SERÍA BUENO.- Los diputados de
la oposición no descartan la posibilidad de interpelar al ministro de
Interior y al director de Policía, por los incidentes ocurridos en el
frente de la Procuraduría. Fuera bueno que lo hicieran, ya que se
conocerían las razones por las que se apersonaron al lugar. Que se sepa
ninguno es miembro del Falpo, y se atribuye al Falpo el campamento que
se levantaría en el lugar. Igual, nunca molesta ni ofende que se
utilicen las vías institucionales para dilucidar situaciones que afecten
el orden público o vayan en contra de los derechos de la población.
Carlos Amarante la tendría pendiente por la malhadada comparecencia en un programa de televisión, y a Nelson Peguero para que explique por qué la institución no llena las expectativas, si existe un nuevo marco jurídico y se aumentaron los sueldos. Si el Ejecutivo de la nación no lo llama a capítulo, siendo su superior, que lo haga el Congreso...
EL CONTEXTO.- La ocasión sería memorable, pero no solo por la interpelación, sino por la situación que recrea. El contexto del caso de Odebrecht. Si la Procuraduría no tuviera el propósito de dar los nombres de los sobornados por la constructora brasileña, no se hubiera producido el impasse entre agentes policiales y los protestatarios que intentaron levantar un campamento en las inmediaciones, y los legisladores no hubieran acudido al lugar. Dejando de lado el derecho de unos y el atropello de otros, la ocurrencia no deja de ser interesante. La Procuraduría debe hacer el trabajo que no se sabe si hace hasta mañana viernes. Sin embargo, y es lo curioso, el ministerio público no puede adelantar en sus indagatorias si no cuenta con un material que se encuentra en los archivos de las cámaras. La alta y la baja, el Senado y de diputados...
PIDI” PAPELES.- Se sabe de manera oficiosa, aunque se hizo por escrito, que la Procuraduría solicitó al Senado, y se supone que igual a la cámara de Diputados, copia de las actas levantadas durante el conocimiento de los contratos de obras con Odebrecht. Actas de estudios de comisión, actas de sesiones del pleno, y los documentos que sirvieron de base a las respectivas aprobaciones. Es decir, que en las cámaras, y particularmente en la de Diputados, se sabe más que en la Procuraduría lo que se movió en esos procesos. Y digo que saben más, pues es la dependencia del Ejecutivo la que pide constancias a las ramas del Legislativo. Sería una forma de volver a los orígenes, ya que los contratos no fueron más que papeles hasta que fueron sometidos al escrutinio y sanción de ese poder del Estado. Sería una ocasión para mirarse la cara y saber la razón del silencio de los inocentes...
Carlos Amarante la tendría pendiente por la malhadada comparecencia en un programa de televisión, y a Nelson Peguero para que explique por qué la institución no llena las expectativas, si existe un nuevo marco jurídico y se aumentaron los sueldos. Si el Ejecutivo de la nación no lo llama a capítulo, siendo su superior, que lo haga el Congreso...
EL CONTEXTO.- La ocasión sería memorable, pero no solo por la interpelación, sino por la situación que recrea. El contexto del caso de Odebrecht. Si la Procuraduría no tuviera el propósito de dar los nombres de los sobornados por la constructora brasileña, no se hubiera producido el impasse entre agentes policiales y los protestatarios que intentaron levantar un campamento en las inmediaciones, y los legisladores no hubieran acudido al lugar. Dejando de lado el derecho de unos y el atropello de otros, la ocurrencia no deja de ser interesante. La Procuraduría debe hacer el trabajo que no se sabe si hace hasta mañana viernes. Sin embargo, y es lo curioso, el ministerio público no puede adelantar en sus indagatorias si no cuenta con un material que se encuentra en los archivos de las cámaras. La alta y la baja, el Senado y de diputados...
PIDI” PAPELES.- Se sabe de manera oficiosa, aunque se hizo por escrito, que la Procuraduría solicitó al Senado, y se supone que igual a la cámara de Diputados, copia de las actas levantadas durante el conocimiento de los contratos de obras con Odebrecht. Actas de estudios de comisión, actas de sesiones del pleno, y los documentos que sirvieron de base a las respectivas aprobaciones. Es decir, que en las cámaras, y particularmente en la de Diputados, se sabe más que en la Procuraduría lo que se movió en esos procesos. Y digo que saben más, pues es la dependencia del Ejecutivo la que pide constancias a las ramas del Legislativo. Sería una forma de volver a los orígenes, ya que los contratos no fueron más que papeles hasta que fueron sometidos al escrutinio y sanción de ese poder del Estado. Sería una ocasión para mirarse la cara y saber la razón del silencio de los inocentes...
NINGUNA SUYA.- En los Estados Unidos, que es el
modelo de democracia que se replica aquí, las cámaras no son ajenas a
las situaciones de importancia. El Ejecutivo puede llevar adelante una
investigación, y eso no quita que las propias ramas legislativas hagan
las suyas. Cada cual por su lado, o ambas de acuerdo. En estos meses
fueron interrogados funcionarios de ahora y de antes, e igual se hizo
con figuras del Congreso -también- de ahora y de antes. Cuando suenen
las trompetas, se supone, que algunos se despertarán, pues las murallas
de Jericó asistirán a su derrumbe. Cuando suceda, no habrá otro
referente que el informe de la Procuraduría, y no podrá hacerse cotejo
ni comparación. Esa tarea no se hizo, nadie la sugirió, pero sí hubo
iniciativa para solidarizarse con “los muchachos”, como al parecer se
dijo...
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