en fin, en la 茅tica del intercambio de las relaciones humanas.
Se帽oras y Se帽ores:
Al abandonar el gobierno, en agosto del 2012, mi nivel de aprobaci贸n llegaba al 74 por ciento. Pero eso, que en principio debi贸 servir de est铆mulo y aliciente, obr贸, por el contrario, en mi contra.
Sirvi贸, en realidad, para que mis adversarios, de adentro y de afuera, pusieran en ejecuci贸n una intensa y despiadada campa帽a de demolici贸n moral que intentaba hacerme desaparecer del escenario pol铆tico nacional, al tiempo de destruir nuestro legado en beneficio del progreso y el bienestar del pueblo dominicano.
El gran dramaturgo irland茅s, Bernard Shaw, al referirse al destacado l铆der revolucionario sovi茅tico, Le贸n Trotsky, sol铆a decir que era tan fiero en el combate pol铆tico que pod铆a cortar la cabeza de su adversario y exhibirla en p煤blico sangrante, pero no se permit铆a tocar el car谩cter privado de su v铆ctima. La despojaba de todo prestigio pol铆tico, pero le dejaba su honor intacto.
Aqu铆 fue todo lo contrario. Se aplic贸 un plan de descr茅dito, nacional e internacional, a trav茅s del cual se lanzaron mentiras, falacias, insultos, inmundicias y groser铆as, todo destinado a hundir mi persona y desmoronar mi imagen.
Con el tiempo empez贸 a verse claro que ese plan de descr茅dito en mi contra era parte de un proyecto pol铆tico, bien concebido, dirigido a perpetuarse en el poder. De ah铆 la reforma de la Constituci贸n en el 2015, realizada con el 煤nico prop贸sito de hacer viable la reelecci贸n presidencial.
A pesar de mi oposici贸n a dicha reforma, y a pesar del diab贸lico plan de destrucci贸n, al que me he referido, con la finalidad de mantener la unidad del PLD y de que se ganasen de nuevo las elecciones del 2016, puse en segundo plano mis propios valores, creencias y forma de actuar. Acept茅 suscribir un acuerdo de 15 puntos, firmado por todos los miembros del Comit茅 Pol铆tico.
En esa ocasi贸n, la obstinaci贸n frente a lo imposible funcion贸 debido a que se actuaba desde una l贸gica de poder; y el criterio de que la f贸rmula de dos per铆odos de ejercicio presidencial y nunca m谩s deber铆a ser la norma a tomar en consideraci贸n, fue aceptada por distintos sectores.
Pero ese acuerdo vali贸 de poco a la hora de ejecutar medidas que constitu铆an una obligaci贸n a cargo del grupo oficialista. Se incumplieron, de manera atropellante, varios de sus ac谩pites, incluyendo, recientemente, el impedimento para que el compa帽ero Dem贸stenes Mart铆nez asumiera la Presidencia de la C谩mara de Diputados.
Ese incumplimiento, claro est谩, fue la reacci贸n airada, furiosa, frente al movimiento popular que se vio compelido a tomar las calles para frustrar una segunda reforma constitucional consecutiva, la cual ni siquiera Trujillo se atrevi贸 a realizar para continuar un tercer mandato continuo.
Bajo la consigna de que la Constituci贸n no est谩 en venta, distintos sectores de la sociedad dominicana, desde los m谩s humildes, como los motoconchistas, hasta profesionales de diversas ramas, artistas, religiosos, sindicalistas y empresarios, levantaron su voz de protesta.
Fueron d铆as espl茅ndidos e inolvidables de lucha, de batallar por una causa, que, al menos por un instante, le devolvieron a la pol铆tica su sentido de m铆stica, de dignidad y de patriotismo.
Luego han venido las elecciones primarias abiertas del PLD, celebradas el pasado 6 de octubre. Esas elecciones constituyen una mancha y una verg眉enza en la historia del PLD. Se emplearon todas las maniobras mal铆gnas concebibles hasta llegar a convertirlas en lo que realmente son: el primer matadero electoral automatizado del siglo XXI.
A pesar de haberse hecho uso, en forma grosera, de miles de millones de pesos, de alzarse con todo el peso institucional del Estado, de contar con el involucramiento activo de ministros, gobernadores, directores departamentales, alcaldes y militares, la Fuerza del Pueblo sali贸 triunfante.
La Fuerza del Pueblo venci贸 al Estado. Demostr贸 que a pesar de todas las adversidades y vicisitudes, es hoy, por s铆 misma, una fuerza pol铆tica respetable, con peso espec铆fico en la Rep煤blica Dominicana.
Las fuerzas gubernamentales ni vencieron ni convencieron; y para intentar imponerse, sus miles de millones de pesos invertidos resultaron insuficientes, pues tuvieron que recurrir, en adici贸n, a la realizaci贸n de un fraude electoral.
Ese fraude estuvo programado para entrar en funcionamiento desde las primeras informaciones transmitidas sobre resultados de los c贸mputos, pero se aceler贸 e intensific贸 cuando con el 90 por ciento de las mesas computadas, la tendencia nos proyectaba como ganador.
Fue ah铆, precisamente, cuando a partir de las 6:30 p.m. s贸lo faltando por computar el 10 por ciento de las mesas o 200 mil votos, sobre el mill贸n 600 mil que ya se hab铆an computado, que se produjo el fen贸meno que ha dejado a destacados especialistas de la ciencia de la data y de las estad铆sticas en estado de desconcierto y de perplejidad.
Nunca hab铆an visto un hecho semejante. Aseguran que lo que se produjo fue por una de dos razones: por milagro o por fraude. Sostienen que lo acontecido en esa recta final de los c贸mputos fue algo inusual, que no parece responder a una causa natural.
Esto 煤ltimo est谩 dicho en lenguaje muy diplom谩tico. En realidad, lo que se ha querido hacer significar es que lo ocurrido est谩 m谩s all谩 de la capacidad humana.
Dig谩moslo claro. Ni con el fraude que hab铆an montado nos ganaban. A las 6:30 p.m. entraron en p谩nico. Pisaron el acelerador y dejaron la huella del crimen.
Manteniendo mesas abiertas hasta la 1:45 de la ma帽ana del d铆a siguiente a las votaciones, lograron que en las distantes provincias del Sur votara el 70 por ciento de los electores, cuando el promedio nacional s贸lo alcanz贸 el 25 por ciento.
¡Que barbaros! ¡Qu茅 crimen contra el pueblo y la democracia!
Ahora hemos solicitado que se haga una auditoria forense integral. Esa auditor铆a equivale a una especie de autopsia sobre el cad谩ver del fraude electoral automatizado. Exigimos que esa autopsia sea de verdad, siguiendo los est谩ndares internacionales establecidos. Que los m茅dicos pat贸logos a intervenir en ese examen lo hagan en presencia de nuestros equipos t茅cnicos y de nuestros asesores.
La Junta Central Electoral no debe temer la realizaci贸n de una auditor铆a forense conforme a los requisitos que hemos solicitado. Nadie la ha acusado de haber causado ese fraude. Todo el mundo sabe que sus integrantes son personas 铆ntegras y de respeto.
Los causantes son otros. Por tanto, la Junta Central Electoral no pierde nada; y s铆 ganar铆a mucho, en autoridad y prestigio, si deja que los hechos fluyan y permite que los m茅dicos de patolog铆a inform谩tica hagan la disecci贸n al cad谩ver del fraude.
Al hacerla, deber谩n cortar los tejidos y 贸rganos en descomposici贸n de todo el cuerpo, cabeza, tronco y extremidades; exhibir sus v铆sceras purulentas; y establecer con precisi贸n, en el acta de defunci贸n, cu谩les fueron las causas reales que provocaron la muerte, por fraude, del primer experimento fallido de voto automatizado en la Rep煤blica Dominicana.
Negarle al pueblo dominicano ese derecho, ser铆a arrojar mayores sombras sobre un proceso, ya de por s铆 enteramente desacreditado y deslegitimado.

Pueblo Dominicano:
Nada de lo que acabamos de narrar ha debido ocurrir. Si ha tenido lugar, ha sido por la imprudencia, la tozudez y la creencia de que el poder no tiene l铆mites; de que el poder es para usarse; de que se hace lo que conviene; y de que el poder no se desaf铆a.
Pero all谩, en el fondo, emerge una vez m谩s, como factor oculto, la obstinaci贸n por hacer realidad lo que resulta imposible.
En ese contexto, el gobierno se ha convertido en un ente rencoroso y vengativo. Es un gobierno que acosa, que silencia las voces que se le oponen, que presiona y que no se sonroja para atropellar.
El equilibrio partidista se resquebraj贸. La facci贸n grupal, ahora en forma de categor铆a de Estado, se instal贸 en el Comit茅 Pol铆tico, a trav茅s de la creaci贸n de un cen谩culo que para un partido de vanguardia recibi贸 un nombre extra帽o e inapropiado: la OTAN.
Ah铆 se ha creado una oligarqu铆a de hierro, completamente desconectada de las estructuras del partido, que se re煤ne siempre con anticipaci贸n para llevar sus propuestas previamente acordadas al m谩ximo organismo de direcci贸n pol铆tica.
Esa oligarqu铆a de hierro opera en forma de una casta. No tiene visi贸n de partido, en el sentido de ser una organizaci贸n que integra y representa a todos sus miembros. Se comporta en forma autoritaria. A煤n en condiciones de absurdo e irracionalidad, act煤a s贸lo interesada en la defensa de sus intereses grupales. Su noci贸n de lealtad es bastante singular: responde al poder de un decreto presidencial.
El predominio de ese estilo de conducta en los m谩s altos niveles de direcci贸n del Partido, me ha hecho comprender que, sencillamente, el PLD de Juan Bosch ya no existe.
Las bases del Partido de la Liberaci贸n Dominicana siempre estar谩n en mi coraz贸n, en mis desvelos y consideraci贸n. De ah铆 provine. Por tanto, la conozco en su capacidad de sacrificio, de dedicaci贸n y de amor al pueblo. Dondequiera que me encuentre, esas bases del PLD recibir谩n siempre mi apoyo, respeto y gratitud.
A lo largo de 46 a帽os, es largo el recorrido que he realizado dentro de las filas del Partido de la Liberaci贸n Dominicana. He sido un hombre afortunado. He aprendido, he luchado y me he confundido con el pueblo para ser parte de su historia. En la memoria quedar谩n amigos, compa帽eros, y tal vez, muchas an茅cdotas que contar.
Ahora, con mucho pesar, ha llegado la hora de partir. Sobre la marcha, tal vez sin advertirlo a tiempo, nos diferenciamos. Hay quienes no podemos vivir en medio de la mentira, el enga帽o, la manipulaci贸n, la doblez, el irrespeto, la petulancia, el incumplimiento de la palabra empe帽ada, la simulaci贸n, la hipocres铆a y la desfachatez.
Despu茅s de haber vivido los 46 a帽os m谩s fruct铆feros de mi vida, de considerarme un humilde disc铆pulo de la escuela de pensamiento de Juan Bosch, presento, de manera irrevocable, formal renuncia a mi condici贸n de Presidente y miembro del Partido de la Liberaci贸n Dominicana.
Ahora, guiado por el esp铆ritu divino, me esperan otros caminos por transitar. En principio, la creaci贸n de un nuevo proyecto pol铆tico: la Fuerza del Pueblo, que procurar谩 conquistar por fuera lo que desde adentro nos fuera usurpado: la esperanza del pueblo dominicano por siempre construir un mejor futuro.
La Fuerza del Pueblo ser谩 un proyecto de unidad nacional, que va m谩s all谩 de unas siglas para representar los anhelos de las grandes mayor铆as. Ser谩 un proyecto profundamente democr谩tico, que apueste por el cumplimiento de las reglas de juego, la transparencia y la participaci贸n din谩mica de todos los sectores de la sociedad.
Ser谩, adem谩s, un proyecto renovador, en las formas y en el fondo; un proyecto cercano y humano; en fin, un proyecto de futuro, integrado por hombres y mujeres, j贸venes y ancianos, capaz de devolver la esperanza y la confianza del pueblo dominicano en sus instituciones.
En lo inmediato, con el apoyo recibido en las primarias abiertas del pasado 6 de octubre, continuaremos sumando a distintos sectores de la sociedad dominicana, deseosos de formar parte de una nueva organizaci贸n pol铆tica que abre sus puertas a la participaci贸n democr谩tica.
Estableceremos alianzas con otras organizaciones pol铆ticas, con la sociedad civil, con n煤cleos profesionales, con l铆deres sindicales y sociales; y de esa manera crearemos una fuerza de oposici贸n tan potente que en poco tiempo contribuir谩 a reconfigurar el escenario pol铆tico nacional.
Con esa fuerza le haremos saber a los engre铆dos de Palacio que no se saldr谩n con la suya. Que al pueblo se le respeta; y que se preparen para escuchar por todos los confines del territorio nacional la consigna de que para el 20: ¡ E´P谩 Fuera Que Van!
En estos momentos de emociones y sentimientos encontrados, por un cap铆tulo de mi vida que termina y de otro que se inicia, me permito invocar las Sagradas Escrituras, en el Psalmo 23, que reza as铆:

Jehov谩 es mii pastor, nada me faltar谩.
En lugares de delicados pastos me har谩 descansar.
Junto a aguas de reposo, me pastorear谩.
Confortar谩 mi alma;
Me guiar谩 por senderos de justicia
Por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temer茅 mal alguno, porque
T煤 estar谩s conmigo.
Am茅n.

Muchas Gracias.
Buenas Noches.
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