Venezuela está en los ojos del mundo. La
Venezuela de Hugo Chávez vive momentos difíciles. La Venezuela de
Nicolás Maduro, parece estar en un callejón sin salida.
Pero, la Venezuela de ambos, merece mejor suerte. El destino de los venezolanos deben decidirlo los venezolanos. Es triste el calvario que viven hoy miles de los hijos de la patria de Bolívar debido a la crisis. No debe NINGÚN país, por poderoso que sea, presentarse como SALVADOR de otro, cuando sabe que no lo será.
No creo que Nicolás Maduro haya manejado acertada ni correctamente los destinos de la patria de Bolívar. Es un ser humano. Ha cometido sus errores, pero, ¿quién no lo ha hecho? Probablemente para él, sus métodos de dirigir son los correctos. No creo que ningún gobernante del mundo, NINGUNO, tome decisiones para perjudicar a sus conciudadanos. Todos quieren hacer lo mejor posible.
Todos desean la prosperidad de su nación, aunque en ocasiones las cosas no les salgan como lo planean. Pasa con el presidente de Estados Unidos, el de Rusia, el de España, el de Dominicana; no hay mejor conductor de los destinos de su pueblo que el presidente que se da el mismo pueblo. Todos los presidentes, a su modo, llevan los mejores planes, proyectos e intenciones para echar adelante a su país. Todos, por eso, cuando concluyen un primer mandato, desean un segundo y hasta un tercero, porque, quieren reivindicarse, corregir errores y sentar las bases para el desarrollo de su pueblo. Hay otros que, respetan el mandato de sus constituciones y salen del poder sin intentar eternizarse en él. Sucedió con Barack Obama. En su segundo período estaba en la cúspide de la popularidad, tanta, que no ocultó sus deseos de ir por otro mandato, y así lo expresó públicamente. Sin embargo, no hizo ningún intento por cambiar el texto constitucional de su país. Lo que vive hoy Venezuela es cosa que deben resolver los venezolanos. A los dominicanos, que fuimos testigos de dos groseras intervenciones militares aupadas y sostenidas por Estados Unidos en períodos distintos, no nos luce ponernos al lado de quienes propugnan por la imposición de un gobierno ilegal e ilegítimo en Venezuela. Por eso creo acertado que el país siga abogando por el diálogo. No parece sensato apoyar a alguien que se juramenta en una calle o un una plaza pública y se autoproclama presidente, cuando hace menos de un año los ciudadanos fueron a las urnas y, con sus dificultades escogieron un gobernante. Muchos alegan que ganó con trampas, lo mismo se alegó de Joaquín Balaguer todo el tiempo y lo propio sacaron a relucir los contrarios de Danilo Medina, en las dos ocasiones que éste ganó las elecciones.
Entonces, si se da aquiescencia a esa modalidad, de apoyar a los que pierden un torneo electoral y luego se proclaman presidentes, muy pronto el mundo sería un entorno invivible ¿Qué sería de Francia si algún gobierno apoya a los denominados chalecos amarillos y escoge a uno de ellos presidente? No señores, respetemos los mandatos de cada Constitución en particular y permitamos que cada pueblo se dé el gobierno que merece. Ninguna nación, por fuerte que sea, tiene derecho a imponer un presidente a otra, por ninguna razón. Los defensores de una intervención extranjera HOY en Venezuela, podrían lamentarse mañana, cuando por una razón o por otra, alguna potencia interviniente tratara de imponer un gobierno en su país. Hoy por tí… mañana por mí.
Pero, la Venezuela de ambos, merece mejor suerte. El destino de los venezolanos deben decidirlo los venezolanos. Es triste el calvario que viven hoy miles de los hijos de la patria de Bolívar debido a la crisis. No debe NINGÚN país, por poderoso que sea, presentarse como SALVADOR de otro, cuando sabe que no lo será.
No creo que Nicolás Maduro haya manejado acertada ni correctamente los destinos de la patria de Bolívar. Es un ser humano. Ha cometido sus errores, pero, ¿quién no lo ha hecho? Probablemente para él, sus métodos de dirigir son los correctos. No creo que ningún gobernante del mundo, NINGUNO, tome decisiones para perjudicar a sus conciudadanos. Todos quieren hacer lo mejor posible.
Todos desean la prosperidad de su nación, aunque en ocasiones las cosas no les salgan como lo planean. Pasa con el presidente de Estados Unidos, el de Rusia, el de España, el de Dominicana; no hay mejor conductor de los destinos de su pueblo que el presidente que se da el mismo pueblo. Todos los presidentes, a su modo, llevan los mejores planes, proyectos e intenciones para echar adelante a su país. Todos, por eso, cuando concluyen un primer mandato, desean un segundo y hasta un tercero, porque, quieren reivindicarse, corregir errores y sentar las bases para el desarrollo de su pueblo. Hay otros que, respetan el mandato de sus constituciones y salen del poder sin intentar eternizarse en él. Sucedió con Barack Obama. En su segundo período estaba en la cúspide de la popularidad, tanta, que no ocultó sus deseos de ir por otro mandato, y así lo expresó públicamente. Sin embargo, no hizo ningún intento por cambiar el texto constitucional de su país. Lo que vive hoy Venezuela es cosa que deben resolver los venezolanos. A los dominicanos, que fuimos testigos de dos groseras intervenciones militares aupadas y sostenidas por Estados Unidos en períodos distintos, no nos luce ponernos al lado de quienes propugnan por la imposición de un gobierno ilegal e ilegítimo en Venezuela. Por eso creo acertado que el país siga abogando por el diálogo. No parece sensato apoyar a alguien que se juramenta en una calle o un una plaza pública y se autoproclama presidente, cuando hace menos de un año los ciudadanos fueron a las urnas y, con sus dificultades escogieron un gobernante. Muchos alegan que ganó con trampas, lo mismo se alegó de Joaquín Balaguer todo el tiempo y lo propio sacaron a relucir los contrarios de Danilo Medina, en las dos ocasiones que éste ganó las elecciones.
Entonces, si se da aquiescencia a esa modalidad, de apoyar a los que pierden un torneo electoral y luego se proclaman presidentes, muy pronto el mundo sería un entorno invivible ¿Qué sería de Francia si algún gobierno apoya a los denominados chalecos amarillos y escoge a uno de ellos presidente? No señores, respetemos los mandatos de cada Constitución en particular y permitamos que cada pueblo se dé el gobierno que merece. Ninguna nación, por fuerte que sea, tiene derecho a imponer un presidente a otra, por ninguna razón. Los defensores de una intervención extranjera HOY en Venezuela, podrían lamentarse mañana, cuando por una razón o por otra, alguna potencia interviniente tratara de imponer un gobierno en su país. Hoy por tí… mañana por mí.
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