Con el interés de crear una “Cuba libre después
de más de medio siglo de comunismo” y convencido de que “ese fin está en
un futuro muy cercano”, el presidente Donald Trump acaba de dar rienda
atrás a la limitada apertura que había dispuesto el presidente Barack
Obama en diciembre de 2014 frente a Cuba.
Ese es un error táctico que puede dar como resultado un revés estratégico para Estados Unidos porque pone en evidencia que Trump -de cuyo triunfo electoral me alegré porque fue una tremenda derrota para el aparato político y la oligarquía estadounidense- está afanado en plantar cara a pequeños países (Siria, Corea del Norte, CubaÖ) pero cierra sus ojos y -peor- ayuda a grandes naciones para que opriman a sus pueblos y agredan a otros países.
Ahora Trump viene sobre Cuba a reclamar que el gobierno “libere a los presos políticos, deje de abusar de los disidentes y respete la libertad de expresión”. ¡Caramba! ¿A cuántos ciudadanos ha matado la policía cubana después que Trump está en el gobierno de Estados Unidos? ¿A cuántos norteamericanos -especialmente negros y latinos ha matado la policía estadounidense después que Trump es presidente?
Recientemente Trump estuvo en Arabia Saudí encabezando una cumbre y no dijo ni una sola palabra sobre el “gobierno” del rey Salman bin Abdulaziz al Saúd, un asesino brutal que no solo masacra a las mujeres y a sus opositores en forma cruel y divertida, sino que lleva dos años descargando bombas de todo tipo facilitadas por Estados Unidos contra el pueblo de Yemen en una inútil agresión que está desangrando a los civiles, pero hundiendo al ejército saudí. Lejos de Trump condenar esos actos bárbaros contra saudíes y yemeníes por una familia en el poder, el gobernante norteamericano acuerda venderles más armas de todo tipo que no son para respetar derechos humanos.
Ese es un error táctico que puede dar como resultado un revés estratégico para Estados Unidos porque pone en evidencia que Trump -de cuyo triunfo electoral me alegré porque fue una tremenda derrota para el aparato político y la oligarquía estadounidense- está afanado en plantar cara a pequeños países (Siria, Corea del Norte, CubaÖ) pero cierra sus ojos y -peor- ayuda a grandes naciones para que opriman a sus pueblos y agredan a otros países.
Ahora Trump viene sobre Cuba a reclamar que el gobierno “libere a los presos políticos, deje de abusar de los disidentes y respete la libertad de expresión”. ¡Caramba! ¿A cuántos ciudadanos ha matado la policía cubana después que Trump está en el gobierno de Estados Unidos? ¿A cuántos norteamericanos -especialmente negros y latinos ha matado la policía estadounidense después que Trump es presidente?
Recientemente Trump estuvo en Arabia Saudí encabezando una cumbre y no dijo ni una sola palabra sobre el “gobierno” del rey Salman bin Abdulaziz al Saúd, un asesino brutal que no solo masacra a las mujeres y a sus opositores en forma cruel y divertida, sino que lleva dos años descargando bombas de todo tipo facilitadas por Estados Unidos contra el pueblo de Yemen en una inútil agresión que está desangrando a los civiles, pero hundiendo al ejército saudí. Lejos de Trump condenar esos actos bárbaros contra saudíes y yemeníes por una familia en el poder, el gobernante norteamericano acuerda venderles más armas de todo tipo que no son para respetar derechos humanos.
Como
desde el pasado martes venían los anuncios de que Trump iba a dar
marcha atrás a la limitada apertura que se concretó en diciembre de 2014
entre Cuba y USA, pensaba que el mandatario venía con algo más
efectivo. Trump viene con una receta gastada que el mismo Obama
reconoció que no funcionó para debilitar a los cubanos.
Ojalá que Trump no cometa el error de alardear algún interés de
agredir a Cuba porque ese país y sus dirigentes se han curtido por 60
años luchando contra las adversidades y las agresiones.
Si Trump y sus asesores creen que lanzando un alarde van a tumbar el
gobierno de Cuba, pueda que se equivoquen y den inicio a una crisis que
convierta al territorio continental de Estados Unidos en una isla
asediada por el Atlántico y el Pacífico.
Para nada me gustaría ver que los cubanos volvieran a entregarse en
brazos de Rusia como lo estuvieron en los de la Unión Soviética en el
pasado siglo, pero si Trump pasa de la retórica al peligro de agresión y
las amenazas militares, existe la posibilidad de que los dirigentes
cubanos acepten una colaboración militar rusa a mucho mayor nivel que la
actual para poder defenderse porque dudo que se rindan. Si por estar
haciendo aspavientos de duro con los chiquitos Trump da entrada a Rusia
en Cuba con todos sus hierros, podrá tener muy contenta a la geriatría
cubana de Miami, pero colocará bien cerca de su territorio los mayores
adelantos de la industria militar rusa.
Esa sería su derrota estratégica y otro peligro para su país.
Por Felipe Ciprián ;-
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