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lunes, noviembre 12, 2018

Emely Peguero es ejemplo social

Las tragedias pueden ser un elemento de ayuda para la educación. Desde hace años digo que las muertes violentas de jóvenes peloteros, que han mezclado vehículos de alta cilindrada con bebidas alcohólicas, deben ser tomadas por los padres como un factor de lamentar una desgracia con visión de futuro. Es imposible borrar el pasado, pero sí ayudar el porvenir.
Cada tragedia enluta a muchas personas. Tala vidas útiles y desgarra el corazón de sus parientes.  Son muchos los jóvenes que han muerto en accidentes de vehículos. Esas desgracias nos enlutan a todos. Somos padres, tíos, abuelos. Las palabras son pocas para advertir que es mejor llegar un minuto tarde que un minuto de silencio.
Educar por la tragedia ajena es emplear el luto para resaltar todo lo que implica la pérdida de una vida en desarrollo, emplearla para que los que vienen subiendo se percaten de todo lo que impacta el descontrol.
Recientemente culminó una parte del juicio contra Marlon y Marlin Martínez por la muerte de la adolescente Emely Peguero. Una tragedia que impactó a toda la sociedad. Este homicidio debe ser adoptado por padres y madres no solo como vía de indignación por los resultados del juicio sino para educar y adecuarse. Ver en los otros lo que nos puede suceder.
Los vínculos de esta pareja de jóvenes es historia cotidiana. La fusión del romance y el sexo. Son emociones primitivas imposibles de contener. Es el llamado biológico. El reclamo ancestral que nos lleva a perpetuar la especie. Los vínculos atávicos que adopta variadas formas y a veces eluden las normas sociales. Cada día en el quehacer de todos se incuba o subyace el magnetismo sexual que nos impulsa.
Luchar contra las fuerzas naturales es una gran dificultad. Lo atinado es darle curso civilizadamente a la cotidianidad. Educar según las convicciones familiares, pero no creer que la imposición será la fórmula divina. Los resultados del juicio por la muerte de Emely Peguero quedaría en la anécdota si nosotros olvidamos lo esencial: hay que prevenir para no lamentar.
Esa tragedia lamentable tiene varios elementos para cuestionarnos. Decirnos que fue por sexo antes de tiempo o falta de previsiones son partes del todo.  También se conjuga la actitud de los adultos ante el hecho consumado. ¿Qué hubiera pasado si la señora Martínez hubiera aceptado el embarazo?
Ese embarazo devenido en tragedia es para pensar y hacer.
Por Alfredo Freites ;-
alfredofreitesc@gmail.com

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