Con respecto a determinados intereses pro haitianos -de viejo y a las
claras- que atentan contra la soberanía, la autodeterminación y la
idiosincrasia de los dominicanos, se dan por tiempo algunas
coincidencias que, por no ser producto del azar, mueven de inmediato a
preocupantes sospechas. En esa línea de escaramuzas contra la patria de
Duarte y demás héroes nuestros -y para lo que no se guardan ni siquiera
las apariencias- tenemos varias “coincidencias” recientes,
como el
llamado del alcalde de Boston y de una senadora norteamericana de origen
haitiano a boicotear el turismo dominicano, para que no se deporte a
los nativos en el otro lado de la media isla que cruzan ilegalmente la
frontera, así como la intención -imprudente y provocadora- de que en la
parada que hacen los dominicanos todos los años en Nueva York hubiera
una representación haitiana(¿). ¿Cómo es posible se quiera y se llegue a
tanto? Por ahí está también la visita de varios congresistas
norteamericanos al Palacio y a otras instituciones, no se sabe con qué
mensajes e intenciones de “ablandamiento”. Pero lo último, que no
trascendió y ahora sabrán, fue el acto de burla y de impertinencia,
provocado por unos 8 o diez nacionales haitianos en el momento en que se
ha tocado el Himno Nacional con la presencia del síndico David Collado y
otras autoridades, en ocasión del Ayuntamiento dejar inaugurado un
parque infantil en el sector Los Prados. Puede que el joven alcalde ni
se enterara del incidente, pero sí un médico y guía de un colegio de
niños especiales que, aunque nacido en Cuba, tiene esposa y un hijo
dominicanos, y que al ver la indiferencia de la seguridad municipal en
las inmediaciones, lo menos que hizo fue coger un garrote para increpar a
los intrusos por su provocación e irreverencia frente a nuestro
símbolo patrio. El alcalde y el general Lachapelle, deben indagar,
porque de los “indiferentes” cuando las risas y burlas de haitianos al
tocar el Himno, después salieron dos a vigilar cada paso del indignado
médico, invirtiendo los factores (¿). Por estas “coincidencias” y en
ocasión del 155 años de la Restauración, encajan como anillo al dedo las
palabras del obispo de Santiago, monseñor Bretón, de que: “Tanto la
Independencia como la Restauración son obras inconclusas. Mientras
respiremos siempre tendremos que defender la nacionalidad”; y el llamado
del Dr. Wilson Gómez, vicepresidente del Instituto Duartiano y miembro
del Tribunal Constitucional, en el sentido de que nuestras autoridades
jueguen el rol de defensa de la soberanía nacional, y “detengan la
presencia masiva de haitianos que llegan al país de manera ilegal”. Vale
la clarinada.
Por Luis Encarnación Pimentel ;-
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