Los partidos políticos entran todos en una ruta crítica hacia las
elecciones municipales, legislativas y presidenciales del año 2020.
De aprobarse esta semana, o en la próxima legislatura, la cacareada y
controvertida Ley de Partidos, las direcciones en cada organización
tendrán que decidir qué tipo de primarias realizarán y con qué padrón.
La situación será particularmente difícil para el PLD, donde se han dado
las mayores confrontaciones al respecto.
El proceso de selección de la candidatura presidencial del PLD será
el centro del conflicto, aunque muchas dificultades también surgen en la
selección de otras candidaturas. La fórmula de repostular a tantos
candidatos en el 2016 dejó un sabor amargo en muchos aspirantes, y para
el 2020, los que están quieren quedarse.
Para el nivel presidencial, está pendiente si se impone el
caudillismo, ya sea con un retorno de Leonel Fernández, que fue
presidente tres veces, o con una nueva repostulación de Danilo Medina,
que buscaría un tercer mandato para equilibrarse con su antecesor. O si,
por el contrario, el PLD escoge un nuevo candidato o candidata, y,
sobre todo, instaura un mecanismo de selección de candidatura
presidencial que despeje el mal caudillista. ¡Un gran reto! Pendiente
está además si por la controversia con las primarias el PLD se mantendrá
unido o no.
Es pues mucho lo que está en juego para los peledeístas, después de
una larga estadía en el poder y con gran interés de mantenerse.
Para el PRM, las dificultades principales pasan por construir un
partido unificado en dirección y propósitos, con una propuesta que
conecte con la sociedad, y un candidato o candidata presidencial capaz
de atraer muchos votantes. Para crecer, requiere de candidatos con
carisma; el partido no basta para hacer el trabajo.
A menos que la gestión de gobierno del PLD colapsara, lo que ayudaría
indiscutiblemente al PRM, los perremeístas tienen en menos de dos años
que cerrar la gran brecha electoral con el PLD. En función de los
resultados de las elecciones de 2016, esa brecha es de 27 puntos. O sea,
redondeando los números, si el PLD obtuvo 62% de los votos y el PRM
35%, la diferencia fue de 27%. Tienen que llegar por lo menos al 50+1
desde el 35%. ¡Un largo camino por recorrer!
Entre los partidos pequeños hay tres grupos. 1) Los que buscarán
alianzas con uno de los dos partidos principales. Su interés es ganar
algunas posiciones y mantener el registro electoral que por sí mismos no
pueden. 2) Los que buscarán hacer alianza con otros partidos pequeños
con quienes tengan algún tipo de afinidad. 3) Los que llevarán
candidaturas presidenciales propias, ya sea porque creen que serán los
beneficiados de un posible colapso de los partidos mayoritarios, o
porque buscan proyectar a su líder principal, aunque sepan que van a la
derrota.
Es cierto que en las encuestas desde fines de 2016 se viene
observando un cierto abandono de la simpatía partidaria, y eso alimenta
las esperanzas de los pequeños (nuevos o viejos pequeños) que aspiran a
crecer. Pero ojo, los votantes dominicanos, desde hace muchos años, e
influenciados por el sistema clientelar, muestran que, al emitir su
voto, lo hacen fundamentalmente por un partido con posibilidad de ganar.
Desde las elecciones de 2004, esa tendencia se ha consolidado.
Alrededor de un 95% de los electores deposita su voto por uno de dos
partidos principales.
De ahora en adelante habrá fuego partidario. La industria electoral
se activará, y con ello, los militantes, activistas y negocios afiliados
en medio de las controversias.
Por Rosario Espinal ;-
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