Luego de ser aprobada la Ley de Partidos la semana pasada en el
Congreso Nacional, se pudo notar la presencia activa en diferentes
medios de comunicación por parte de funcionarios de primer nivel y altos
dirigentes del PLD. Muchos se preguntaban al respecto; que era mucha la
coincidencia de las mismas, y otros llegaron a decir que se trataba
nada más y nada menos que de una estrategia comunicacional.
Lo cierto
es, que independientemente de lo que cualquiera se pudiese imaginar
estos funcionarios durante sus intervenciones públicas destacaron los
logros del gobierno, no sin antes, dejar al descubierto sus
preocupaciones y desavenencias sobre el impedimento constitucional que
tiene el presidente Danilo Medina para presentarse como candidato nueva
vez.
Algunos de ellos han considerado este hecho como una injusticia.
Otros han calificado el artículo transitorio de inconstitucional,
afirmando que se hace necesario una nueva modificación de la Carta Magna
para habilitar al presidente de turno dado a que solo él tiene dicho
impedimento. Otras opiniones han ido desde que no se puede descartar una
nueva repostulación ya que esto no depende de la voluntad de los
hombres sino más bien de la voluntad de Dios, hasta que el pueblo pide
la reelección del presidente Medina para el 2020.
Estos funcionarios han asumido estas posiciones en aras de allanar el
camino en el intento de poder concretizar sus deseos y aprestos, y al
mismo tiempo han tomado el timón del tren reeleccionista poniendo este
tema en el tapete, pero dejando a un lado elementos de mucho peso y gran
importancia en procura de lograr este objetivo.
De un tiempo para acá estos modelos de comportamiento se han
convertido naturales en estas coyunturas, en las cuales, muchos se suman
y expresan su lealtad al mandatario de turno proclamando e impulsando
su continuidad en el poder. Sobre este particular, ya hemos tenido
varias experiencias en el pasado, por ejemplo, la reforma a la Carta
Magna impulsada por el expresidente Hipólito Mejía para presentarse como
candidato en el 2004 la cual fue aupada por sus colaboradores más
cercanos y con la cual obtuvo resultados muy negativos y desfavorables a
tal punto que ha calificado la reelección como una “desgracia
nacional”. En el 2012 el presidente de turno Leonel Fernández recibió el
apoyo de casi 30 senadores, la gran mayoría de los diputados y alcaldes
del PLD, al igual que más de 2 millones de firmas del pueblo que pedían
su reelección, más sin embargo este no aceptó, incluso teniendo
alternativas para poder presentarse como candidato en ese período, optó
por no hacerlo, pues entendió lo traumático que esto sería para el país
en todos los aspectos al igual que en el orden constitucional. Decidió
ser el garante de esos votos a favor de su partido tal y como sucedió
posteriormente.
Asumir este tipo de posiciones no ayudan en lo absoluto, al
contrario, ponen a cualquier mandatario en una posición delicada e
incómoda, ya que lo más importante para cualquier presidente es poder
culminar una obra de gobierno que sea altamente valorada por la
población. Tal como lo ha dicho el propio Danilo, que a lo único que
aspira cuando termine su actual mandato que termina en el 2020 es que al
salir a las calles sea valorado y recordado como un buen presidente.
Por ende, lo que más necesita Danilo en la actualidad; es que sus
funcionarios lo apoyen y trabajen arduamente para materializar la obra
de gobierno que él aspira para el país.
La reelección es hipotética hoy por hoy, ya que para abrirse el
camino en busca de su aprobación se hace necesario la anuencia del
propio presidente Medina, y a su vez, expresar al pueblo su decisión de
aspirar a seguir gobernando la nación más allá del 2020, cosa que no ha
sucedido. Danilo ha sido muy claro en reiteradas ocasiones sobre este
tema en particular, ya que, ha jurado en diversas ocasiones primero por
Dios, luego por su familia y ante el pueblo que no se reelegirá
nuevamente.
Estos cantos de sirenas mayormente generan mucha apetencia en los
mandatarios, y aún más, cuando vienen de personas muy cercanas y de alta
confianza. Estas alharacas suelen tener un efecto encantador, que de
mal interpretarse, pueden terminar siendo un camino sin salida fruto de
la pretensión.
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