Nos atrevemos a partir desde un punto optimista -y hasta a pecar de
ingenuos- y ver en la parte política del discurso de rendición de
cuentas al Congreso del presidente Danilo Medina solo un recurso
efectista de libre interpretación, más que una clara intención de corte
reeleccionista del gobernante. No se puede ocultar que la sola expresión
de: “Estoy dispuesto a pagar el precio que haga falta para servir a
nuestra Patria” -que fuera sacada de un contexto de la pieza y que ha
provocado el mayor revuelo en distintos actores políticos y observadores
independientes- tiene un tinte mesiánico y, por el momento en el que el
Danilo político la emplea, le agrega más enigma a un ambiente ya
marcado por la indefinición.
Lo de “el precio” o “sacrificio”, planteado
en otra parte de la alocución del Presidente, está en su mente, y solo
su persona lo sabe, pero así como pudiera encerrar una intención
reeleccionista también, en función acogerse simplemente al mandato
constitucional que le impide ir en busca de un tercer período,
evitándole de paso traumas a su partido y al país. De ahí que, si esta y
otras frases -posiblemente incluidas para “enganchar” al auditorio
político nacional y para ponerle sazón al discurso- fueran entendidas
como “señales” del gobernante, se entienda el entusiasmo advertido entre
seguidores que quieren “4 años más”, así como el rechazo de adversarios
y de amantes fervientes de que se cumplan las reglas de juego
institucionales.
Los presidentes -y como reglas del manejo del poder-
generalmente tienen sus estrategias para evitar estampidas, perder
apoyo y caer en la llamada “soledad del poder”, a la que temen más que
el diablo a la cruz. Por eso se mueven en un marco de dudas, enigmas y
expectativas, dejando al tiempo y a las circunstancias la posibilidad de
que se pueda encontrar un “bajadero” o de que se abra alguna puerta en
su beneficio. Danilo no dijo en ninguna parte del discurso que se
embarcaría en una aventaría de reelección, pero los redactores de la
pieza incluyeron algunas frases que llamaran la atención y se
entendieran como el envío de “señales” del gobernante, según la
interpretación.
Con el Partido y el país en vilo (eso no es bueno), gana
tiempo, frena a quienes pudieran estar mirando para otro lado y, con
ello, mantiene la mayor fuerza posible a su alrededor en procura de la
mejor negociación política a futuro. Y si se habla de evitar mudanzas,
la sustitución del hijo de Peña Guaba en la Lotería manda un mensaje.
Veamos: El padre se reúne con Leonel y se dijo que un grupo de partidos u
“opción morada” respaldarían al presidente del PLD y mandaron al hijo
para su casa.
Por Luis Encarnación Pimentel ;-
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