UNO: TIENE LO QUE NO TENÍA.- El PRM tiene ahora lo
que antes no tenía: Una unidad de movilización que se ocupará de hacer
oposición en la calle al gobierno. El pasado fin de semana realizó
varias paradas cívicas en que se denunció la corrupción y la impunidad.
Paradas cívicas, no políticas. Aunque declararon que fueron todo un
éxito, conviene tomar el asunto con un poco de sal, como hacen los
ingleses.
Todo lleva tiempo y nadie se despereza con un solo gesto, y se sabe que Moderno adolecía de inmovilidad y que dirigentes y miembros se quejaban de esa falta de activismo. Así como sectores de la sociedad señalaban –de manera de crítica-- que en el país no existía oposición y que el gobierno se libraba a su suerte. Ahora se supone que no se insistirá en la querella, pues se tienen programadas réplica en las semanas que siguen. Entre marineros es corriente oír en tierra que “barco parado no cobra flete”, una expresión que se explica por sí misma. El PRM no puede atraer simpatías si no se acredita ante las masas, y debe ser tarea inmediata, pues a pesar de considerársele la principal fuerza política de oposición, con lo que registra su padrón no haría buen papel en unas elecciones…
DOS: ¿CÍVICA, NO POLÍTICA?.- El PRM llamó Parada Cívica a cada una de sus movilizaciones del pasado fin de semana. Cívica y no política. La confusión asoma y se hace necesaria una explicación, pues se supone que todo lo que haga un partido político tiene que ser –necesariamente-- político. Cada entidad debe responder a su naturaleza. Así, cualquier acción de la sociedad civil, sería cívica. ¿Por qué Moderno quiere tomarse el espacio cívico y no ejercer su función –esencialmente– política? ¿ Acaso cree que lo político no tiene espacio y que la gente fluye más fácil si la convocatoria es cívica? La cuestión es cuestión: ser o no ser, y la cuestión se complica cuando el PRM o uno de sus jefes declara apoyo público a la Marcha del Millón del Movimiento Verde. Advierte que la movilización es apolítica, pero esa aclaración no debe hacerla él. Primero, porque no le corresponde; y segundo, porque está escupiendo hacia arriba. Si es político y apoya la manifestación, la naturaleza cae de la mata. Lo político es político, y lo cívico, cívico. Pudo haber respaldado la actividad por debajo, instruyendo a su gente a que participara, pero desde el momento que la asume, cambia el orden de los factores, y posiblemente, como todo asunto político, alterando el producto…
TRES: LOS MILLONES DE CHANFLÁN.- El punto es importante porque la campaña se fue de cabeza, se inició antes de tiempo, y conviene poner las cartas boca arriba. En el país se puso de moda el millón y ningún sector –en lo que se proponga– quiere menos de esa cantidad. Pero un millón no es fácil. Nadie recuerda a Ramón Gallardo y su Medio Millón o a Bacilos y Mi Primer Millón. El millón de la marcha fue una parada de uno de sus promotores y así se quedó. Ahora el problema no sería el millón, pues sea la cantidad de gente que participe, se dirá que superó el millón. El problema es a cuál de los promotores corresponderá el millón. Si al Movimiento Verde autor de la idea o a Luis Abinader y al PRM que la patrocinan. Los verdes realizaron muchas caminatas por todo el país, locales, regionales, nacionales, y ninguna alcanzó la cifra de un millón. El partido Moderno se sabe, por confesión propia, no cuenta con un millón de afiliados. ¿De dónde entonces saldrá el bendito millón? Apoyar pública y políticamente la manifestación es un riesgo para el PRM, pero igual para el Movimiento Verde, pues por un lado podría sumar y por otro restar. El ciudadano que iría por razones morales y cívicas, podría cambiar de idea ante la evidente instrumentalización política. Al saber que no es contra la corrupción y la impunidad, sino a favor del candidato Abinader…
CUATRO: EL CAMBIO DEL MILLÓN.- La situación se enrarece más cuando las Paradas Cívicas coinciden con la convocatoria de la Marcha del Millón y el anuncio de Luis Abinader de la Coalición Nacional por el Cambio. El cambio, según un spot que me llegó por e-mail, sería Abinader. ¿Qué harán entonces los seguidores de Hipólito Mejía cuando se den cuenta del todo incluido, de que las Paradas Cívicas tienen un fin ulterior, que fueron una especie de calentamiento para la Marcha Verde y que está serviría de plataforma para el lanzamiento de su oponente interno? Mejía decía en una reunión de fin de semana con parciales suyos que “había que partirle el pescuezo para que no fuera candidato”. Con expresiones de ese tipo, aunque muy propia de su hablar, hay que suponerse lo que hay o lo que viene. El cronograma era de iniciar su precampaña en septiembre, pero parece que los acontecimientos se dispararon, agosto se está volviendo loco, y como se conspira contra sus intereses, conviene adelantarse en el infield y evitar que le toquen o por primera o por tercera. Que no se le embase Leonel Fernández, pero tampoco Luis Abinader. Habrá que ver por tanto como todas estas estrategias encuentran camino, pues de seguro que no conciliación…
Todo lleva tiempo y nadie se despereza con un solo gesto, y se sabe que Moderno adolecía de inmovilidad y que dirigentes y miembros se quejaban de esa falta de activismo. Así como sectores de la sociedad señalaban –de manera de crítica-- que en el país no existía oposición y que el gobierno se libraba a su suerte. Ahora se supone que no se insistirá en la querella, pues se tienen programadas réplica en las semanas que siguen. Entre marineros es corriente oír en tierra que “barco parado no cobra flete”, una expresión que se explica por sí misma. El PRM no puede atraer simpatías si no se acredita ante las masas, y debe ser tarea inmediata, pues a pesar de considerársele la principal fuerza política de oposición, con lo que registra su padrón no haría buen papel en unas elecciones…
DOS: ¿CÍVICA, NO POLÍTICA?.- El PRM llamó Parada Cívica a cada una de sus movilizaciones del pasado fin de semana. Cívica y no política. La confusión asoma y se hace necesaria una explicación, pues se supone que todo lo que haga un partido político tiene que ser –necesariamente-- político. Cada entidad debe responder a su naturaleza. Así, cualquier acción de la sociedad civil, sería cívica. ¿Por qué Moderno quiere tomarse el espacio cívico y no ejercer su función –esencialmente– política? ¿ Acaso cree que lo político no tiene espacio y que la gente fluye más fácil si la convocatoria es cívica? La cuestión es cuestión: ser o no ser, y la cuestión se complica cuando el PRM o uno de sus jefes declara apoyo público a la Marcha del Millón del Movimiento Verde. Advierte que la movilización es apolítica, pero esa aclaración no debe hacerla él. Primero, porque no le corresponde; y segundo, porque está escupiendo hacia arriba. Si es político y apoya la manifestación, la naturaleza cae de la mata. Lo político es político, y lo cívico, cívico. Pudo haber respaldado la actividad por debajo, instruyendo a su gente a que participara, pero desde el momento que la asume, cambia el orden de los factores, y posiblemente, como todo asunto político, alterando el producto…
TRES: LOS MILLONES DE CHANFLÁN.- El punto es importante porque la campaña se fue de cabeza, se inició antes de tiempo, y conviene poner las cartas boca arriba. En el país se puso de moda el millón y ningún sector –en lo que se proponga– quiere menos de esa cantidad. Pero un millón no es fácil. Nadie recuerda a Ramón Gallardo y su Medio Millón o a Bacilos y Mi Primer Millón. El millón de la marcha fue una parada de uno de sus promotores y así se quedó. Ahora el problema no sería el millón, pues sea la cantidad de gente que participe, se dirá que superó el millón. El problema es a cuál de los promotores corresponderá el millón. Si al Movimiento Verde autor de la idea o a Luis Abinader y al PRM que la patrocinan. Los verdes realizaron muchas caminatas por todo el país, locales, regionales, nacionales, y ninguna alcanzó la cifra de un millón. El partido Moderno se sabe, por confesión propia, no cuenta con un millón de afiliados. ¿De dónde entonces saldrá el bendito millón? Apoyar pública y políticamente la manifestación es un riesgo para el PRM, pero igual para el Movimiento Verde, pues por un lado podría sumar y por otro restar. El ciudadano que iría por razones morales y cívicas, podría cambiar de idea ante la evidente instrumentalización política. Al saber que no es contra la corrupción y la impunidad, sino a favor del candidato Abinader…
CUATRO: EL CAMBIO DEL MILLÓN.- La situación se enrarece más cuando las Paradas Cívicas coinciden con la convocatoria de la Marcha del Millón y el anuncio de Luis Abinader de la Coalición Nacional por el Cambio. El cambio, según un spot que me llegó por e-mail, sería Abinader. ¿Qué harán entonces los seguidores de Hipólito Mejía cuando se den cuenta del todo incluido, de que las Paradas Cívicas tienen un fin ulterior, que fueron una especie de calentamiento para la Marcha Verde y que está serviría de plataforma para el lanzamiento de su oponente interno? Mejía decía en una reunión de fin de semana con parciales suyos que “había que partirle el pescuezo para que no fuera candidato”. Con expresiones de ese tipo, aunque muy propia de su hablar, hay que suponerse lo que hay o lo que viene. El cronograma era de iniciar su precampaña en septiembre, pero parece que los acontecimientos se dispararon, agosto se está volviendo loco, y como se conspira contra sus intereses, conviene adelantarse en el infield y evitar que le toquen o por primera o por tercera. Que no se le embase Leonel Fernández, pero tampoco Luis Abinader. Habrá que ver por tanto como todas estas estrategias encuentran camino, pues de seguro que no conciliación…
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