La instalación de “botones de pánico”, o equipos
electrónicos para encender alertas, ha sido una de las innovaciones que
ha empleado la Alcaldía de Santiago para complementar sus programas de
seguridad ciudadana.
Estos
botones son usuales en muchas capitales modernas del mundo, y están
diseminados por diferentes zonas estratégicas de esas ciudades para
facilitar al ciudadano la comunicación inmediata de un problema público.
Podría tratarse de un accidente, un caso de atraco o fechoría
delictiva, cualquier situación que amerite una respuesta de emergencia
en el lugar o los alrededores de donde están instalados estos aparatos.
El de Santiago se encuentra en el área del Monumento a la
Restauración, pero el plan del alcalde Abel Martínez, quien en su corto
tiempo en el ejercicio ha demostrado mucha vocación innovadora, es
multiplicar los “botones de pánico” por toda la ciudad.
Es casi una especie de 911 municipal, aunque ya ese servicio de
atención de emergencias, que funciona por vía de los teléfonos, se
encuentra activo en la segunda ciudad más importante del país.
Los “botones de pánico” pueden ser útiles auxiliares en todo el
esfuerzo que hagan el gobierno central y los gobiernos municipales para
la seguridad ciudadana.
El equipo de Santiago funciona conectado a un centro de mando en la
misma sede del ayuntamiento, desde el cual se monitorea todo movimiento
alrededor del “botón de pánico” para actuar con prontitud frente a las
emergencias.
Ese centro de mando, que trabaja 24-7, dispone de cámaras de
vigilancia en distintas zonas de Santiago, independientes de las que usa
el 911 y la Policía, y a través de ellas se monitorea el
desenvolvimiento del tránsito, el de los transeúntes en las calles, el
de los visitantes a los parques públicos y otros espacios.
Ha sido esta una excelente iniciativa, como tantas otras, que ha
venido implementando el alcalde Abel Martínez para poner el orden en
Santiago, en todos los sentidos.
Tomado del editorial de
de la fecha
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