Otro peligroso desafío de turbas haitianas
armadas para penetrar a la fuerza al territorio dominicano, degeneró
ayer en un enfrentamiento con tropas dominicanas, con saldo de dos
haitianos heridos.
Se han hecho frecuentes en la línea fronteriza este tipo de escaramuzas, pero el de ayer tuvo connotaciones de descarada y violenta intrusión, en violación a nuestras leyes migratorias.
Desafiar estas leyes se ha convertido en una práctica consuetudinaria de haitianos indocumentados, peligrosa y arriesgada porque implica el uso de armas y sustancias incendiarias, como si se tratara de una insurrección guerrillera.
Estas provocaciones han sido respondidas por nuestras tropas apelando también al uso de armas cuando ya no valen otras formas de disuasión pacífica.
Otros episodios semejantes, con saldos fatales, ocurridos en distintos puntos de la frontera, son suficientes para alertar a la comunidad internacional de estas intrusiones armadas y desembozadas, ya que pueden derivar en peores desenlaces.
Es conveniente dejar constancia formal por la vía diplomática de estas agresiones, para evitar que los enemigos de la soberanía dominicana desnaturalicen los hechos y los presenten como un reflejo del presunto estado de xenofobia y discriminación que a cada rato nos endilgan en distintos foros internacionales.
En el ínterin, el Gobierno debe mantener el nivel de tropas en la frontera y hacerles ver a los provocadores que no anda con paños tibios a la hora de proteger el territorio de sus atrevidas incursiones.
Tomado del editorial de
de la fecha;-
Se han hecho frecuentes en la línea fronteriza este tipo de escaramuzas, pero el de ayer tuvo connotaciones de descarada y violenta intrusión, en violación a nuestras leyes migratorias.
Desafiar estas leyes se ha convertido en una práctica consuetudinaria de haitianos indocumentados, peligrosa y arriesgada porque implica el uso de armas y sustancias incendiarias, como si se tratara de una insurrección guerrillera.
Estas provocaciones han sido respondidas por nuestras tropas apelando también al uso de armas cuando ya no valen otras formas de disuasión pacífica.
La gravedad de los hechos de ayer radica en que, según el reporte de
la Tercera Brigada del Ejército, las turbas llevaban tres días
agrupándose, quemando gomas y tratando de derribar una verja perimentral
que protege las instalaciones aduaneras dominicanas en el sitio del
Carrizal, en la provincia Elías Piña.
Como se ve, se trata de una inaceptable provocación que el gobierno
dominicano debería denunciar ante los organismos internacionales por su
grado de sistematicidad y agresividad.Otros episodios semejantes, con saldos fatales, ocurridos en distintos puntos de la frontera, son suficientes para alertar a la comunidad internacional de estas intrusiones armadas y desembozadas, ya que pueden derivar en peores desenlaces.
Es conveniente dejar constancia formal por la vía diplomática de estas agresiones, para evitar que los enemigos de la soberanía dominicana desnaturalicen los hechos y los presenten como un reflejo del presunto estado de xenofobia y discriminación que a cada rato nos endilgan en distintos foros internacionales.
En el ínterin, el Gobierno debe mantener el nivel de tropas en la frontera y hacerles ver a los provocadores que no anda con paños tibios a la hora de proteger el territorio de sus atrevidas incursiones.
Tomado del editorial de
de la fecha;-
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