El presidente de la Junta Central Electoral (JCE)
lanzó un grito que ha retumbado en los oídos de todo el Gobierno y el
resto del país que está presenciando cómo aumenta cada año el
presupuesto en Salud Pública para satisfacer la demanda de servicios
médicos, no solo de los dominicanos, sino de millares de haitianos
ilegales que cruzan nuestras fronteras en interminables “tours de
embarazadas”.
Consciente del rol que le corresponde como líder de una institución que es la garante de un registro civil al que se aspira sea robusto y sin ningún tipo de mácula, Julio César Castaños Guzmán le ha advertido al Gobierno que se debe poner un punto final al “paritorio” de haitianos en que se ha convertido la República Dominicana ante la mirada indiferente de las entidades que deben frenar esa práctica lesiva a la identidad nacional.
Pienso, y no creo equivocarme, que los miembros de la actual Junta Central Electoral, ante la delicadeza del caso, han querido poner cada cosa en su justo lugar para no cargar, en un futuro, con responsabilidades que son de las competencias de otros organismos del Estado.
Se estiman en miles las parturientas haitianas que cada mes vienen a distintos hospitales del país a parir bajo el alegato de que en Haití carecen de centros hospitalarios y las condiciones de salubridad no son las más adecuadas.
Solo en la maternidad San Lorenzo de Los Mina, de enero a julio de este año, se han registrado 754 partos de madres haitianas, de los cuales 490 han alumbrado de manera normal, mientras a 264 de esas parturientas se les han practicado cesáreas.
Ninguna de estas extranjeras pagó un centavo por ese servicio, lo que obviamente ha sido cargado a la cuenta del centro asistencial.
De acuerdo a los informes contables de que disponemos, el costo de un parto normal en la maternidad de Los Mina ronda los 35,000 pesos y una cesárea 45,000 pesos.
Consciente del rol que le corresponde como líder de una institución que es la garante de un registro civil al que se aspira sea robusto y sin ningún tipo de mácula, Julio César Castaños Guzmán le ha advertido al Gobierno que se debe poner un punto final al “paritorio” de haitianos en que se ha convertido la República Dominicana ante la mirada indiferente de las entidades que deben frenar esa práctica lesiva a la identidad nacional.
Pienso, y no creo equivocarme, que los miembros de la actual Junta Central Electoral, ante la delicadeza del caso, han querido poner cada cosa en su justo lugar para no cargar, en un futuro, con responsabilidades que son de las competencias de otros organismos del Estado.
Se estiman en miles las parturientas haitianas que cada mes vienen a distintos hospitales del país a parir bajo el alegato de que en Haití carecen de centros hospitalarios y las condiciones de salubridad no son las más adecuadas.
Solo en la maternidad San Lorenzo de Los Mina, de enero a julio de este año, se han registrado 754 partos de madres haitianas, de los cuales 490 han alumbrado de manera normal, mientras a 264 de esas parturientas se les han practicado cesáreas.
Ninguna de estas extranjeras pagó un centavo por ese servicio, lo que obviamente ha sido cargado a la cuenta del centro asistencial.
De acuerdo a los informes contables de que disponemos, el costo de un parto normal en la maternidad de Los Mina ronda los 35,000 pesos y una cesárea 45,000 pesos.
Pero
para que tengamos una idea del grave problema que acarrea la
permisividad con que las autoridades migratorias han manejado el tema de
permitir el libre paso por la frontera a las haitianas embarazadas para
que den a luz en los hospitales dominicanos, solo hasta el año 2016 la
Junta Central Electoral registró en el libro de extranjería 45,127 niños
nacidos en el territorio nacional, en la inmensa mayoría haitianos.
En términos de recursos estaríamos hablando que el Estado dominicano
estaría subsidiando con más de 1500 millones de pesos los partos de las
haitianas que alumbran en los hospitales dominicanos.
Como dijo el presidente de la JCE, Julio César Castaños Guzmán, “esto
hay que detenerlo”. Esto no debe quedar en un simple enunciado sin que
se tomen los correctivos que nos evitarían mayores contratiempos con el
tan zarandeado tema migratorio.
República Dominicana no puede seguir siendo objeto de una burla por
parte de las mafias haitianas en contubernio con autoridades fronterizas
que a sabiendas de que entran con el propósito de parir aquí lo
permiten, convirtiendo a nuestro país en el “Paritorio de los
haitianos”.
Por Fabio Cabral ;-
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