Los políticos deben tener mucho cuidado cuando formulan determinadas
denuncias, pues la influencia que ejercen sobre importantes segmentos de
la población los obliga a ser cautos para no sembrar alarma en la
sociedad.
Es el caso de una reciente denuncia formulada por el aspirante
presidencial Luis Abinader, conforme a la cual se estarían sacando
reclusos de determinadas prisiones para que cometan delitos,
generalmente asesinatos por encargo, y luego son regresados a los
recintos.
La condición de ser uno de los principales líderes de la oposición,
con el potencial de ser el candidato del Partido Revolucionario Moderno
(PRM), le impone al amigo Luis la obligación de medir el alcance de sus
denuncias, en razón de que tienden a alarmar a una sociedad que ve
crecer la delincuencia.
Es por ello que el político y empresario tiene el deber de presentar
las pruebas que le ha emplazado el procurador general de la República,
Jean Alain Rodríguez, con lo cual le haría un gran servicio a la
sociedad, a partir de poner en evidencia la existencia de una gravísima
anomalía que debería saldarse con cancelaciones y sometimientos a
justicia de aquellos que resultaren implicados.
Por el contrario, si el candidato del PRM no asume la responsabilidad
de mostrar esas pruebas, quedaría como un exponente de la politiquería
de poca monta, algo que resultaría lamentable en un dirigente que se ha
venido labrando un espacio político que le augura futuro.
¿Qué gana un dirigente de la categoría de Luis, quien ya es un
candidato hecho, con lanzar este tipo de denuncias sin aportar
evidencias? Entiendo que gana poco y sí arriesga mucho.
Resulta obvio que este tipo de imputación puede revertirse hacia quien la dispara con el claro propósito de hacer daño, o cuando menos cazar titulares de prensa y/o marcar tendencia en las redes sociales.
Resulta obvio que este tipo de imputación puede revertirse hacia quien la dispara con el claro propósito de hacer daño, o cuando menos cazar titulares de prensa y/o marcar tendencia en las redes sociales.
Asumimos que, de entrada, el aporte de evidencias le resultará punto
menos que imposible, pues se presume que una maniobra de esa
categoría—de llevarse a cabo realmente—se haría sin dejar el menor
rastro, razón por la cual las posibilidades de que Luis quede mal son
realmente elevadas.
Es oportuno hacer notar que esta denuncia se lanza justo en medio de
la preocupación de distintos sectores de la sociedad por recientes
hechos delictivos en los cuales están implicadas personas que no hace
mucho fueron condenadas por la comisión de graves delitos y se
encontraban en libertad condicional mediante disposiciones emanadas de
funcionarios competentes.
El sensacionalismo mediático le queda bien a un sujeto sin nombradía
que procura figuración pública en base a difundir especies sin base ni
sustento probatorio, no a quien como Luis Abinader tiene garantizado su
espacio.
Por Nelson Encarnación ;-
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