Cuando se carece de estrategia, de una organización democrática, de
firme liderazgo y entusiasmo en las fuerzas integrantes, se corre el
riesgo de que cada acción táctica se convierta en “un paso adelante y
dos hacia atrás”.
Eso puede estar pasando actualmente en el Partido Revolucionario Moderno (PRM) que se caracteriza por tener un enorme potencial de aglutinamiento, pero carece de una visión estratégica y una coherencia táctica para avanzar hacia el poder en las elecciones de mayo de 2020.
Con más del 30% del electorado a su favor, con múltiples escándalos sucedáneos en el gobierno de Danilo Medina, el PRM no ha tenido el acierto de formular una táctica movilizadora y aglutinante para convertirla en opción de poder en las próximas elecciones, a pesar de que el gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) está sacudido por convulsiones definitorias.
Eso puede estar pasando actualmente en el Partido Revolucionario Moderno (PRM) que se caracteriza por tener un enorme potencial de aglutinamiento, pero carece de una visión estratégica y una coherencia táctica para avanzar hacia el poder en las elecciones de mayo de 2020.
Con más del 30% del electorado a su favor, con múltiples escándalos sucedáneos en el gobierno de Danilo Medina, el PRM no ha tenido el acierto de formular una táctica movilizadora y aglutinante para convertirla en opción de poder en las próximas elecciones, a pesar de que el gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) está sacudido por convulsiones definitorias.
Tienen,
además, el PLD y el gobierno, una serie de puntos rojos en el cuerpo
que asemejan a los efectos del sarampión, dando oportunidad a que un
partido imbuido de ideas y fuerzas movilizadas, los convierta en
derrotas.
Partido de candidatos
Aunque la marcha normal de un partido como el PRM debía ser el núcleo
aglutinante de la oposición al gobierno y confrontar al PLD, esa no ha
sido la dinámica de esa organización política.
El centro de gravedad del PRM son las candidaturas presidenciales,
que acaudillan Hipólito Mejía y Luis Abinader, y la mayor parte del
activismo de ese partido se agota en determinar cuál de los dos se
convierte finalmente en el candidato para las elecciones del 17 de mayo
de 2020.
Esa puede ser la explicación de por qué el “trabajo político” de los
dos grupos internos del PRM se reduce a buscar respaldo para los
candidatos y el resto de su labor de “oposición” son denuncias que en
ningún caso se convierten en un factor de movilización contra el
gobierno.
La línea de construcción donde se privilegia la búsqueda de una
candidatura por encima de todo lo demás pone en evidencia la escasa
vocación de fuerza popular y diferenciada del PLD, donde la rebatiña
para definir quién será el candidato entre Leonel Fernández (pasó 12
años en la Presidencia) y Danilo Medina (va para ocho años) se ha
convertido en la trampa que le debería costar el poder.
Es increíble, pero cierto, que el PRM no ha sabido (tal vez tampoco
querido) sacarle provecho al escándalo de sobornos de la constructora
Odebrecht que empapa mayormente a los gobiernos del PLD, y que saltó al
escrutinio público en diciembre de 2016 tras las confesiones de los
ejecutivos de la firma brasileña a los fiscales de Nueva York, donde se
vieron obligados a “contarlo todo”, incluyendo, por supuesto, los
tejemanejes que hicieron en y desde República Dominicana.
Tampoco ha sido de utilidad para robustecer a la oposición el caso de
la extorsión y suicidio del arquitecto David Rodríguez, quien se habría
suicidado en un baño de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras
del Estado (OISOE) el 26 de septiembre de 2015, porque a pesar de que el
hecho caló profundo en la sociedad dominicana, el PRM ni la oposición
lo levantaron como bandera de lucha contra la corrupción.
Solo hay que observar que esos dos escándalos fueron los factores más
importantes para desencadenar las movilizaciones que encabezó la Marcha
Verde a lo largo del año 2017 y que a su vez contribuyeron
significativamente a moderar las naturales ambiciones del gobierno y el
PLD de controlar los tribunales relativos a las elecciones.
Quienes aquí no estén perdidos deben admitir que fueron las grandes
movilizaciones de la Marcha Verde las que posibilitaron que el país
tenga hoy una Junta Central Electoral (JCE) integrada por jueces que si
bien no son todos y del todo independientes, tampoco se trata de
personas entregadas plenamente al poder como hemos conocido en el pasado
reciente y lejano.
Más todavía, el Tribunal Superior Electoral (TSE) que con los nuevos
miembros pasó de ser la “Tremenda Corte” del cubano Leopoldo Fernández, a
un cuerpo de magistrados que hasta hoy ha actuado con apego al derecho,
en forma considerada y ha enderezado los entuertos del anterior,
implantando un sello de credibilidad muy oportuno para unas elecciones
nacionales tan complejas como las que deben celebrarse en febrero y mayo
de 2020.
El traspié de las primarias
Hay que recordar que en ese camino de todo por los aspirantes
presidenciales de siempre, el PRM celebró su convención en la primavera
de este año y en lugar de ser un ejercicio democrático para la expresión
de la voluntad de las bases, se tornó en un arrebato politiquero donde
Abinader y Mejía amarraron un contubernio para colocar el primero a un
joven prometedor (José Ignacio Paliza) como “presidente” y el segundo a
su hija (Carolina Mejía) como “secretaria general”.
Ese acuerdo no solo frustró una renovación ordenada y democrática de
la dirigencia que tenía el PRM desde su fundación, sino que arrojó como
parias a dirigentes que habían soportado el gran peso de echar a andar
ese partido en tiempo récord para participar en las pasadas elecciones,
como fueron los casos de los ex senadores Andrés Bautista y Jesús
Vásquez, que por demás la Procuraduría ha incluido en el grupo de
acusados del escándalo de Odebrecht.
Ahora los flamantes aspirantes presidenciales del PRM, Abinader y
Mejía, que no fueron candidatos a ninguna posición en la convención, son
quienes determinan lo que se hace en ese partido a pesar de que no
fueron electos por nadie. Es el colmo del caudillismo moderno.
Torpe conducción del Bloque Opositor
Donde el PRM ha dado muestras elocuentes de torpeza política es en la
conducción del llamado Bloque Opositor, que surgió tras los
cuestionamientos comunes de los partidos a la organización y resultados
de las elecciones de 2016.
Aunque no fueron capaces de unirse para disputar el poder al PLD y
enfrentar la reelección de Danilo, los opositores se articularon para
denunciar y procurar reglas más claras para los próximos comicios.
Hace meses escribí que la vida del Bloque Opositor terminaría tan
pronto Leonel Fernández saltara claramente a buscar la candidatura
presidencial porque en esa coalición había connotados leonelistas y
también furibundos antileonelistas.
El punto más importante de convergencia del Bloque Opositor es la
lucha por la aprobación de la Ley de Partidos Políticos y la reforma del
régimen electoral, iniciativas bloqueadas por el pleito a muerte por la
candidatura presidencial dentro del PLD.
En un principio, el PRM fue un ferviente defensor de la Ley de
Partidos con primarias cerradas o utilizando el padrón de cada partido,
posición que es mayoritaria en las organizaciones políticas, sociales y
empresariales, las iglesias, y el sector leonelista dentro del PLD.
Esa posición del PRM lo alejaba bastante del sector de Danilo que se
considera busca la reelección y que por tal razón favorece, defiende y
hará lo imposible para que la ley se apruebe con primarias abiertas
porque le permitiría hacer modificar los estatutos del PLD y completar
los trámites legislativos para habilitar al actual presidente para una
repostulación.
Pero en el interés de facilitar la aprobación de la Ley de Partidos
el PRM ha modificado su posición y ha dicho que favorece primarias
simultáneas y organizadas por la JCE con la modalidad que decida cada
partido.
Así, de una posición abiertamente antirreeleccionista y dispuesta a
cerrarle el paso a las primarias abiertas que facilitan el trabajo a los
jornaleros de la reelección, el PRM entra en la ambivalencia de dejar
ese aspecto a cada partido, lo que automáticamente lo aleja del sector
leonelista en el PLD y de los partidos que estando en el Bloque
Opositor, no ocultan que quieren a Leonel como su candidato
presidencial.
En conclusión, dos años después de estar actuando como un bloque, los
opositores comienzan a derretirse principalmente por los traspiés del
PRM que no tiene coherencia a la hora de identificar lo que más le
conviene estratégicamente de cara a las elecciones.
En eso llegó Faride Raful
Con la denuncia de la diputada del PRM Faride Raful, de que el gobierno
de Danilo otorgó jugosos contratos al publicista Joao Santana y a su
mujer Mónica Moura, ese partido tomó algo de oxígeno, pero ella, que es
mujer, joven, vinculada a las causas democráticas, bien vista por
factores externos determinantes, ha irrumpido con fuerza en el escenario
político, pero corre el riesgo de que los caudillos le ensucien el
agua.
Una mujer como Faride -como antes pudo serlo el doctor Jesús Feris
Iglesias pero ya sabemos lo que le hicieron los dos jinetes en la
convención- sería la tabla de salvación de ese partido para relanzar la
esperanza de las viejas masas perredeístas que dejaron a aquel partido
cooptado ya por el gobierno, para tentar suerte en la lucha por el
poder.
No conozco la capacidad, el talento y la disposición de sacrificio de
Faride, pero si no fueran suficientes para conducir el Estado, nadie
puede negar que tiene condiciones para encantar al electorado y sacudir
las bases de poder del PLD aguijoneado por los sucesivos escándalos, la
división y un deterioro -no admitido- de las perspectivas económicas por
amenazas serias como el encarecimiento del petróleo y el crecimiento de
la deuda pública.
Faride tiene -repito- factores internacionales que deben favorecerla
para una candidatura presidencial por encima de Hipólito y de Abinader,
pero salvo que esos factores externos en la búsqueda de garantizar la
gobernabilidad del país golpeen directo a los eternos aspirantes tanto
en el PRM como en el PLD, su posible carrera encontrará sucesivos
obstáculos.
En las próximas semanas tendremos que estar atentos para ver las
primeras manifestaciones de respaldo a Faride y las reacciones de
Abinader e Hipólito.
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