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jueves, septiembre 27, 2018

Los degenerados en su puesto

Las circunstancias que rodearon la más reciente violación de un niño en la escuela “República Dominicana”, del sector Villa Juana, en el Distrito Nacional, deben motivar a las autoridades a adoptar medidas puntuales para prevenir este tipo de crímenes en todos los planteles del país.
Lo que se sabe hasta ahora es que un niño de nueve años entró a un baño del plantel con intención de orinar, pero otro mayor que él, estudiante de bachillerato, lo dominó por la fuerza y lo violó.
Ante los gritos desesperados del menor, una profesora intervino, pero ni ella ni los miembros de la Policía Escolar lograron detener al agresor, que huyó y hasta ayer no se conocía si había sido apresado por ese hecho tan grave como revelador de una conducta perversa.
El hecho de que los vecinos del menor violado salieran a las calles a manifestarse públicamente contra ese abuso y a reclamar la aplicación de justicia contra el criminal que lo perpetró, indica la necesidad de adoptar medidas efectivas para disuadir ese tipo de agresiones y perseguir con certeza a quienes finalmente logren cometerlas.
Este violador tiene que ser localizado, detenido y puesto a disposición de la justicia para que sea colocado en el lugar que corresponde a los criminales y abusadores: la cárcel.
Además de la vigilancia con recursos humanos, el Ministerio de Educación debería implementar un sistema de videovigilancia especialmente enfocado a las áreas de entrada y salida de los baños, laboratorios cerrados, lugares apartados de los planteles, para que casos como este permitan la identificación inmediata del violador, así como intentos de robo de equipos y materiales.
Todo cuanto se haga para preservar la dignidad de las personas vulnerables en las escuelas, siempre será más barato y preferible que tener que recuperar la conducta de un violador y devolver el equilibrio emocional a un niño que ha pasado por la terrible experiencia de soportar los desenfrenos de un degenerado.
Las escuelas, públicas y privadas, a todos los niveles, tienen que rodearse de un clima de seguridad a toda prueba, para que tanto alumnos, docentes como padres, mantengan la confianza en esos espacios como centros de formación y sana socialización, sin riesgo de abusos, maltratos y violaciones.
Tomado del editorial de
Los degenerados en su puestode la fecha ;- 
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