El propio Sistema Nacional de Salud ha reconocido
que opera un negocio con las llamadas prótesis “carabelitas”, que se
implantan en cirugías ortopédicas y traumatológicas sin ninguna
garantía.
Pero más que reconocerla, el SNS ha revelado que esa “práctica malsana” había sido denunciada varias veces por pacientes que fueron conminados a adquirirlas, so pena de no ser operados por sus médicos.
Según el director del SNS, Nelson Rodríguez Monegro, ha admitido al LISTÍN DIARIO que “hay muchos profesionales del área de la ortopedia que tienen negocios de venta de ese tipo de insumos (los materiales de osteosíntesis y prótesis)”.
Pero más que reconocerla, el SNS ha revelado que esa “práctica malsana” había sido denunciada varias veces por pacientes que fueron conminados a adquirirlas, so pena de no ser operados por sus médicos.
Según el director del SNS, Nelson Rodríguez Monegro, ha admitido al LISTÍN DIARIO que “hay muchos profesionales del área de la ortopedia que tienen negocios de venta de ese tipo de insumos (los materiales de osteosíntesis y prótesis)”.
Y algo más grave aún: que esos negocios o empresas no legalizadas, en
complicidad con centros de salud “inducen de una y otra manera a los
pacientes o familiares a que les compren esos equipos a dichas empresas,
sin saber los afectados que son de dudosa calidad y efi ciencia.
Muy responsable resulta, en este contexto, la decisión que ha tomado
el director del SNS de requerir a las direcciones de hospitales públicos
que localicen a cada uno de los pacientes engañados para documentar sus
casos.
Esto tiene que conducir a dos cosas: a la sanción de los involucrados
en esa “practica malsana” y a prevenir la comercialización e
implantación en el país de esas prótesis “carabelitas”, ya que el Estado
no puede hacerse cómplice, por inacción o miedo, de acciones que
perjudiquen la salud humana.
En el ínterin, es deber del Estado establecer ofi cialmente un
protocolo o sistema de certifi cación de calidad de estos implantes para
garantizar una mejor protección de los pacientes y un mecanismo de
denuncia para procesar las denuncias cuando médicos o clínicas obligan a
usar las “carabelitas”, por puro negocio, al que tampoco deberían
prestarse las aseguradoras de riesgos de la salud para hacerles el
juego.
Tomado del editorial de
de la fecha
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