Cuando Marlyn Martínez se enteró de que su hijo
preferido Marlon Martínez iba a tener un hijo con Emely Peguero, una
adolescente de 16 años, hija de una familia pobre, campesina, sin
fortunas, ni abolengo social, desprovista de tierras, ganado e
influencia en la comunidad, que le permitiera garantizar el linaje de su
poder y su dinero. De seguro que le pasaron múltiples pensamientos por
su mente y se podría asegurar que el pensamiento predominante fue la
no aceptación del nacimiento de su nieto, sangre de su sangre.
Obviamente que habría que estar en el lugar de Marlon Martínez, para entender a qué nivel de presión psicológica habría sido sometido por su madre, por haber embarazado a Emely, una niña enamorada cuya única fortuna fueron los valores cristianos que le inculcaron sus padres desde la Comunidad Cristina de Cenoví.
Nuestra intención no es liberar de culpa a Marlon Martínez, pero la fiscalía al declarar complejo el caso, debe de profundizar las razones que llevaron a este joven que supuestamente amaba a Emely a cometer este horrendo crimen.
¿Cuáles eran los niveles de influencia que tenía Marlyn Martínez sobre su hijo? ¿Cuál es el nivel de dependencia entre Marlyn y su hijo? ¿Hasta qué punto la presión de Marlyn pudo haber influenciado en esta fatídica decisión? Todas estas interrogantes se hacen partiendo del hecho cierto de que hasta ahora la señora Marlyn Martínez estuvo totalmente ajena a los acontecimiento, hasta el momento de que se enteró de la muerte de Emely.
Pero por qué razón Marlyn no busco un abogado y entregó a su hijo a las autoridades tan pronto se enteró del crimen y decidió hacerse cómplice del mismo y permanecer con un cadáver tanto tiempo de un lugar a otro, como si se tratase de una escena de los documentales de Discovery, sobre crímenes y asesinatos?.
Tomando como referencia el cronograma de los hechos se podrían establecer tres hipótesis probables, que motivaron el comportamiento de la señora Martínez.
Primero: Que actuó con complejo de culpa, al ver el desenlace de los hechos, ya que los mismos salieron fuera de control y que ella trató de cubrir de responsabilidad a su hijo consciente de que probablemente él (Marlon) no quería el aborto de su hijo y habría sido influenciado por ella para “resolver el problemas” del embarazo.
Segundo: Que actuó de manera desesperada como madre protectora para evitar que su hijo fuera a la cárcel
Tercero: Que la arrogancia del poder. Su influencia política y económica, le permitían ocultar el crimen y garantizar la impunidad del mismo, toda vez que estaba frente a una familia pobre, sin influencias políticas y social y que por lo tanto todo quedaría como una desaparición pura y simples, como otras tanto que ocurren en el país.
Cuando analizamos el cronograma de los hechos que magistralmente nos presentó el Listín Diario, habría que concluir que había una intensión marcada de hacer abortar la criatura y que la situación se salió fuera de control, lo que derivó en la muerte de la joven Emely Peguero.
Si Marlyn Martinez hubiese actuado como madre responsable, hoy la suerte de ella y la de su hijo obviamente fuera otra. Si cuando su hijo le comunicó lo que pasó, ella va a su apartamento, llama a la policía, hacen el levantamiento y se determina que se trató de una muerte involuntaria, obviamente que Marlon Martínez habría pagado una pena de 10 a 12 años de prisión, con la oportunidad de una libertad condicional a los 6 o 7 años y se hubiese reintegrado nuevamente a su universidad y a la sociedad.
Pero Marlyn Martínez pensó que su influencia y su poder le permitían cubrir a su hijo de los hechos y convirtió una muerte involuntaria, en un crimen horrendo que conmovió a toda la sociedad.
Pedir a Emely a través de los medios de comunicación en rueda de prensa que regrese consciente de que ella sabía que Emely estaba muerta y su cadáver frisado, pone de manifiesto la mente de una persona retorcida, cínica y perversa, y dejada de lado su teoría de su madre protectora, el comportamiento de una madre protectora lo que hace es ocultar a su hijo y negar los hechos.
Peor aún, trasladar el cadáver de un lugar a otro y pagar para su desaparición total se constituye en el mejor indicador de que en este hecho había una intensión marcada de eliminar todo tipo de evidencias que dieran con los responsables de este doble crimen. Para Emely Martínez el crimen nunca pasó, simplemente la niña desapareció.
Marlyn Martínez cavó la tumba de su familia y sobretodo de su hijo Marlon, ahora lo ha perdido todo, su influencia de poder y social en su comunidad, pero sobretodo perdió a sus hijos, a sus amigos y defraudó a muchas personas que creían en ella.
Marlyn es víctima de la Soberbia y la arrogancia del poder, en la que muchas personas que como ella, entienden que con el solo hecho de tener dinero y poder pueden cometer crímenes y salir ileso del brazo persecutor de la justicia.
Este caso debe servirle de enseñanzas a los que piensan como Marlyn Martínez, entender que hay que enseñarles a los hijos que todo acto en la vida tiene consecuencias y que ellos tienen que estar preparados para afrontar las consecuencias de sus actos.
Ningún padre le gustaría ver a un hijo de 19 años con un embarazo a cuesta, ya que esto le trunca el camino de su educación, de su desarrollo y de su formación profesional, pero tampoco a una hija de 16 años embarazada con todo los riesgo que implica para la salud de la adolescente, y los obstáculos para su preparación académica y profesional.
Pero a los hijos hay que formarlos en valores familiares, hay que educarlos y sobretodos hay que enseñarles que tienen que actuar con responsabilidad, que son dueños de sus actos y que toda acción que acometa, por simple que se vea, tiene consecuencias y deben están listos para asumirlas.
Obviamente que habría que estar en el lugar de Marlon Martínez, para entender a qué nivel de presión psicológica habría sido sometido por su madre, por haber embarazado a Emely, una niña enamorada cuya única fortuna fueron los valores cristianos que le inculcaron sus padres desde la Comunidad Cristina de Cenoví.
Nuestra intención no es liberar de culpa a Marlon Martínez, pero la fiscalía al declarar complejo el caso, debe de profundizar las razones que llevaron a este joven que supuestamente amaba a Emely a cometer este horrendo crimen.
¿Cuáles eran los niveles de influencia que tenía Marlyn Martínez sobre su hijo? ¿Cuál es el nivel de dependencia entre Marlyn y su hijo? ¿Hasta qué punto la presión de Marlyn pudo haber influenciado en esta fatídica decisión? Todas estas interrogantes se hacen partiendo del hecho cierto de que hasta ahora la señora Marlyn Martínez estuvo totalmente ajena a los acontecimiento, hasta el momento de que se enteró de la muerte de Emely.
Pero por qué razón Marlyn no busco un abogado y entregó a su hijo a las autoridades tan pronto se enteró del crimen y decidió hacerse cómplice del mismo y permanecer con un cadáver tanto tiempo de un lugar a otro, como si se tratase de una escena de los documentales de Discovery, sobre crímenes y asesinatos?.
Tomando como referencia el cronograma de los hechos se podrían establecer tres hipótesis probables, que motivaron el comportamiento de la señora Martínez.
Primero: Que actuó con complejo de culpa, al ver el desenlace de los hechos, ya que los mismos salieron fuera de control y que ella trató de cubrir de responsabilidad a su hijo consciente de que probablemente él (Marlon) no quería el aborto de su hijo y habría sido influenciado por ella para “resolver el problemas” del embarazo.
Segundo: Que actuó de manera desesperada como madre protectora para evitar que su hijo fuera a la cárcel
Tercero: Que la arrogancia del poder. Su influencia política y económica, le permitían ocultar el crimen y garantizar la impunidad del mismo, toda vez que estaba frente a una familia pobre, sin influencias políticas y social y que por lo tanto todo quedaría como una desaparición pura y simples, como otras tanto que ocurren en el país.
Cuando analizamos el cronograma de los hechos que magistralmente nos presentó el Listín Diario, habría que concluir que había una intensión marcada de hacer abortar la criatura y que la situación se salió fuera de control, lo que derivó en la muerte de la joven Emely Peguero.
Si Marlyn Martinez hubiese actuado como madre responsable, hoy la suerte de ella y la de su hijo obviamente fuera otra. Si cuando su hijo le comunicó lo que pasó, ella va a su apartamento, llama a la policía, hacen el levantamiento y se determina que se trató de una muerte involuntaria, obviamente que Marlon Martínez habría pagado una pena de 10 a 12 años de prisión, con la oportunidad de una libertad condicional a los 6 o 7 años y se hubiese reintegrado nuevamente a su universidad y a la sociedad.
Pero Marlyn Martínez pensó que su influencia y su poder le permitían cubrir a su hijo de los hechos y convirtió una muerte involuntaria, en un crimen horrendo que conmovió a toda la sociedad.
Pedir a Emely a través de los medios de comunicación en rueda de prensa que regrese consciente de que ella sabía que Emely estaba muerta y su cadáver frisado, pone de manifiesto la mente de una persona retorcida, cínica y perversa, y dejada de lado su teoría de su madre protectora, el comportamiento de una madre protectora lo que hace es ocultar a su hijo y negar los hechos.
Peor aún, trasladar el cadáver de un lugar a otro y pagar para su desaparición total se constituye en el mejor indicador de que en este hecho había una intensión marcada de eliminar todo tipo de evidencias que dieran con los responsables de este doble crimen. Para Emely Martínez el crimen nunca pasó, simplemente la niña desapareció.
Marlyn Martínez cavó la tumba de su familia y sobretodo de su hijo Marlon, ahora lo ha perdido todo, su influencia de poder y social en su comunidad, pero sobretodo perdió a sus hijos, a sus amigos y defraudó a muchas personas que creían en ella.
Marlyn es víctima de la Soberbia y la arrogancia del poder, en la que muchas personas que como ella, entienden que con el solo hecho de tener dinero y poder pueden cometer crímenes y salir ileso del brazo persecutor de la justicia.
Este caso debe servirle de enseñanzas a los que piensan como Marlyn Martínez, entender que hay que enseñarles a los hijos que todo acto en la vida tiene consecuencias y que ellos tienen que estar preparados para afrontar las consecuencias de sus actos.
Ningún padre le gustaría ver a un hijo de 19 años con un embarazo a cuesta, ya que esto le trunca el camino de su educación, de su desarrollo y de su formación profesional, pero tampoco a una hija de 16 años embarazada con todo los riesgo que implica para la salud de la adolescente, y los obstáculos para su preparación académica y profesional.
Pero a los hijos hay que formarlos en valores familiares, hay que educarlos y sobretodos hay que enseñarles que tienen que actuar con responsabilidad, que son dueños de sus actos y que toda acción que acometa, por simple que se vea, tiene consecuencias y deben están listos para asumirlas.
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