Se rumora que los partidos se han puesto de acuerdo sobre la Ley de
Partidos dejando que las organizaciones hagan sus protocolos electorales
según sus estatutos, pero esto es una especulación del tamaño de lo
exagerado. Decir que hay un convenio es lanzar otro camelo político.
En el aire flota un tufo a enterrar el hacha de guerra y sepultar la legislación porque Danilo no pudo hacer aprobar las primarias abiertas para su reelección.
Esta Ley de Partidos tiene menos amigos que los impuestos. Rueda por la mesa de la discordia y amenaza con embocarse, pero cuando lo hace es ilegal y se reinicia la tratativa para llegar a la zona de lo ignoto. No hay nada claro, aunque sí mucho teatro. Aunque duela, así debemos aceptarlo.
En este tirijala el PRM se graduó de torero. A los leonelistas le presenta una verónica y luego engaña a los gobiernistas con una finta. Está de un lado para otro con una propuesta que luego cambia. Los opositores calman el hervor de su lucha interna atizando las del PLD por entender que así disimula sus conflictos, aunque algunos al gobierno le hayan cogido sus chelitos.
Los del partido oficial están morados. Se han abimbaó con sus choques. La Ley de Partidos sacó a la calle la novedad de unas divergencias y mostró que la Constitución hacia lo interno es una circunferencia con acomodaticios puntos radiales.
Los leonelistas se plantaron en 20, y aunque con minoría alteraron el parnaso. Han modificado su visión original, pero sin ganar no pierden. A fuerza de realidad los enviados de Leonel flexibilizaron su postura sin dejar colar las primarias abiertas y ahora en lo esencial están más cerca del Bloque Opositor que el PRM.
El PRM al gobierno ha cedido compases y se alejó de sus aliados. Los de este bloque le enrostran al binomio Hipólito-Abinader que de seguir ese camino se van a perder con jota. Pero ocurre que los integrantes de esta alianza no quieren entender, que Luis para mantenerse en ese partido debe ceder, de lo contrario el oro de Palacio se lo puede comer.
En el Senado el oficialismo confeccionó una chapuza que ni sirve para hacer. Las primarias abiertas empantanaron al llegar a los diputados y por eso la legislación sigue natageando.
Hoy todos nos preguntamos, ¿y la Ley de Partidos pa’cuándo?
En el aire flota un tufo a enterrar el hacha de guerra y sepultar la legislación porque Danilo no pudo hacer aprobar las primarias abiertas para su reelección.
Esta Ley de Partidos tiene menos amigos que los impuestos. Rueda por la mesa de la discordia y amenaza con embocarse, pero cuando lo hace es ilegal y se reinicia la tratativa para llegar a la zona de lo ignoto. No hay nada claro, aunque sí mucho teatro. Aunque duela, así debemos aceptarlo.
En este tirijala el PRM se graduó de torero. A los leonelistas le presenta una verónica y luego engaña a los gobiernistas con una finta. Está de un lado para otro con una propuesta que luego cambia. Los opositores calman el hervor de su lucha interna atizando las del PLD por entender que así disimula sus conflictos, aunque algunos al gobierno le hayan cogido sus chelitos.
Los del partido oficial están morados. Se han abimbaó con sus choques. La Ley de Partidos sacó a la calle la novedad de unas divergencias y mostró que la Constitución hacia lo interno es una circunferencia con acomodaticios puntos radiales.
Los leonelistas se plantaron en 20, y aunque con minoría alteraron el parnaso. Han modificado su visión original, pero sin ganar no pierden. A fuerza de realidad los enviados de Leonel flexibilizaron su postura sin dejar colar las primarias abiertas y ahora en lo esencial están más cerca del Bloque Opositor que el PRM.
El PRM al gobierno ha cedido compases y se alejó de sus aliados. Los de este bloque le enrostran al binomio Hipólito-Abinader que de seguir ese camino se van a perder con jota. Pero ocurre que los integrantes de esta alianza no quieren entender, que Luis para mantenerse en ese partido debe ceder, de lo contrario el oro de Palacio se lo puede comer.
En el Senado el oficialismo confeccionó una chapuza que ni sirve para hacer. Las primarias abiertas empantanaron al llegar a los diputados y por eso la legislación sigue natageando.
Hoy todos nos preguntamos, ¿y la Ley de Partidos pa’cuándo?
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