El violento asesinato de la joven Anibel González
ha estremecido a una sociedad que está convencida de que este episodio
pudo evitarse. Cada uno tiene su opinión. No pocos culpan a la
autoridad. Algunos responsabilizan a la conformación de un tejido social
que estigmatiza a la mujer como una posesión del machista proveedor.
Otros a la imagen distorsionada del tipo de barrio que escala posición
económica y paga, y bien, para tener protección e impunidad que lo
‘resguarde’ por las tropelías que cometen.
En el caso del asesinato de Anibel, su verdugo cayó en las garras de una justicia que se conformó con ‘lograr’ una sentencia por el apuñalamiento alevoso y criminal de hace un par de años, en que la joven madre quedó por muerta, con siete heridas.
Anibel trató de evitar encontrarse de nuevo con la muerte. Todos sabían, fiscales, abogados, jueces, familiares, que el asesino tenía entre ceja y ceja matarla. Y lo logró al primer intento, luego de burlar el sistema de justicia.
Debe establecerse responsabilidades sobre lo ocurrido en el caso de Anibel. Pero debemos empoderarnos, como sociedad, para impedir que sigan siendo estadísticas nefastas episodios como el del hombre que ahorcó a su joven pareja hace más de dos años y anda suelto, o el del que mató a su novia porque estaba embarazada y/o de uno que mutiló a su expareja a machetazos porque ya no lo quería.
Todos les fallamos. Ojalá este sacrificio de Anibel no sea en vano.
Por Ruddy L. González ;-
En el caso del asesinato de Anibel, su verdugo cayó en las garras de una justicia que se conformó con ‘lograr’ una sentencia por el apuñalamiento alevoso y criminal de hace un par de años, en que la joven madre quedó por muerta, con siete heridas.
Anibel trató de evitar encontrarse de nuevo con la muerte. Todos sabían, fiscales, abogados, jueces, familiares, que el asesino tenía entre ceja y ceja matarla. Y lo logró al primer intento, luego de burlar el sistema de justicia.
Debe establecerse responsabilidades sobre lo ocurrido en el caso de Anibel. Pero debemos empoderarnos, como sociedad, para impedir que sigan siendo estadísticas nefastas episodios como el del hombre que ahorcó a su joven pareja hace más de dos años y anda suelto, o el del que mató a su novia porque estaba embarazada y/o de uno que mutiló a su expareja a machetazos porque ya no lo quería.
Todos les fallamos. Ojalá este sacrificio de Anibel no sea en vano.
Por Ruddy L. González ;-
No hay comentarios:
Publicar un comentario