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viernes, diciembre 07, 2018

Leonel vende ideas en mítines de patio

La política tiene recovecos diseñados, usados o comprendidos por los que están sobre los temas. La lucha por el poder siempre es una guerra. En algunos casos es sin sangre, pero en otras no, pero siempre pone en uso ardides, mañas o tretas que son lo mismo con diferentes nombres. Lleve o no camuflaje, siempre el allante es parte del pleito.
Observé los operativos montados por Leonel Fernández en noviembre. Hubo variaciones con respecto a los trabajos pasados. Lo estoy siguiendo de cerca porque este es un caso singular.
Parece ser el mismo pasado de lucha interna para obtener la candidatura presidencial pero no es así. Este caso me lleva a tener a mano las escrituras de sabermetría política.
Amigos y contrarios lo empujan a una guerra a los cañonazos contra Danilo Medina. Una guerra a muerte. Como si la lucha por el poder fuera de emociones o machismo. Ambos políticos no han antagonizado sus fuerzas sabedores de que de nada valdrá el aniquilamiento del contrario. Lo pírrico está muy estudiado.
Leonel no ha presentado su precandidatura abriendo un espacio a un acuerdo interno que evite confrontaciones, sin embargo, va construyendo un ejército que sería útil para lo porvenir. Recolecta apoyo mediante firmas y compromete esfuerzos y personas.
El líder político tiene muchas aleccionadoras lecturas y Juan Bosch les decía que los gallos en pelea debían ser del mismo peso. Aunque parezca debilidad, la retirada táctica es parte de la ofensiva estratégica.  Leonel evade la guerra política convencional. Tiene que ser creativo y las fintas sorprenden hasta a sus colaboradores. Es como el boxeador que entrena lanzando golpes a su sombra en espacio vacío para ver venir los golpes del contrario y preparar la ofensiva adecuada.
En un reciente mitin de contabilidad de activos dijo que se lanzaría a campos y ciudades a escuchar el pensar de la gente. Lo hizo y lo sigue haciendo mientras su infantería llena formularios de adhesión.
Leonel se reparte por la geografía nacional en busca de simpatizantes o renovando votos, en tanto con sigilosos pasos   busca en privado otros cáñamos para seguir liando el tejido de su campaña presidencial. Es una guerra de movimientos. Combina la versión moderna del micro mitin con concentraciones bajo techo como la de mañana en Santiago.
Ahora estrena una nueva versión: hace mítines en patios de amigos para vender su candidatura presidencial sin decir que está en campaña.
Por Alfredo Freites ;-
alfredofreitesc@gmail.com

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