Carnets oficiales del Plan de Regularización de
Extranjeros fueron clonados y reproducidos por miles y vendidos a
inmigrantes haitianos que, al adquirirlos, creyeron que tenían papeles
en regla para vivir y trabajar en nuestro país.
Cuando las autoridades detectaron en Santiago que hasta de un solo carnet oficial, debidamente registrado, se hicieron miles de reproducciones con las fotos de los haitianos que compraron los documentos adulterados, estaban descubriendo la punta de un iceberg que parece más grande de lo imaginado.
Es por eso, en gran medida, que en los operativos llevados a cabo en estas últimas semanas por las autoridades militares del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) y de la Dirección General de Migración aparezcan como arrestados y repatriados centenares de haitianos que alegaron tener sus papeles en orden.
Cuando las autoridades detectaron en Santiago que hasta de un solo carnet oficial, debidamente registrado, se hicieron miles de reproducciones con las fotos de los haitianos que compraron los documentos adulterados, estaban descubriendo la punta de un iceberg que parece más grande de lo imaginado.
Es por eso, en gran medida, que en los operativos llevados a cabo en estas últimas semanas por las autoridades militares del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) y de la Dirección General de Migración aparezcan como arrestados y repatriados centenares de haitianos que alegaron tener sus papeles en orden.
En realidad muchos tenían el carnet de regularización, pero adulterado.
Ese carnet es una especie de visa o permiso para residir y trabajar
en el país por un tiempo que ya venció, para que en ese período los
portadores de ese documento pudiesen completar los procesos para
formalizar su estatus migratorio y, eventualmente, para aspirar a la
ciudadanía.
Unos mafiosos, avivatos por demás, han hecho un gran negocio a costa
de la miseria y el engaño de miles de haitianos que pagaron por
adquirir el carnet de regularización, seguramente conscientes –algunos-
de que se estaban metiendo en una triquiñuela o algo impropio, y otros
engañados por aquellos que les hicieron creer que actuaban como agentes
intermediarios de algún organismo oficial dominicano y que los carnets
falsos eran legítimos.
En la medida en que se decomisan estos carnets adulterados y los
portadores no pueden demostrar autenticidad o documentos confiables de
identidad y de viaje, como cédulas o pasaportes haitianos, estos
inmigrantes ilegales son repatriados.
Las autoridades dominicanas afirman que se están ajustando al
protocolo de las repatriaciones, pero los diplomáticos haitianos y
algunas ONG denuncian que en estos operativos se cometen abusos contra
los derechos humanos y se están deportando personas que tienen sus
documentos auténticos de regularización.
Lo cierto es que en el caso de la colosal adulteración, las
autoridades tienen pruebas fehacientes y suficientes para demostrarlo.
Tomado del editorial de
de la fecha
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