No escapa al ojo más indiferente del análisis
político una ocurrencia sintomática del colapso --ya irreversible--, del
sistema de partidos: en el relevo no existe una sola alternativa que
garantice, por lo menos, atenuar los efectos de un canibalismo que
también se llevará de encuentro al liderazgo emergido en el último medio
siglo.
Esa situación se acaba de confirmar con la formalización de otra división en el Partido Reformista, que ayer domingo celebró asambleas paralelas y ya no existe posibilidad alguna de un eventual reencuentro entre dos partes que definitivamente tomaron rumbos diferentes.
En el Partido de la Liberación Dominicana se corre la misma suerte cuando ni siquiera es capaz de ponerse de acuerdo para asumir una ley; el Revolucionario Moderno se bifurcó en dos caminos extremos: uno encandilado por el populismo irracional de los verdes y los verdes empeñados en destruir al líder del otro grupo.
El PRD no logra recomponerse, mientras surgen grupitos individuales que por cualquier enojo personal se insubordinan a la autoridad partidaria. Y los partidos chiquitos son cada vez más chiquitos.
Ese dramático escenario encuadra el partidismo dominicano en la actualidad y no se observa ninguna proyección real que lo modifique favorablemente en lo que falta para las elecciones del segundo domingo de mayo de 2020 cuando habrá de elegirse un nuevo gobiernoÖ
... Por el contrario, lo que sí se proyecta es un futuro ominoso para el sistema de partidos.
Nunca antes -después de entronizada la democracia en 1962 tras la muerte de Trujillo y el desplazamiento de la tiranía-, se percibía en el país semejante derrumbe de forma simultánea en los partidos del sistema. Absolutamente todos, sin una sola excepción, atraviesan el síndrome de un canibalismo insaciable que evidentemente no se detendrá hasta digerirse por completo a sí mismo.
El PLD del sábado
La reunión del Comité Político del PLD el pasado sábado ni siquiera llegó a conocer el punto de agenda que motivó su convocatoria: las diferencias internas sobre la nueva ley de partidos políticos en lo tocante a las primarias para elegir a sus candidatos.
El expresidente Leonel Fernández aboga porque los partidos celebren sus primarias internas con su padrón de militantes y convocatorias indivuales; el presidente Danilo Medina propone que sean simultáneas y con el padrón de la Junta Central Electoral.
Esa situación se acaba de confirmar con la formalización de otra división en el Partido Reformista, que ayer domingo celebró asambleas paralelas y ya no existe posibilidad alguna de un eventual reencuentro entre dos partes que definitivamente tomaron rumbos diferentes.
En el Partido de la Liberación Dominicana se corre la misma suerte cuando ni siquiera es capaz de ponerse de acuerdo para asumir una ley; el Revolucionario Moderno se bifurcó en dos caminos extremos: uno encandilado por el populismo irracional de los verdes y los verdes empeñados en destruir al líder del otro grupo.
El PRD no logra recomponerse, mientras surgen grupitos individuales que por cualquier enojo personal se insubordinan a la autoridad partidaria. Y los partidos chiquitos son cada vez más chiquitos.
Ese dramático escenario encuadra el partidismo dominicano en la actualidad y no se observa ninguna proyección real que lo modifique favorablemente en lo que falta para las elecciones del segundo domingo de mayo de 2020 cuando habrá de elegirse un nuevo gobiernoÖ
... Por el contrario, lo que sí se proyecta es un futuro ominoso para el sistema de partidos.
Nunca antes -después de entronizada la democracia en 1962 tras la muerte de Trujillo y el desplazamiento de la tiranía-, se percibía en el país semejante derrumbe de forma simultánea en los partidos del sistema. Absolutamente todos, sin una sola excepción, atraviesan el síndrome de un canibalismo insaciable que evidentemente no se detendrá hasta digerirse por completo a sí mismo.
El PLD del sábado
La reunión del Comité Político del PLD el pasado sábado ni siquiera llegó a conocer el punto de agenda que motivó su convocatoria: las diferencias internas sobre la nueva ley de partidos políticos en lo tocante a las primarias para elegir a sus candidatos.
El expresidente Leonel Fernández aboga porque los partidos celebren sus primarias internas con su padrón de militantes y convocatorias indivuales; el presidente Danilo Medina propone que sean simultáneas y con el padrón de la Junta Central Electoral.
La
posición de Leonel es compartida por Luis Abinader y la facción
reformista de Quique Antún; la posición de Danilo es compartida por
Hipólito Mejía y por Miguel Vargas, del PRD. El resto de las formaciones
partidarias se adhieren convenientemente a la voluntad de Danilo,
Leonel, Vargas, Hipólito y Abinader.
El asunto es que la maratónica convocatoria del Comité Político
peledeísta del pasado sábado concluyó dejando sobre la mesa el punto más
espinoso para todos los agrupamientos partidarios. Y aunque se anunció
que se conocerá en una próxima reunión del CP el día 2 de octubre, eso
estaría por verse.
¿Se agrava o se resuelve?
Hay quienes dicen que antes de agravarse, la situación del Partido
Reformista ha quedado definitivamente resuelta con las dos asambleas
celebradas ayer de forma paralela por los grupos que se disputan su
control. Quedó en evidencia que el auténtico reformismo lo lidera Ito
Bisonó y quedó presidido por el senador José Hazim.
El grupo de Quique ni siquiera pudo llenar el formalismo de completar
su propio quórum, aunque habrá que esperar que el Tribunal Superior
Electoral conozca el contencioso para determinar cuál de los dos
sectores se queda definitivamente con el nombre del viejo partido de
Balaguer.
La situación del PRM ni siquiera ha explotado todavía, pero se da
como un hecho que la lucha entre Hipólito y Abinader será máscara contra
cabellera... Dicho literalmente.
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