Lejos de pretender justificar lo injustificable, la respuesta hace
una semana del presidente Danilo Medina ante las filtraciones
experimentadas en el hospital Francisco Moscoso Puello, lo que muestran
es indignación ante la mezquindad de quienes pretenden opacar lo macro
con lo micro.
Independientemente a que el sorpresivo e impresionante nivel de pluviometría que en pocas horas produjo el pasado día 11 la tormenta Beryl hubiese hecho colapsar a muchas ciudades del mundo, el que un hospital con menos de tres meses de inaugurado se inunde, es algo que no puede pasar desapercibido y por tanto debe haber sanciones y correctivos.
Algo que el mandatario no niega. Sin embargo, el que sectores mal intencionados pretendan por un solo caso descalificar todo el programa de construcción y reconstrucción de nosocomios y ciudades sanitarias que está realizando el gobierno a nivel nacional, es una injusticia que raya en lo infame.
Se puede estar o no de acuerdo con la actual administración pero nadie puede ocultar que a renglones como la educación, la salud, el turismo, el agua potable, las relaciones exteriores y la electricidad, el presidente Medina le ha puesto una especial y personalizada atención y seguimiento.
Por eso, y de la misma manera que porque un plato no haya quedado lo suficientemente bueno no se puede tildar de malo a todo el buffet, por una falla técnica (imperdonable) no se puede embarrar a las decenas de nuevos centros que funcionan con estándares estructurales y médicos muy superiores a los de las más avanzadas clínicas privadas. Los presidentes son de carne y hueso, pero no así la presidencia que siempre ha sido vista como una especie de estructura distante y providencial, pero una de las características de Danilo es que ha humanizado la misma no solo a través del contacto directo de las visitas sorpresa, sino mediante un estilo cercano y directo que lo lleva al coloquio, con coños esporádicos, y como el caso, a la válida reacción ante la desproporción de un propósito malvado.
Sin embargo, la reflexión del tema lleva a la verdadera causa del ataque, que aunque dirigido al sector salud deja ver el tufo político de una embestida constante a Danilo, pero sobretodo al miedo no disimulado que sus opositores mantienen a una posible reelección.
Por César Duvernay ;-
Independientemente a que el sorpresivo e impresionante nivel de pluviometría que en pocas horas produjo el pasado día 11 la tormenta Beryl hubiese hecho colapsar a muchas ciudades del mundo, el que un hospital con menos de tres meses de inaugurado se inunde, es algo que no puede pasar desapercibido y por tanto debe haber sanciones y correctivos.
Algo que el mandatario no niega. Sin embargo, el que sectores mal intencionados pretendan por un solo caso descalificar todo el programa de construcción y reconstrucción de nosocomios y ciudades sanitarias que está realizando el gobierno a nivel nacional, es una injusticia que raya en lo infame.
Se puede estar o no de acuerdo con la actual administración pero nadie puede ocultar que a renglones como la educación, la salud, el turismo, el agua potable, las relaciones exteriores y la electricidad, el presidente Medina le ha puesto una especial y personalizada atención y seguimiento.
Por eso, y de la misma manera que porque un plato no haya quedado lo suficientemente bueno no se puede tildar de malo a todo el buffet, por una falla técnica (imperdonable) no se puede embarrar a las decenas de nuevos centros que funcionan con estándares estructurales y médicos muy superiores a los de las más avanzadas clínicas privadas. Los presidentes son de carne y hueso, pero no así la presidencia que siempre ha sido vista como una especie de estructura distante y providencial, pero una de las características de Danilo es que ha humanizado la misma no solo a través del contacto directo de las visitas sorpresa, sino mediante un estilo cercano y directo que lo lleva al coloquio, con coños esporádicos, y como el caso, a la válida reacción ante la desproporción de un propósito malvado.
Sin embargo, la reflexión del tema lleva a la verdadera causa del ataque, que aunque dirigido al sector salud deja ver el tufo político de una embestida constante a Danilo, pero sobretodo al miedo no disimulado que sus opositores mantienen a una posible reelección.
Por César Duvernay ;-
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