Hace apenas tres días sucedió un hecho que tiene
gran relevancia para la comprensión de la lucha por la soberanía
nacional ante el grave desafío que implica para ella la masiva y
pacífica invasión del pueblo haitiano sobre el territorio dominicano. La
señora Ana Belique, vocera de la ONG Reconocido, que en los últimos
años ha liderado junto con su organización lo que ellos denominan “lucha
de los emigrantes haitianos por sus derechos en la República
Dominicana” y que llevaron la voz cantante tanto nacional como
internacionalmente en contra del Fallo 168-13 del TC,..
En respuesta a un comentario en la red de Twitter del amigo y colega Eduardo Jorge Prats citando un artículo de Diógenes Céspedes, cuestionándose por qué no hubo levantamientos importantes en contra de la invasión haitiana ni violencia social durante la ocupación de 22 años. En respuesta a ese mensaje en la red de twitter la señora Belique escribió lo siguiente: “La respuesta está en que el sucedido histórico del 9 de febrero de 1822 no fue una invasión ni una ocupación, como lo califica la historia novelada de nuestros historiadores oligárquicos, partidarios de los hateros, hispanófilos y negrófobos, sino una unión fundada en un programa”.
¿Cuál es la versión que se esparce para falsificar nuestra historia y que alienta el establecimiento de un Estado binacional? El argumento falso y afrentoso de que en 1822 ambas poblaciones se unieron voluntariamente, bajo el programa común, y que fruto de una reacción de una élite racista encabezada por Duarte y los Trinitarios se puso fin a dicha feliz unión; que los historiadores oligárquicos, partidarios de los hateros e hispanófilos y negrófobos se encargaron de novelarla para fabricarnos falsos héroes y falsas gestas patrióticas que no tenían como norte el hecho más sublime de formar una patria libre e independiente de toda potencia extranjera, con el lema de Dios, Patria y Libertad, sino el odio y el racismo como su infame motivación para separarse del pueblo haitiano.
Imagínense por un momento amigos lectores cuando esta versión falsa de lo que pasó con la ocupación haitiana en RD es la que le sirve para inculcar y adoctrinar a los niños en la escuelas, a millones de haitianos ilegales que están en nuestro país y a los diez millones que están todavía en Haití. La conclusión lógica, de asumir como cierta esta falacia, es que en realidad el paso de la población haitiana a nuestro territorio de forma pacífica y masiva; así como su vocación para adquirir la nacionalidad dominicana que tanto han reclamado, sería un acto justiciero desde el punto de vista histórico. Se estaría creando la Nueva Patria que anunciara el ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, en una reunión con el Primer Ministro haitiano en la que quedarían atrás los viejos prejuicios de las élites racistas de las que él también hablaba.
Lo que se pretende es vender la idea de que ambas poblaciones podrían vivir fusionadas con un programa de gobierno compartido en un Estado Binacional como ocurrió, según la versión esparcida, durante los 22 años de la ocupación haitiana en la que los pobladores de este lado de la Isla vivieron tan felices que no se registró ningún tipo de malestar social, brote o rebelión hasta la aparición de “un grupo de racistas” que en este caso serían Duarte y los Trinitarios que decidieron ponerle fin a la “feliz y pacífica” unión de ambos pueblos.
La señora Belique y el Movimiento Reconocidos insisten diariamente en las redes sociales en que la causa nacionalista y de la defensa de la soberanía nacional dominicana en la que participamos, está inspirada en el odio y el antihaitianismo. Esto como estrategia de inhibir el ímpetu del apoyo de los dominicanos a esta noble causa. Nada más alejado de la verdad. No somos racistas ni antihaitianos, ni tenemos odio contra nadie en nuestro corazón. Lo que tenemos es un profundo amor por nuestro país, por nuestras costumbres, por nuestros valores, por nuestros héroes, que no solo ofrendaron sus vidas y sus bienes para legarnos esta Patria querida llamada República Dominicana en las luchas heroicas independentistas contra el ejército haitiano, sino frente las tropas españolas en la Guerra heroica de la Restauración de la República en la cual nuestro bisabuelo general Manuel María Castillo Medrano fue una de las figuras más destacadas y en cuyo honor se le puso su nombre a un pueblo de la Provincia Duarte.
Por Vinicio Castillo Semán ;-
En respuesta a un comentario en la red de Twitter del amigo y colega Eduardo Jorge Prats citando un artículo de Diógenes Céspedes, cuestionándose por qué no hubo levantamientos importantes en contra de la invasión haitiana ni violencia social durante la ocupación de 22 años. En respuesta a ese mensaje en la red de twitter la señora Belique escribió lo siguiente: “La respuesta está en que el sucedido histórico del 9 de febrero de 1822 no fue una invasión ni una ocupación, como lo califica la historia novelada de nuestros historiadores oligárquicos, partidarios de los hateros, hispanófilos y negrófobos, sino una unión fundada en un programa”.
Quizás sin proponérselo la señora Belique ha hecho un aporte al debate histórico sobre el tema, porque ayuda a la comprensión de la lógica profunda que han tenido los planes de fusión de ambas naciones y que se han estado fraguando desde las potencias extranjeras en combinación con funcionarios del Estado, empresarios dominicanos y grupos de ONG.La respuesta está en que el sucedido histórico del 9 de febrero de 1822 no fue una invasión ni una ocupación, como la califica la historia novelada de nuestros historiadores oligárquicos, partidarios de los hateros, hispanófilos y negrófobos, sino una unión fundada en un programa https://t.co/FKUTcXedF8— Ana Belique (@ABelique) 3 de enero de 2019
¿Cuál es la versión que se esparce para falsificar nuestra historia y que alienta el establecimiento de un Estado binacional? El argumento falso y afrentoso de que en 1822 ambas poblaciones se unieron voluntariamente, bajo el programa común, y que fruto de una reacción de una élite racista encabezada por Duarte y los Trinitarios se puso fin a dicha feliz unión; que los historiadores oligárquicos, partidarios de los hateros e hispanófilos y negrófobos se encargaron de novelarla para fabricarnos falsos héroes y falsas gestas patrióticas que no tenían como norte el hecho más sublime de formar una patria libre e independiente de toda potencia extranjera, con el lema de Dios, Patria y Libertad, sino el odio y el racismo como su infame motivación para separarse del pueblo haitiano.
Imagínense por un momento amigos lectores cuando esta versión falsa de lo que pasó con la ocupación haitiana en RD es la que le sirve para inculcar y adoctrinar a los niños en la escuelas, a millones de haitianos ilegales que están en nuestro país y a los diez millones que están todavía en Haití. La conclusión lógica, de asumir como cierta esta falacia, es que en realidad el paso de la población haitiana a nuestro territorio de forma pacífica y masiva; así como su vocación para adquirir la nacionalidad dominicana que tanto han reclamado, sería un acto justiciero desde el punto de vista histórico. Se estaría creando la Nueva Patria que anunciara el ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, en una reunión con el Primer Ministro haitiano en la que quedarían atrás los viejos prejuicios de las élites racistas de las que él también hablaba.
Lo que se pretende es vender la idea de que ambas poblaciones podrían vivir fusionadas con un programa de gobierno compartido en un Estado Binacional como ocurrió, según la versión esparcida, durante los 22 años de la ocupación haitiana en la que los pobladores de este lado de la Isla vivieron tan felices que no se registró ningún tipo de malestar social, brote o rebelión hasta la aparición de “un grupo de racistas” que en este caso serían Duarte y los Trinitarios que decidieron ponerle fin a la “feliz y pacífica” unión de ambos pueblos.
La señora Belique y el Movimiento Reconocidos insisten diariamente en las redes sociales en que la causa nacionalista y de la defensa de la soberanía nacional dominicana en la que participamos, está inspirada en el odio y el antihaitianismo. Esto como estrategia de inhibir el ímpetu del apoyo de los dominicanos a esta noble causa. Nada más alejado de la verdad. No somos racistas ni antihaitianos, ni tenemos odio contra nadie en nuestro corazón. Lo que tenemos es un profundo amor por nuestro país, por nuestras costumbres, por nuestros valores, por nuestros héroes, que no solo ofrendaron sus vidas y sus bienes para legarnos esta Patria querida llamada República Dominicana en las luchas heroicas independentistas contra el ejército haitiano, sino frente las tropas españolas en la Guerra heroica de la Restauración de la República en la cual nuestro bisabuelo general Manuel María Castillo Medrano fue una de las figuras más destacadas y en cuyo honor se le puso su nombre a un pueblo de la Provincia Duarte.
Por Vinicio Castillo Semán ;-
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