SE VIVÍA MEJOR.- En España descubrieron a los
pocos años de morir Francisco Franco, que contra Franco se vivía mejor.
En República Dominicana podría decirse que sin la lista se vivía mejor.
Ahora que se conocen los nombres de los imputados de Odebrecht y el caso
se ventila en el tribunal, con televisión incluida, el monstruo deja de
ser grande y tampoco mete miedo. Brasil se tomó todo el tiempo que
quiso, y la Procuraduría no aceptó corte. Dijo tenerlo todo, y proclamó a
los cuatro vientos: “Están todos los que son y son todos los que
están”. Ahora, y de manera inexplicable, se corrige con notas de prensa,
como si fueran las fatídicas adendas que dieron tanto de que hablar y
dinero que gastar.
Ese error mecanográfico del depósito de Roberto Rodríguez, y que ahora se enmienda sin consecuencia, hubiera dado al traste con el proceso si los procedimientos de los códigos dominicanos fueran más estrictos. El guante ensangrentado de O. J. Simpson, colocado convenientemente por un policía, lo salvó de la primera hoguera...
FAVORECE AL REO.- La situación es interesante, pues una realidad que no se contempla en la Constitución de la República resultó de una utilidad nunca vista. La televisión favorece al reo. La presentación de la Procuraduría, ya de viva voz, y la réplica de los abogados de la defensa, así como el alegato de cada imputado, ayudó a una causa que se suponía perdida antes de iniciarse la audiencia. Diríase que los abogados fueron buenos, o que al ministerio público le faltó contundencia, pero fuera una circunstancia o la otra, la percepción del miércoles en la mañana era diferente a los días anteriores. La acusación no es condena, pues -como se dice corrientemente- el papel lo aguanta todo y las palabras van al aire. Marco Vasconcelos Cruz no puede ser prueba que se acredite, como nunca lo sería una copia al carbón. La narración a distancia será siempre ficción de gabinete...
CON BUEN SUEÑO.- Los imputados durmieron como lirones la noche del martes o madrugada del miércoles, y no solo por el trasnoche y el cansancio de la audiencia, sino porque se sintieron livianos después de desahogarse en el tribunal. Nada más había que oírlos, alegar con suficiencia, y como si las faltas fueran ajenas y ellos víctimas de un Procurador cuyos ayudantes dejaron en la estacada. Los casos se preparan, y se preparan bien. Y además de prepararse, se ensayan, de manera que la acusación sepa en qué momento pasarse la pelota. La acusación fue floja en el pivote, y no pudo hacer el doble play que demandaba el juego. Los abogados y los imputados supieron usar a su favor esos errores, en unos casos mentales, en otros de mecánica, y tuvieron gente en base todo el tiempo. Si anotan, que no se quejen, pues los dejaron llegar hasta tercera...
EL DEBIDO PROCESO.- La Política habla de respetar el debido proceso, y no todos los políticos son abogados ni muy dados a considerar la institucionalidad. Que nadie se pierda en lo claro. El hecho de que sean políticos y no abogados que hablen del debido proceso, intriga. Al margen de lo que decida el tribunal, y escribo al filo del mediodía, el debido proceso es un candado del cual se tiene la llave. El estribo adecuado para apearse del caballo, escalones apropiados para bajar y sacar agua del río sin mojarse los zapatos. En estos días, y a propósito de Odebrecht, se oficia el pasado y recrean pasajes. Pasajes no muy lejanos en el tiempo, pero que solo recuerdan los periódicos, y gracias a sus archivos. Los fines tampoco se alcanzaron, o si acaso a medias, y no se habló entonces tanto como ahora del debido proceso...
Ese error mecanográfico del depósito de Roberto Rodríguez, y que ahora se enmienda sin consecuencia, hubiera dado al traste con el proceso si los procedimientos de los códigos dominicanos fueran más estrictos. El guante ensangrentado de O. J. Simpson, colocado convenientemente por un policía, lo salvó de la primera hoguera...
FAVORECE AL REO.- La situación es interesante, pues una realidad que no se contempla en la Constitución de la República resultó de una utilidad nunca vista. La televisión favorece al reo. La presentación de la Procuraduría, ya de viva voz, y la réplica de los abogados de la defensa, así como el alegato de cada imputado, ayudó a una causa que se suponía perdida antes de iniciarse la audiencia. Diríase que los abogados fueron buenos, o que al ministerio público le faltó contundencia, pero fuera una circunstancia o la otra, la percepción del miércoles en la mañana era diferente a los días anteriores. La acusación no es condena, pues -como se dice corrientemente- el papel lo aguanta todo y las palabras van al aire. Marco Vasconcelos Cruz no puede ser prueba que se acredite, como nunca lo sería una copia al carbón. La narración a distancia será siempre ficción de gabinete...
CON BUEN SUEÑO.- Los imputados durmieron como lirones la noche del martes o madrugada del miércoles, y no solo por el trasnoche y el cansancio de la audiencia, sino porque se sintieron livianos después de desahogarse en el tribunal. Nada más había que oírlos, alegar con suficiencia, y como si las faltas fueran ajenas y ellos víctimas de un Procurador cuyos ayudantes dejaron en la estacada. Los casos se preparan, y se preparan bien. Y además de prepararse, se ensayan, de manera que la acusación sepa en qué momento pasarse la pelota. La acusación fue floja en el pivote, y no pudo hacer el doble play que demandaba el juego. Los abogados y los imputados supieron usar a su favor esos errores, en unos casos mentales, en otros de mecánica, y tuvieron gente en base todo el tiempo. Si anotan, que no se quejen, pues los dejaron llegar hasta tercera...
EL DEBIDO PROCESO.- La Política habla de respetar el debido proceso, y no todos los políticos son abogados ni muy dados a considerar la institucionalidad. Que nadie se pierda en lo claro. El hecho de que sean políticos y no abogados que hablen del debido proceso, intriga. Al margen de lo que decida el tribunal, y escribo al filo del mediodía, el debido proceso es un candado del cual se tiene la llave. El estribo adecuado para apearse del caballo, escalones apropiados para bajar y sacar agua del río sin mojarse los zapatos. En estos días, y a propósito de Odebrecht, se oficia el pasado y recrean pasajes. Pasajes no muy lejanos en el tiempo, pero que solo recuerdan los periódicos, y gracias a sus archivos. Los fines tampoco se alcanzaron, o si acaso a medias, y no se habló entonces tanto como ahora del debido proceso...
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