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jueves, septiembre 13, 2018

Lucha contra reelección

UNO- TRES ESCENARIOS.-  La lucha contra la reelección parece librarse en dos escenarios. El interno del PLD y lo que se consideraría calle. Sin embargo, debiera pensarse en un tercero: los altos cargos del gobierno.  La gente más cercana y de mayor confianza de Danilo Medina. Incluso concierne la situación de los matices. No pueden considerarse reeleccionistas de principio a dirigentes y miembros del PLD, puesto que apoyaron en su momento la reelección de Leonel Fernández y también de Danilo Medina. Además la renuencia sería más política que partidaria.
No es tanto oponerse a otro mandato de Medina como facilitar que Fernández retorne al poder. De ahí ese juego de espejos, de imágenes superpuestas. No se ataca la reelección por la reelección misma, sino que se demanda respeto a la Constitución. Si la Carta Magna consigna nunca jamás, y Medina se subordina a sus dictados, lógicamente  quedará fuera de juego, y la correlación de fuerzas -se supone- se inclinará al mejor posicionado. Esto es, a Leonel Fernández. Los seguidores del expresidente no solo resaltaron de la encuesta ASISA los porcentajes como candidato, sino que una alta proporción era contraria a la reforma de la Constitución.
DOS-  CONFUSIÓN DE PAPELES.- El juego de Danilo Medina es un poco difícil de llevar. Así como es de pocas palabras de cara a la nación, podría serlo en relación con sus colaboradores más cercanos. El se bastaría y se sobraría, y quienes tienen acceso a su soledad del poder cuentan la experiencia de diferentes maneras. Que si, que no. Aunque lo principal es que no le pregunten, que observen sus gestos, interpreten y saquen conclusiones. Si no ¿cómo se explica que Gonzalo Castillo y Monchy Fadul preparen tarima y José Ramón Peralta y Gustavo Montalvo despachen los músicos y digan que no habrá fiesta? Castillo fue considerado en principio, al igual que Andrés Navarro, como posibles tapados (o delfines, que es otra cosa). Al frente de dos ministerios que manejan muchos recursos y  con agenda de realizaciones, eran apropiados para competir a nombre del oficialismo. Sin embargo, no se deciden, y mientras uno se dedica a afirmar el liderazgo de su jefe político, valiéndose de ditirambos, el otro pierde su oportunidad consultando las bases del partido. Cuando crea  llegado el momento, y que las condiciones son favorables,  tendrá que irse en caravana (con caballos), pues  el tren de máquina irá lejos. El cartero no es verdad que llama dos veces, y menos ahora que existe  e-mail.
TRES-  SE ARREPINTIERON ANTES DE PECAR.- En Gustavo Montalvo no se aprecia al  político de campaña, el que sale a la calle a provocar simpatías y buscar votos. Más bien es un hombre de gabinete, un burócrata, o un técnico, para decirlo con mayor elegancia. Sin embargo, es el funcionario que más sabe lo que Danilo Medina tiene en la cabeza o los proyectos más sentidos de la administración. Coordinó los equipos de trabajo en tiempos de gesta  y dirige las áreas más sensibles. Sería por tanto ideal para la continuidad. Sin embargo, no. ¿Cuáles serían sus razones o por qué no promueve  nuevos plazos? José Ramón Peralta quiso hacerse político en el poder. Un día, sin que se conozcan motivos, decidió asumirse como vocero del gobierno y, fuera del mandatario, nadie más autorizado para hablar de las políticas oficiales. Anuncia, postula y defiende, e incluso puede decirse que no rehúye pelea. Quiso lanzarse entre el grupo de los precandidatos, pero se recogió antes de dar el paso. Se le atribuyen aspiraciones a senador por La Vega, pero parece que también congeló ese propósito. Las razones para lo primero y para lo segundo solo él debe saberlo, y sin duda su jefe político, el presidente Medina. Montalvo y Peralta reiteran cada vez que se hace menester que Medina no está en reelección. Aunque esa era la posición hasta que se marcó la carta de marzo.
CUATRO-  LA OTAN VIVE.- Un colega informó de la disolución de la OTAN, y el dato sorprendió a quienes creen conocer intimidades en el PLD. La verdad que ese núcleo del Comité Político goza de buena salud, y para todos los fines Monchy Fadul es la cabeza, ya que Francisco Javier García medio se agacha o pone al grupo en piloto automático. Fadul incluso podría tener más poder ahora que es delegado político ante la Junta Central Electoral  y agente libre con contrato seguro  de la reelección. No solo dedica su tiempo a un afán improbable: habilitar al presidente, sino que afecta el crecimiento de los precandidatos con declaraciones fuera de circunstancia. A principio de este mandato se llamó la atención de los funcionarios, en un encuentro celebrado en el Palacio Nacional, para que no se distrajeran de sus obligaciones para promover  aspiraciones personales. Que no usaran el cargo de trampolín. Eso fue entonces, y no podría considerarse igual  después que el propio presidente alentara a gente suya a tirarse al ruedo, a competir por la nominación. Recordar esa antigua exhortación o presentarla como nueva sería como pisar callos a los precandidatos, pues los peledeístas de las bases o del medio que tengan empleos en el gobierno, podrían recogerse y no dar apoyo a los contendientes oficialistas.
Por Orlando Gil ;-
orlandogil@claro.net.do
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