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martes, enero 23, 2018

Danilo y Abinader

LA VIRGEN DE TESTIGO.- El saludo de Luis Abinader a Danilo Medina en la Basílica de Higüey será la noticia política más importante de la semana. ¡Ah Virgen de la Altagracia que hace cosas! Era conveniente que se vieran, y Mahoma no tuvo que ir a la montaña ni la montaña venir donde Mahoma. Pudieron encontrarse en el camino. Abrazarse y apreciarse de nuevo. Si se quiere, Abinader le debía a Medina ese gesto de cortesía, ya que no supo manejar con inteligencia emocional la derrota en las pasadas elecciones.
Nunca reconoció el triunfo de su oponente, y se dedicó junto a otros partidos de oposición a una lucha inútil. El gobierno les correspondió de la peor manera: ignorándolos. De eso no se habló, ni tenía que hablarse. Pero sí arreglaron su mundo en el plano personal. Las imágenes de televisión fueron suficientes para advertir el agrado de parte y parte. Y la conversación no solo fue entre ellos, sino que también participó Carlos Pared, de quien no sabe que fue antes de las agruras de  campaña una especie de enlace. La comunicación (aunque estoy inventando, suponiendo, conjeturando) pudo haberse restablecido...
ENTRE MUJERES.- El ánimo del encuentro fue inmejorable, aun cuando fuera breve y de pie. El presidente Medina le preguntó por la salud del papá, José Rafael, y el ambiente fue tan distendido que hasta pudieron chancear. Tal vez no se llevó la cuenta, pero hubo una historia paralela de lo más interesante. Raquel Arbaje y Cándida Montilla, las consortes, se vieron  como si fueran amigas de toda la vida  y no existiera rivalidad y competencia políticas entre sus maridos. Cuando no pueden los hombres, el espacio lo consagran las mujeres. Ojalá que se dijeran lo que se dice cuando se tiene tiempo sin ver a una persona: “Tenemos que vernos, tenemos que hablar con más calma”. Y la verdad que sí, pues hay propuestas de Abinader que resultan atractivas como políticas de Estado, pero que hechas por los periódicos no provocan ni se aprovechan. La seguridad ciudadana es una tarea pendiente de la administración Medina y Abinader cree tener una solución al problema. Al menos promovió en la pasada campaña electoral  las ideas del ex alcalde de Nueva York John Giuliani. No se trata de colaboración, pero sí consideró en su momento que dichas sugerencia favorecieron su causa, intentarlo de nuevo no le haría nada mal...
LO MUCHO Y LO POCO.-  El encuentro de la Basílica no da para mucho, pues fue poco lo que se habló, pero el hecho de haber roto el hielo refresca la situación. Danilo Medina y Luis Abinader no podrán verse igual que hace unos meses. Ahora hubo renovación de afectos, y se supone que comunicación, y si los canales fueron  restablecidos ¿quién dice que no mayores posibilidades en lo que sea y de lado y lado? Tanto se habló de una reunión entre Abinader y Leonel Fernández, y que entre los seguidores de uno y otro se pensó como estratégicamente positiva, que no se sabe si la Virgen de la Altagracia cambió los planes y prestó su escenario para este acercamiento. La política no se cansa de hacer jugadas, y si fuera por ella se la pasaría robando bases, o devolviéndose como Jonathan Villar después que estaba casi en segunda. Las circunstancias se dan solas, pero las condiciones se crean, y este Día de la Altagracia podría ser recordado como fecha memorable si las potencias puestas en escena cumplen su cometido. Lo importante es que exista lotería, y no que el premio caiga en esta o la otra demarcación. La Altagracia es madre protectora del pueblo en su conjunto, pero cada uno de los fieles lleva su ofrenda aparte e igual la petición. Habría que ver las  encomiendas puestas a su cargo por Medina y Abinader, y si coinciden...
IGUAL IGUAL, LO MISMO.-  Hipólito Mejía no estuvo en la Basílica el pasado domingo, y por tanto, no asistió a la homilía en honor a la Virgen de la Altagracia. Sin embargo, y por esas cosas raras de la política, salió librado del encuentro, saludo y abrazo entre Medina y Abinader. Ahora Mejía y Abinader están a la par. Mejía amigo de Medina, y Abinader, amigo también. El expresidente estaba en déficit por haber compartido dos o tres veces con el actual jefe de Estado. Se le criticaba a media voz esa coincidencia y se le cuestionaba su poca militancia opositora. La verdad que no era Mejía que buscaba a Medina, sino que se lo hallaba en lugares y actividades a que ambos eran invitados. Ya en el sitio, y delante de la gente, lo justo era que conversaran, y lo hicieran como siempre lo han hecho: con agrado, con simpatía. A contrapelo, Abinader sí era contradictor firme y decidido de Medina. Ahora, y después de El Encuentro de la Basílica, la situación será diferente. Como no hubo nada malo en que Abinader se juntara con Medina, tampoco hubo nada malo cuando Mejía intercambió amenidades con Medina. Así, o eso se queda en nada, o lo que se diga de uno habrá que decirlo del otro. Newton y su ley de gravedad imponen el mismo rigor de caída...
Por Orlando Gil ;-
orlandogil@claro.net.do

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