Entonces vivimos en un país de xenófobos. De gente llena de odio. Una nación de ciudadanos discriminadores.
Así definieron algunos obispos al 81% de los ciudadanos que piden reglas claras en la política migratoria.
Y digo algunos obispos, porque su eminencia, Ramón Benito de la Rosa y
Carpio aclaró que, la iglesia solo habla por medio de sus cartas
pastorales.
Las declaraciones de sacerdotes, obispos o diáconos en diferentes fechas, son individuales.
Tras esas declaraciones de esos religiosos, la firma encuestadora
ASISA realizó un sondeo, en donde el 81% de los dominicanos cuestionó la
política migratoria del gobierno y favoreció que las autoridades
revisen la forma “desordenada” como entran y salen cada día, cientos de
extranjeros al territorio dominicano. Ese 81% de xenófobos, gente que
odia y que discrimina, aboga porque se ponga freno a la entrada
indiscriminada de extranjeros de diferentes nacionalidades.
Pero, somos muchos los que caemos en el “saco” de los calificativos
de algunos obispos y hasta funcionarios. Es que éste es un país xenófobo
y discriminador muy ‘SUIGENERIS’.
Esta nación, donde supuestamente no se quiere saber de extranjeros,
ni de negros; sin embargo, vive más de un millón de haitianos, que no
son blancos, y más de otro millón de ciudadanos de otras nacionalidades.
Esos más de dos millones conviven en calles, playas, restaurantes,
parques y centros de trabajo, con 81 de cada 100 supuestos
discriminadores y xenófobos.
En este país, esos seres humanos supuestamente discriminados y
odiados, reciben atenciones en los hospitales, laboran como jardineros,
cocineros, vigilantes de edificios y en muchas otras áreas, compartiendo
el mísmo lugar donde residen, con esos que algunos obispos, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos y uno que otro Guacanagarix,
consideran xenófobos y discriminadores.
Yo entendía que la xenofobia era RECHAZO A LOS EXTRANJEROS.
Pero, luego del Sermón de las Siete Palabras y la declaración del
CIDH reclamando pleno derecho a la NACIONALIDAD para extranjeros, tendré
que variar mi apreciación y la Academia de la Lengua deberá buscar otra
definición para XENOFOBIA.
Un país donde cientos de haitianos, venezolanos, chinos, colombianos,
estadounidenses y de otra cantidad de naciones conviven realizando todo
tipo de actividades, CREO no puede ser considerado xenófobo,
discriminador ni de gente de odio.
Como en cualquier parte del mundo, aquí puede encontrarse a uno, dos y
hasta decena de ciudadanos que expresen su rechazo a inmigrantes o a
negros, más si sienten que esos reducen su acceso al empleo, la salud,
educación u otros servicios.
Pero ese reducido grupo no marca la conducta mayoritaria de un
pueblo. Lo que muestran las encuestas de ASISA, GALLUP y otras
mediciones en medios de comunicación, es que 81 de cada 100 dominicanos
desea que tengamos REGLAS en el área migratoria. Que todo el que viva
aquí, lo haga bajo leyes claras, que sean respetadas por propios y
extraños.
Pedir eso no nos hace un país xenófobo.
Por Tomás Aquino Méndez ;-
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