Un poco antes del apresamiento de los presuntos
implicados en los sobornos de Odebrecht el PRM publicaba que estaba
listo para emprender la selección de sus autoridades. En realidad era
una burbuja de jabón porque también allí hay un tiradero de greñas. En
el principal partido competidor con de gobierno hay una brecha de
origen. No es herida que se cierra aunque deje cicatriz, sino la misma
división entre dos fuerzas que se disputan el control de la
organización.
Hipólito Mejía y Luis Abinader no pueden ocultar que un mar de ambiciones los separa. Los dos quieren la candidatura presidencial.
Abinader ha avanzado ante la opinión pública. Hizo buen papel en las elecciones para ser un novato pero los seguidores de Mejía no se le dan sosiego. Quieren retener la dirección de un partido creado por el pasado candidato presidencial del PRM.
El apresamiento del presidente del PRM, vinculando a los sobornos de Odebrecht, pone sobre el tapete opositor las divergencias. Los mismos voceros de Hipólito son los voceros del partido en defensa de sus apresados afiliados, y es raro que Abinader saque la cabeza.
Hipólito Mejía y Luis Abinader no pueden ocultar que un mar de ambiciones los separa. Los dos quieren la candidatura presidencial.
Abinader ha avanzado ante la opinión pública. Hizo buen papel en las elecciones para ser un novato pero los seguidores de Mejía no se le dan sosiego. Quieren retener la dirección de un partido creado por el pasado candidato presidencial del PRM.
El apresamiento del presidente del PRM, vinculando a los sobornos de Odebrecht, pone sobre el tapete opositor las divergencias. Los mismos voceros de Hipólito son los voceros del partido en defensa de sus apresados afiliados, y es raro que Abinader saque la cabeza.
El
tema del PRM es lo más relevante de la actividad política porque sufre
una embolia. Odebrecht impactó con daños contusos la interioridad del
partido y esto impide la libre circulación de las actividades
organizativas para poder ir pujantes para los comicios del 2020. La
obstrucción cerebro bucal del PRM viene dada por las implicaciones de
dirigentes del más alto nivel en un tema sensible a la política. Hay
perremeístas que sirvieron al gobierno de Mejía acusados de manejos
ilegales del dinero público. También los hay que supuestamente se
mancharon bajo administraciones del PLD. Esta crisis del PRM es de
notable percepción. No hay que analizar nada. Basta con observar la
conducta de sus dirigentes. El silencio político, ante un caso de
corrupción que debía afectar al gobierno de turno, habla de complicidad.
Los dirigentes del PRM no pueden criticar el gobierno porque están en
el mismo bote. Abinader podría aprovechar el escenario para golpear al
gobierno en partes sensibles, pero parece que le tienen la cola pisada.
Eso y no otra cosa puede ser la reflexión.
Que la cúpula del PLD no se reúna desde hace dos meses y guarde
solidaridad con los acusados con publicitadas visitas de sus dirigentes
al penal es algo muy natural.
Lo sospechoso es el mutismo del PRM.
Por Alfredo Freites ;-
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