Ya hace algo más de un año que con
decisión, el expresidente por tres ocasiones, doctor Leonel Fernández,
comenzó su tarea rumbo al solio presidencial tal cual un escultor hace
su trabajo frente a la obra que tiene por misión llevar a una feliz
conclusión.
Y decimos que con decisión o
en concreto marcó la ruta para volver a gobernar a partir del 2020,
porque en realidad ese proyecto era un secreto a voces en todo el país
desde el mismo año que concluyó su tercer mandato en agosto de 2012.
Lo que no había era la certeza de cuándo
iba a ser, pero la circunstancia y las coyunturas parecen estar
presentes, y el eslogan de que no «Hay marcha atrás», delata la firmeza
de estas renovadas y pujantes aspiraciones.
Obviamente,
proyectos de estas envergaduras, independientemente del área donde se
vayan a planificar y a ejecutar, generalmente no son iniciados por una
sola persona, aunque tampoco la cantidad tiende a ser abultada. Estos
grandes sueños o ideas, se arrancan con los hombres cercanos, confiables
y de firmeza, sobre los cuales se ejerce algún tipo de liderazgo o
esperanza.
Así mismo acarició Leonel su
nuevo proyecto presidencial, recibiendo, escuchando personas de todos
los estratos sociales, soportando críticas merecidas e inmerecidas,
también se le indicaba lo que debía hacer, lo que fortalecía lo que
muchas veces ya él tenía concebido.
Además,
puso en marcha un plan de recibimientos y visitas a las casas de
dirigentes tradicionales, a símbolos del Partido de la Liberación
Dominicana (PLD). Realizaba y está realizando encuentros políticos,
sociales, sectoriales, en fin, salió con un dinamismo que lo ha notado,
hasta los menos interesados en los temas políticos.
Incluso,
Leonel redujo sus fluidos compromisos internacionales en el exterior a
la mínima expresión, obviamente, con el exclusivo interés de dedicarse a
tiempo completo a las labores políticas locales.
En
una segunda etapa comenzaron los encuentros más abiertos, los cuales se
expandieron o crecieron tanto, que causaron celos políticos; internos y
externos, provocando que los interesados lo denunciaran en la Junta
Central Electoral (JCE), para que ésta prohíba las actividades
proselitistas al aire libre y en las calles.
Frente
a esas quejas y presiones mediáticas, la JCE ante de ser aprobada la
Ley de Partidos, y mucho menos la Ley Orgánica del Régimen Electoral,
cedieron y comenzaron a implementar esta medida, solo con el único fin
de sacar al León de las calles.
Pero
todo resultó a lo inverso por la recolección de los datos de las
personas, trabajo que se está ejecutando a diario, semanalmente, cara a
cara con el pueblo, donde muchos terminan firmando un formulario para
que vuelva Leonel en el 2020.
Además, el
activismo de los grupos pro Leonel en las redes sociales, la
reactivación de los movimientos de apoyo y las intenciones de
reestructurar un frente de los partidos pequeños en militancia, pero
invaluables en sus aportes en el combate y la percepción electoral, por
lo cual, con todo esto, que no es todo lo que se está haciendo, este
proyecto presidencial se observa sólido y entusiasta.
Todos
estos esfuerzos empalmados con propuestas tangibles y añoradas, además
de las ponderaciones favorables de tres mandatos gubernamentales
recientes, que traen más buenos recuerdos que malos, todo ha comenzado a
delatarse y ya se evidencian en los resultados de las mediciones
electorales de simpatías en las encuestas de prestigio en el país.
También,
la mayoría de las bases peledeístas y una gran parte del pueblo, se han
percatados de que el asunto de las aspiraciones presidenciales con
Leonel, esta vez, van contra vientos y mareas, entonces, al estar la
situación favoreciéndoles a este proyecto, porque la gente
mayoritariamente les está haciendo el coro, la resiliencia con simpatía
hacia este expresidente no se han hecho esperar, todo se ha puesto
fenomenal.
Los gritos del «No hay marcha
atrás» en las provincias, municipios, distritos municipales, en los
sectores, en las calles y callejones, se han hechos tan populares, que
les han agregado, que «bajo cualquier circunstancia» la batalla política
por la presidencia es indetenible hasta lograr ese objetivo final.
Y
todo se ha puesto más sólido, porque las aspiraciones presenciales de
Leonel Fernández están tocando los sentimientos nacionales con la causa
que viene asumiendo, el respeto a nuestra Constitución.
Es
que después de tantas planificaciones, reuniones, asambleas, encuentros
sectoriales, mítines a puertas cerradas…, y cientos de miles de horas
consumidas en maratónicas reuniones donde quiera que hay un dominicano,
los frutos se han comenzado a recoger, y en abundante zafra.
Esta
precampaña electoral con Leonel se debe enmarcar dentro de las que más
se ha trabajado en cualquier época del país y en la que sin dudas, sin
estar en el poder, es en la que el precandidato ha alcanzado el
posicionamiento más alto en la población faltando tantos meses (13) para
el día «D».
De ahí, que por cuarta
ocasión, el Poder espera por Leonel, para seguir apuntalando la Patria
de Juan Pablo Duarte en beneficio del pueblo dominicano.
Autor: José Núñez ;-
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