La proximidad de otro ciclón tan poderoso como
Irma, llamado José, y de un fenómeno que puede adquirir semejantes
fortalezas al final de la semana que viene, obligan al país a mantener
activas sus alertas y sus logísticas para situaciones de emergencia.
Las previsiones son de que el huracán José, hasta ahora en una trayectoria que no indica que pasará tan cerca como Irma, se coloque al norte del país el lunes, desfogando lluvias y ráfagas de vientos que agravarían las turbulencias de cola dejadas por su antecesor.
Las previsiones son de que el huracán José, hasta ahora en una trayectoria que no indica que pasará tan cerca como Irma, se coloque al norte del país el lunes, desfogando lluvias y ráfagas de vientos que agravarían las turbulencias de cola dejadas por su antecesor.
Pero
detrás de José viene en fila india otro fenómeno que, según las mismas
previsiones meteorológicas, se haría sentir el próximo sábado sobre
nuestro territorio, para lo cual habría que esperar más informaciones
acerca de su posible trayectoria.
Con estos eventos, es indispensable que la ciudadanía mantenga las
precauciones que asumió antes y durante el paso de Irma, del mismo modo
que el Comité Nacional de Emergencia continúe en sesión permanente y no
desactive los equipos que son necesarios para actuar en casos de
urgencia.
En estos momentos las energías se enfocan a remover escombros de
Irma y a proteger vidas y propiedades que pueden ser afectadas por
inundaciones de ríos o derrumbes. Estas son las secuelas clásicas de
estos huracanes y nadie puede predecir en qué tiempo se recuperaría la
normalidad.
El desajuste que provocan los ciclones en las Antillas Menores y
Mayores, así como en Estados Unidos y las zonas del Golfo de México, se
reflejan en la navegación aérea y marítima, tanto en el transporte de
mercancías como de pasajeros, con sus consabidos resultados negativos en
la economía.
Los abastecimientos de combustibles, vitales para la producción
energética y el transporte, pueden sufrir trastornos en el futuro
inmediato, ya que los últimos ciclones han impactado áreas de las
Américas donde hay refinerías petroleras, y por tales razones se impone
una política cautelosa para el manejo de estas expectativas.
Y en lo que respecta a las lecciones que nos dejó Irma, lo
importante es verificar dónde hubo fallas de atención o socorro, dónde
tuvimos deficiencias para la adecuada atención de los alojados en
refugios o para el uso de equipos pesados o ligeros en labores de
remoción o limpieza, tanto de carreteras y caminos, de modo que estemos
mejor preparados para las nuevas y probables embestidas de futuros
huracanes.
Tomado del editorial de
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