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jueves, septiembre 27, 2018

Debate en el PLD sobre el padrón

UNO: ESCARCEO CON EL PADRON.- Todavía el PLD no decide la forma de escogencia de sus candidatos y tiene hasta el 6 de diciembre de este año para responder a la Junta Central Electoral. Sin embargo, adentro y afuera se reinicia un debate respecto al padrón. Unas veces bajo techo y otra en la calle, en los medios de prensa. Nada nuevo, ya que es una variante de la discusión entre primarias abiertas y cerradas. La situación llevó al precandidato Carlos Amarante a hablar de “padrón de sobaco”, sin que quedara clara la expresión.
Si el PLD se fundó con ese registro bajo el brazo, como se decía del pan que traía el niño, o que de tanto y mal uso hiede a barco viejo. La respuesta que dan sus adversarios o contradictores es que con esa nómina se vienen escogiendo los candidatos y hasta ahora no se denuncian como ilegítimos esos procesos. La crítica tal vez no sea justa, pero la réplica resulta pobre. El interés y el plazo de la JCE tienen que ver con la Ley de Partidos, la cual, si no crea un nuevo orden, por lo menos condiciones para que las consultas internas se hagan con mejor organización y mayor transparencia. El escarceo está en pie.
DOS: EL CUENTO A SU MANERA.- Lo interesante del caso es que se ataca y defiende el padrón sin recordar que ese registro no tiene culpa de nada. Ni de lo ocurrido antes, ni de lo que pueda suceder después. Los propios dirigentes del PLD se dieron cuenta hace un tiempo de que la nómina del partido era exagerada y que no se correspondía con la realidad. Que se imponía depurarla, decantarla, mejorarla. La inquietud se originó en el sector de Leonel Fernández y uno de los suyos se comprometió a realizar el trabajo de adecuación. Incluso el comité Político aprobó una resolución adicional a las que había sancionado el Congreso y encargó a un miembro de llevarla a cabo. Se supone que se estaba en eso cuando apareció en escena la Ley de Partidos y el comité Central, que debía ratificarla, se guardó las ganas. Acogió una moción para que se retomara, al igual que otras dos, cuando la legislación fuera un hecho. ¿Cómo  debatir -entonces- fuera de jurisdicción lo que en principio se consideró apropiado? El padrón del PLD no es un registro confiable, y difícilmente lo sea otro que se prepare a la carrera para cumplir con la ley, o con la Junta o con las potenciales consultas en curso. El actual escarceo por tanto apunta en otro sentido,  y estratégicamente es una carta marcada que todavía no  tiran sobre la mesa.
TRES: NO QUEDARÍA DE OTRA.- La discusión que ahora se adelanta podría perder sentido y oportunidad, si como tiene decidido el sector mayoritario del PLD, las elecciones internas serán con primarias abiertas y  padrón de la Junta Central Electoral. Así se gana tiempo, confianza y credibilidad. Si el actual registro es más o menos falso ¿qué garantizaría que uno nuevo sea aceptado por todos? La única forma de superar la prueba sería recurriendo a un tercero, y ninguno mejor, por universal, que el propio del organismo que se ocupará del escrutinio. Además de que ya no será problema la condición de abierto, pues el sector que en principio era renuente, ahora está dispuesto a competir sin obviar modalidad. La arrogancia de las firmas, podría decirse, o la convicción de que es real su crecimiento en las bases y en núcleos diversos de la sociedad. Los cuales acudirían en su apoyo y ejercerían voto a su favor. Ahora falta que de la palabra se vaya al hecho, que el comité Político se reúna el 1ro. de octubre y convoque al comité Central para que este apruebe lo que se entiende va a aprobar: primarias abiertas, simultáneas y organizadas por la Junta Central Electoral. Si el grupo de Leonel Fernández es minoría en el CP, y también en el CC, no tiene otra alternativa que jugársela en el único espacio en que la igualdad sería posible: en las primarias.
CUATRO: POSIBLE UNIDAD DE LOS EXTREMOS.- En política ficción solo falta que el sector de Leonel Fernández empiece a decir que apoyará en el comité Político y en el comité Central que la escogencia de candidatos se haga con padrón abierto, para que los extremos se acerquen y unifiquen criterios. Solo la democracia salva abismos, y entre las muchas dificultades que existen actualmente en el PLD, está la renuencia de la minoría a aceptar el designio de la mayoría. Si la minoría se subordina a la realidad, que no necesariamente al bando contrario, el partido recupera su antigua dinámica y los hechos fluyen de manera abierta y no impuestos por circunstancias de poder. Si danilistas y leonelistas van a una en el comité Político, y a una también el comité Central, los primeros no podrán declararse ganadores ni los segundos sentirse perdedores, sino darse una situación -que por ahora podría ser impensable- de un consenso al borde del abismo. Y ni siquiera habría que esperar a marzo, pues si se entierran las hachas y la caballería retorna al fuerte, la confrontación deja de ser inminente. Siempre habrá tiempo para un buen pleito, y aplazar una batalla no significa derrota. Con el padrón de la Junta Central Electoral todo queda resuelto y saldado por el momento.
Por Orlando Gil ;-
orlandogil@claro.net.do
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