Se informó que viene Luis Almagro, Secretario General de la OEA, y
que República Dominicana debe sentirse de “plácemes” con tal visita.
Se recordó un alegado desagravio de Almagro a los dominicanos por la complicidad de la OEA en la agresión militar de 1965.
Fue un “golpe de pecho”, “puro teatro” personal y no un desagravio.
La trayectoria de la OEA es perversa por los intereses de los países a
los que sirve desde que la fundaron. Veamos:
*Satisfacción ante la intromisión en 1954 contra el gobierno guatemalteco de Jacobo Arbenz, de Guatemala.
*Abril 1961, invasión a Cuba en Playa Girón, por centenares de
mercenarios asesinos, dirigidos por la CIA, mientras la OEA contemplaba
muda.
*1965, más de 42,000 marines norteamericanos invaden República
Dominicana utilizando la OEA como pantalla que intentó justificar ese
crimen de lesa humanidad.
Es misión imposible exonerar de culpas a la OEA, violadora de
elementales derechos del pueblo dominicano y corresponsable de la muerte
de miles de ciudadanos, razones sobrantes para proclamar NO GRATA la
visita de Almagro y de cuantos atenten contra la libre determinación de
nuestro pueblo, o cualquier otro latinoamericano.
*1982: “Guerra de las Malvinas”: Reino Unido contra Argentina, y a la
OEA le bastó una simple declaración, luego del mes de
enfrentamientos.
*1983: Asesinato de gran número de ciudadanos incluido el primer
ministro de Granada, Maurice Bishop, en la intervención estadounidense
al pequeño país caribeño, mientras la OEA repetía su irresponsabilidad
cómplice.
*Decenas de miles de asesinatos, desapariciones, campos de
concentración, robo de niños, centros de torturas, lanzamientos desde
aviones de mujeres y hombres, se produjeron en múltiples países
gobernados por militares en la Operación Cóndor: bajo la misma
complicidad de la OEA, que nunca promovió expulsar esos países.
Con esa historia lúgubre poblada de cadáveres, la OEA es el
“ministerio de Colonias” de Washington, bautizada por Raúl Roa García,
Canciller de la dignidad siempre, para orgullo de Cuba y América Latina.
Próxima entrega: el adiós para Almagro, de José -Pepe-Mujica.
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