Los eventos de agosto perfilan una situación política preelectoral en
la que los dos partidos punteros haciendo lo mismo son igualmente
contrarios. Es paradójico, pero eso es lo nuevo.
La nueva Ley de Partidos y la Marcha Verde han sido papel de lija para mostrar el novedoso tempo político en donde los opuestos bailan con intercambio de parejas. A esta cebolla hay que quitarle las capas para que se pueda contemplar lo intrincado que parece.
Para hacerlo hay que irse abstraerse de bulla y zancadillas en esta fiesta de simulaciones, donde la diversión dimana del contexto de las aspiraciones presidenciales.
El PLD y el PRM son partido de gobierno y oposición, respectivamente. Sin embargo, en el actual período en el partido morado está la fortaleza contra la reelección y el otro, (que no recuerdo qué color usa), tiene una parte en el gobierno.
Digamos que Leonel Fernández, político que concentra la mayor intención del voto, es contrapeso de la intención continuista mientras que Luis Abinader, segundo en la lista de favoritos, lidera una parte del PRM que usa a los verdes como mampara para oponerse al gobierno. En la acera frontal están las otras dos partes. El peledeísta Danilo Medina, un presidente decidido a todo para quedarse en el gobierno, montado en su Caballo de Troya, Hipólito Mejía, socava al PRM. La confrontación entre las cuatro figuras se manifiesta como un juego de ajedrez donde nadie habla. Son los movimientos los que revelan la orientación de la partida, resaltando que en eso de mudez Danilo lleva las de ganar: es ventrílocuo de largo ejercicio, se ayuda de una ringlera de muñecos y un bolsillo sin fondo.
En esta partida por el poder político cada ficha tiene contra y cada contra se da. Examinada en detalle se observa que Fernández tiene el favor de la militancia y Medina controla la dirección del PLD. Fernández aspira ganar con el apoyo del voto popular y Danilo con el poder que le da su posición. Uno es líder de la oposición y el otro el gobierno. El perremeísta Abinader se alió al gobierno para aprobar la Ley de Partidos siendo convencido por Hipólito de aislar a Leonel y posponer el ataque a Danilo. Luego Luis marchó con los verdes buscando recuperar los disidentes aliados del Bloque Opositor y Mejía se quedó con Medina.
PLD y PRM son gobierno y oposición simultáneamente.
La nueva Ley de Partidos y la Marcha Verde han sido papel de lija para mostrar el novedoso tempo político en donde los opuestos bailan con intercambio de parejas. A esta cebolla hay que quitarle las capas para que se pueda contemplar lo intrincado que parece.
Para hacerlo hay que irse abstraerse de bulla y zancadillas en esta fiesta de simulaciones, donde la diversión dimana del contexto de las aspiraciones presidenciales.
El PLD y el PRM son partido de gobierno y oposición, respectivamente. Sin embargo, en el actual período en el partido morado está la fortaleza contra la reelección y el otro, (que no recuerdo qué color usa), tiene una parte en el gobierno.
Digamos que Leonel Fernández, político que concentra la mayor intención del voto, es contrapeso de la intención continuista mientras que Luis Abinader, segundo en la lista de favoritos, lidera una parte del PRM que usa a los verdes como mampara para oponerse al gobierno. En la acera frontal están las otras dos partes. El peledeísta Danilo Medina, un presidente decidido a todo para quedarse en el gobierno, montado en su Caballo de Troya, Hipólito Mejía, socava al PRM. La confrontación entre las cuatro figuras se manifiesta como un juego de ajedrez donde nadie habla. Son los movimientos los que revelan la orientación de la partida, resaltando que en eso de mudez Danilo lleva las de ganar: es ventrílocuo de largo ejercicio, se ayuda de una ringlera de muñecos y un bolsillo sin fondo.
En esta partida por el poder político cada ficha tiene contra y cada contra se da. Examinada en detalle se observa que Fernández tiene el favor de la militancia y Medina controla la dirección del PLD. Fernández aspira ganar con el apoyo del voto popular y Danilo con el poder que le da su posición. Uno es líder de la oposición y el otro el gobierno. El perremeísta Abinader se alió al gobierno para aprobar la Ley de Partidos siendo convencido por Hipólito de aislar a Leonel y posponer el ataque a Danilo. Luego Luis marchó con los verdes buscando recuperar los disidentes aliados del Bloque Opositor y Mejía se quedó con Medina.
PLD y PRM son gobierno y oposición simultáneamente.
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