Se afirma que el 26 de agosto será de lanzamiento de la candidatura
de Leonel. Aunque pueda colmar los titulares, no es noticia. Los
electores saben que ya dejó de medir los vientos. La trascendente será
su declaración de objetivos y qué oferta al país para el 2020.
Aunque el danilismo ha realizado en su contra todas las bellaquerías políticas (y algunas más), el deterioro del gobierno de Danilo Medina salpica las aspiraciones de Leonel. Son del mismo partido.
También afecta estratégicamente la espuma residual la basura política que se enquista en ese colectivo. Es decir, que gobierno y asaltantes del partido son sobrepeso en el equipaje político de Fernández.
Tiene la ventaja de una imagen sólida.
No obstante haber dejado el poder, conserva gran popularidad. Su carisma y sus dotes personales lo ponen por encima de la media. Esa facilidad de comunicación conceptual, con respuestas prontas, responsables y entendibles lo mantienen al hilo con los votantes.
Aunque el danilismo ha realizado en su contra todas las bellaquerías políticas (y algunas más), el deterioro del gobierno de Danilo Medina salpica las aspiraciones de Leonel. Son del mismo partido.
También afecta estratégicamente la espuma residual la basura política que se enquista en ese colectivo. Es decir, que gobierno y asaltantes del partido son sobrepeso en el equipaje político de Fernández.
Tiene la ventaja de una imagen sólida.
No obstante haber dejado el poder, conserva gran popularidad. Su carisma y sus dotes personales lo ponen por encima de la media. Esa facilidad de comunicación conceptual, con respuestas prontas, responsables y entendibles lo mantienen al hilo con los votantes.
También Leonel tiene sus lados flacos.
Arrastra como una rémora a colaboradores portadores de mala imagen
incapaces de entender la afección del líder. Muchas veces este aspirante
político, o sus calcomanías, no comprenden que la percepción gobierna
el mundo. Quien anda con deportistas, también lo es. Dicen que hay que
guardar las apariencias.
La cuestión no es ser o no ser culpable de la corrupción. Es lo que
piensa o hacen pensar a la gente. También emerge una generación que todo
lo quiere para ayer, que ansía lo novedoso y que es veleidosa.
Hay que contar con eso.
El PLD es un cantadera de ancianos muchos de los cuales ya no tienen
ni brillo ni color. Se han aburguesado atiborrados de molicie adquirida
merced al poder. Disfrutan la papa como herencia, son sordos al latir
popular y abandonaron servir al partido. Con ese racimo no puede hacer
política Leonel Fernández.
Las bases se avergu¨enzan de la mala imagen del PLD. Quieren de nuevo
a su Juan Bosch, pero al dirigente vivo y actualizado no apergaminado
en uso gubernamental.
Ese partido asaltado por comerciantes y políticos corruptos son
piedras en el zapato de Leonel. Es difícil caminar un largo trecho en
esa situación.
El PLD debe ser oxigenado, pero es imposible esperar que los
jurásicos peledeístas puedan ver más allá. Sufren de presbicia política.
Deben ponerse los lentes y ver la realidad.
Los egos desbordando conveniencias pueden costar el poder.
Por Alfredo Freites ;-
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