Víctor Grimaldi. "Existe un propósito planificado de intereses egoístas locales y transnacionales", para producir desórdenes en el país a partir del mes de agosto venidero. |
AFIRMA EL PLAN ES SIMILAR A LOS OCURRIDOS EN PAÍSES DE AMÉRICA LATINA
El embajador de la República Dominicana ante la Santa Sede, Víctor
Manuel Grimaldi Céspedes, denunció ayer que existe un propósito
planificado de “intereses egoístas locales y transnacionales” para
producir desórdenes en el país a partir del mes de agosto venidero.En una carta enviada a LISTÍN DIARIO, Grimaldi sostuvo que el plan de desestabilización en contra de la nación son similares a los ocurridos en varios países de América Latina, que pretende presionar el desplazamiento del poder al gobierno del presidente Danilo Medina.
“La consecuencia ulterior de estas insanas maniobras”, apuntó Grimaldi, “será el caos y retrotraer al desorden la sociedad y el Estado dominicano, y romper un sistema democrático que con algunas deficiencias ha funcionado después de que en 1961 desapareció la dictadura de Rafael Trujillo y el país fue invadido por 42,000 (cuarenta y dos mil) soldados del Ejército de los Estados Unidos en 1965 provocando el descrédito del sistema jurídico latinoamericano apoyado en la OEA”.
Además, Grimaldi dijo que hay rumores apuntando a que “detrás de estos malos propósitos están ciertos poderes supranacionales que aprovecharán esa situación para desplazar hacia el territorio dominicano a millones de haitianos para darle una salida a la crisis de ese país, después que la presencia de Naciones Unidas y la intervención militar estadounidense de 1994 y 2004 nada han podido resolver en Haití”. Por tal razón, agregó el embajador, la Comunidad Internacional debe tomar conciencia de que el pueblo dominicano no aceptará cargar con la crisis de Haití.
“Como tampoco lo aceptan otros países latinoamericanos que empiezan a comprender lo que es estar saturados de inmigrantes procedentes de Haití”, señaló.
También formuló un llamamiento a las fuerzas políticas nacionales a poner por encima de sus ambiciones el sano destino de la soberanía como pueblo, nación y Estado, así como al partido de gobierno a que se prepare también “a sufrir las consecuencias por la insensatez del faccionalismo que lo invade”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario