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jueves, abril 12, 2018

Primarias y poder

PODER SIN CONVENIENCIA.- ¿De qué vale tener el poder si no se puede usar a conveniencia? ¿Para qué el dominio casi absoluto de los organismos de un partido si no pueden imponerse mociones? ¿Cuál es el provecho de contar con mayoría en las cámaras si  se resisten sus iniciativas? Las preguntas son muchas e irían en el mismo sentido. La situación de Danilo Medina y su grupo resulta equívoca. Es y no es, a lo Hamlet.
Tiene en sus manos, según la consideración de sus oponentes, todos los poderes, pues al Ejecutivo suman el Legislativo y el Judicial. Incluso aparecen posesos de exageración que hablan de dictadura. Sin embargo, no siempre logra sus cometidos. Las primarias abiertas es el mejor ejemplo. Lo propio era que fuera de adentro hacia afuera, que se impusiera por ley y al PLD no le quedara más alternativa que acogerla. No fue así, el proyecto se empantanó y fue saliva que cayó en la cara del comité Político, y de una simple modalidad hicieron un caso. Además, una culpa que pudo ser de todos se convirtió en un conflicto de dos. Leonel Fernández y Danilo Medina. Los demás partidos, viendo el trance, se salieron de la calle, se subieron a la acera y apostaron a que la discordia se llevara de palmo a sus dos figuras principales...
VUELTAS DE PRUDENCIA.-  La temeridad parece propia de Danilo Medina y su gente, pero la verdad es que la prudencia de ese sector evitó que se repitiera el capítulo de Metro Country Club, donde Leonel Fernández y su grupo fueron avasallados en el seno del comité Político. Los oficialistas entendieron con justas razones que segundas partes nunca fueron buenas, o lo que la historia enseña de cómo una farsa se convierte en tragedia. Por más vueltas que se le dio a la cuestión, siempre se dejaba  sin solución encima de la mesa, ya que la parte hegemónica se contuvo y no se decidió a dar un corte definitivo. A aplicar la consabida y autoritaria consigna propia de circunstancia. Lo que diga fulano es lo que va, que en el caso sería Medina, como en épocas pasadas fue José Francisco Peña Gómez o Joaquín Balaguer. Incluso, ante esa falta de consenso, se ideó una salida socarrona. Poner la discrepancia en manos de terceros, a la sazón expertos, para que estos dijeran si las primarias abiertas contravenían la Carta Sustantiva de la República. Un problema político,  menudo y leve, elevado a rango constitucional. La locura, sin embargo, no llegó al manicomio. Los concernidos se dieron cuenta de que no era posible que un inconveniente de partido fuera considerado como un conflicto de nación. Huyeron por la izquierda y devolvieron el tema a su instancia original: las cámaras legislativas...
INSTANCIA ORIGINARIA.- Desde el momento que el comité Político se quita de encima el peso que no aguantaba  y deja a los  legisladores del PLD actuar por su cuenta y riesgo, lo constitucional sale del escenario, y la aritmética toma su lugar. Más que las nociones, se imponen los números. Contar con senadores y diputados. Los que aceptaron que la cuestión fuera dilucidada en el Congreso Nacional no deben sorprenderse ni protestar porque la mayoría se decidiera por las primarias abiertas. Además de que existe una justicia distributiva de circunstancia. El Senado será el Senado, pero la Cámara de Diputados tiene su propia soberanía y la decisión de su pleno no se subordinará o no será afectada por lo que se disponga en la llamada cámara alta. Incluso podría darse un trance de empate, y crearse una situación en que senadores y diputados tengan que negociar, y hacerlo sobre una base de poder. La interrelación es parte de la ingeniería, y ninguna puede llenar su cometido sin la anuencia o el entendimiento con la otra. Será fácil a la parte de Leonel Fernández decir a la de Danilo Medina, tú tienes Senado, pero yo tengo Cámara, pues se conoce de las coincidencias o acercamientos entre Fernández y la oposición con representación legislativa. La pelea, por tanto, no será tan desigual, si existe fuerza, no para imponer, pero sí para bloquear...
LA REALIDAD ES OTRA.-  Con la Constitución hubo un juego perverso desde el principio que quiso disimular lo principal. La lucha por la candidatura presidencial entre los dirigentes más importantes del PLD. Leonel Fernández y Danilo Medina. Los seguidores de Fernández plantearon el blindaje de la Constitución, pero no para protegerla de un posible mal tiempo, sino para evitar una nueva reforma que incluyera la reelección. Como la reelección es la hidra de siete cabezas, la cabeza ahora sería de primarias abiertas. Y se dijo. Medina y los suyos querían primarias abiertas porque con los recursos del Estado podían comprar miles o millones de votos de gente ajena al PLD. Fernández,  al plantear que la consulta fuera cerrada, salvaba al país de ese tormento. Aunque igual era un salvador interesado. La candidatura no iba a Medina, pero él estaba listo y preparado para asumirla. Leonel Fernández como anti-reeleccionista es un chiste malo, tan malo que no da risa, y tal vez pena, pues resulta un engaño muy a lo claro. No obstante, y de eso va la cosa. Con que la Ley de Partidos se apruebe, aun  sea únicamente en el Senado, avanza la pieza. Ya se verá que ocurre en la Cámara de Diputados. O igual existe la posibilidad de tumbar las primarias abiertas elevando un recurso ante el Tribunal Constitucional. Y no puede lograrse denunciando un propósito, o con el proyecto, sino con la Ley en las manos...
Por Orlando Gil ;-
orlandogil@claro.net.do
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