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sábado, agosto 18, 2018

Provocaciones

Con respecto a determinados intereses pro haitianos -de viejo y a las claras- que atentan contra la soberanía, la autodeterminación y la idiosincrasia de los dominicanos, se dan por tiempo algunas coincidencias que, por no ser producto del azar, mueven de inmediato a preocupantes sospechas. En esa línea de escaramuzas contra la patria de Duarte y demás héroes nuestros -y para lo que no se guardan ni siquiera las apariencias- tenemos varias “coincidencias” recientes,
como el llamado del alcalde de Boston y de una senadora norteamericana de origen haitiano a boicotear el turismo dominicano, para que no se deporte a los nativos en el otro lado de la media isla que cruzan ilegalmente la frontera, así como la intención -imprudente y provocadora- de que en la parada que hacen los dominicanos todos los años en Nueva York hubiera una representación haitiana(¿). ¿Cómo es posible se quiera y se llegue a tanto? Por ahí está también la visita de varios congresistas norteamericanos al Palacio y a otras instituciones, no se sabe con qué mensajes e intenciones de “ablandamiento”. Pero lo último, que no trascendió y ahora sabrán, fue el acto de burla y de impertinencia, provocado por unos 8 o diez nacionales haitianos en el momento en que se ha tocado el Himno Nacional con la presencia del síndico David Collado y otras autoridades, en ocasión del Ayuntamiento dejar inaugurado un parque infantil en el sector Los Prados. Puede que el  joven alcalde ni se enterara del incidente, pero sí un médico y guía de un colegio de niños especiales que, aunque nacido en Cuba, tiene esposa y un hijo dominicanos, y que al ver la indiferencia de la seguridad municipal en las inmediaciones, lo menos que hizo fue coger un garrote para increpar a los intrusos por su provocación e irreverencia  frente a nuestro símbolo patrio. El alcalde y el general Lachapelle, deben indagar, porque de los “indiferentes” cuando las risas y burlas de haitianos al tocar el Himno, después salieron dos a vigilar cada paso del indignado médico, invirtiendo los factores (¿). Por estas “coincidencias” y en ocasión del 155 años de la Restauración, encajan como anillo al dedo las palabras del obispo de Santiago, monseñor Bretón, de que: “Tanto la Independencia como la Restauración son obras inconclusas. Mientras respiremos siempre tendremos que defender la nacionalidad”; y el llamado del Dr. Wilson Gómez, vicepresidente del Instituto Duartiano y miembro del Tribunal Constitucional, en el sentido de que nuestras autoridades jueguen el rol de defensa de la soberanía nacional, y “detengan la presencia masiva de haitianos que llegan al país de manera ilegal”. Vale la clarinada.
Por Luis Encarnación Pimentel ;-
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